Xak: “Soy el único que puede hacer historia”

Todos esperaban a Xak (Juan de la Torre, 37 años, Lucena) en el estudio 1: una gran sala con pista de baile, rodeada de espejos y completamente equipada con luces rojas y azules para hacer del lugar un ambiente a la altura del único candidato español para representar el breaking en París.

Quién se lo iba a decir a un Xak que dejó su vida como abogado a los 29 años para entrenar en Madrid donde podía. En el metro, en soportales, donde fuese con tal de acudir a la llamada del breaking, “el amor de mi vida”. Los sacrificios del cordobés han tenido recompensas. Ahora, es considerado un atleta profesional que entrena en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid junto a otros deportistas que, como él, tienen la meta en los Juegos Olímpicos.

Xak, bronce europeo en 2023, siempre reclamó para sí y para los suyos, los b-boys y b-girls, un trato profesional como el que él ha logrado “por tener x resultados”, admite modestamente el deportista. El break será una disciplina olímpica por primera vez en la historia en París, aunque no estará en Los Ángeles 2028. A partir del anuncio “sí está habiendo una mayor profesionalización en el reconocimiento del breaking en medios de comunicación y empresas”, confirma Xak. Pero no se olvida de que aún quedan muchos que no tienen la oportunidad de hacer de su pasión su trabajo, “algo extremadamente difícil”.

El b-boy es el 15º del mundo, un puesto que le abrió las puertas a los Preolímpicos (Olympic Qualifier Series), que tendrán lugar en Shanghái (del 16 al 19 de mayo) y Budapest (del 20 al 23 de junio). Xak encara ya “el esprint final”, que afronta motivado, pero “bastante cansado a nivel físico”, algo que le obliga a respetar meticulosamente sus periodos de descanso. La meta está clara: llegar a la gran cita del 9 y 10 de agosto en París. Algo que, en categoría masculina, solo puede hacer él: “Soy el único español que queda para poder hacer historia”.

Antes de visualizarse en París, el b-boy prefiere hacerlo en su competición más próxima “para no llenar mi cabeza de ideas”. “Pienso en la siguiente competición, en Shangái, en cómo va a ser, en cómo me voy a vestir…”, confiesa a AS con una sonrisa. Para lograr la plaza olímpica, deberá colocarse entre los 16 mejores (sobre 40 atletas) de ambas citas preolímpicas.

Para preparase, Xak entrenó con Nori, japonés número 41 del mundo, “para hacer sparring”. El b-boy se encarga de traducir a los medios todas las palabras de la jerga del breaking “Para hacer batallas y retarnos”. Después, le esperaba el CAR de Sierra Nevada, en el que estuvo desconectado del mundo, algo que decía necesitar y le ayudaría “a llegar concentrado y a disfrutar”. Sobre todo, teniendo en cuenta que el breaking es un deporte muy mental por “tener que estar en la pista, solo, vendiendo que eres el mejor con un lenguaje que solo tú entiendes”.

Ahí es donde entra en juego la confianza, un aspecto que Xak lleva tiempo trabajando con su psicóloga y que, confiesa: “Es lo que más ha cambiado en mí”. El cordobés siempre ha tenido claro que compite contra sí mismo: “En la pista estoy solo, no lucho contra nadie. Esto no es judo”, ejemplifica simpático. La confianza en su breaking, “en mi forma de ser y sobrevivir al mundo”, es lo que le hace plantarse ante grandes estrellas de la disciplina y decir: “No me impresionas nada”.

La honestidad de Xak consigo mismo va por delante y reconoce haber logrado éxitos que él mismo no había deseado, sino que los anhelaban quienes lo rodeaban. Pero el objetivo de los Juegos es distinto. Es personal, pero también un trabajo de equipo: con su psicóloga, preparador físico, entrenador... “El sentido de París será mirarlos y decir: ‘Lo hicimos”, dice ante AS y su equipo de comunicación, que también escucha atento al atleta. Xak, aparentemente calmado, pero cuya cabeza ‘echas chispas’, y es un torrente de energía en la pista, promete una cosa antes de acabar: “Más adelante, cuando la meta sean los Juegos, me visualizaré en París”.

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