La paz del K4
Sin polémica en los selectivos, Craviotto, Arévalo, Cooper y Germade arrancan un año clave con el K4 500 en el que doblarán en K2 500 con la vista en París.
“¡En dos semanas vuelve el rock&roll!”. Con esta advertencia, Saúl Craviotto anuncia el arranque de las turbinas del K4 500 en su primera prueba del año, la Copa del Mundo de Szeged (Hungría, 11-14 de mayo). Una campaña que incluye Juegos Europeos (en Cracovia, 21 junio-2 de julio) y unos Mundiales (Duisburgo, 23-27 de agosto) que dan billetes para París 2024. Tres citas a las que el deportista olímpico español más laureado (38 años y cinco medallas) llegará con los mismos compañeros con los que se colgó la plata en Tokio 2020: Carlos Arévalo (29), Marcus Cooper (28) y Rodrigo Germade (32). Un cohete al que sólo superó Alemania en los Juegos, pero de los que se vengaron en el campeonato mundial del año pasado para colgarse el oro.
Hace dos años, a cuatro meses de los Juegos, las aguas del piragüismo se enturbiaron por los selectivos previos en los que hubo acusaciones de amaño de Carlos Garrote y Cristian Toro para dejarles fuera del K4. Una locura, un polvorín que pudo costar una medalla pero al final acabó soldando más la unión de los cuatro. Hace pocos días, esta vez sin ruido, sin líos y con otro presidente federativo (el olímpico Javier Hernanz), los test nacionales para subirse al K4 500 en la Copa del Mundo y también en los Mundiales culminaron con los cuatro refrendados para el K4 y con las duplas Cooper-Germade y Craviotto-Arévalo como mejores también del K2 500. Una baraja que abre la posibilidad de tres medallas en París 2024.
“Se agradece salir a jugar sabiendo ya las reglas. Los criterios están claros y esta vez no habrá problema ninguno”, celebra Arévalo. “Es de agradecer la paz y la objetividad. El camino exige que se hagan las cosas bien, y así ha sido”, refrenda Cooper, que con un oro y una plata apunta a suceder a Craviotto como abanderado en París. “Es otra ilusión que tengo, y por resultados deportivos me correspondería”, dice. Su acompañante podría ser otra piragüista pero de eslalon, Maialen Chourraut.
Si el K4 y los K2 logran billete en los Mundiales por debajo de un tiempo mínimo exigido por la Española, no habrá más selectivos en 2024. Las plazas tendrán sus nombres y apellidos y los Juegos podrán prepararse con total tranquilidad.
“La vista está puesta en el K4, no queremos perder el rumbo porque es la joya del proyecto. Pero cabe la posibilidad de doblar, sobre todo en París porque termina el K4 y empieza el K2. Es una opción muy bonita”, avisa Craviotto, que tendría dos balas y la opción llegar a las siete medallas.
Cooper y Germade fueron, además, campeones mundiales en K2 500 en 2017 y 2021. “Tenemos mucha experiencia en pareja, por lo que permite soñar con dos alegrías. Mi objetivo son dos alegrías doradas. Lo digo con humildad, pero lo digo”, no se esconde el mallorquín Cooper. “Podemos hacer entrenamientos bonitos, con piques, mirándonos de reojo, y eso redunda en el rendimiento del K4″, se alegra Arévalo de la circunstancia.
“Ya había probado con Carlos, pero nunca habíamos preparado a conciencia el K2. Hay que pulir muchas cosas, pero pinta bien y tenemos la mejor referencia posible en casa, como son los campeones del mundo, Cooper y Germade. Eso es muy bueno, que estemos juntos en el K4 y a la vez picándonos con el K2. Es un añadido brutal”, cuenta Craviotto. Pinta bien, sí.