“Es igual de estúpido creer en Dios que decir que no existe”
Alberto Ginés repasa la temporada después de su oro en Tokio y sus perspectivas para París 2024. El cacereño quiero ser el mejor y confiesa que “es fácil perder la cabeza” tras un éxito.
En un polígono de Gavà, donde no paran de circular camiones de carga y donde múltiples empresas reciben su mercancía, emerge un edificio de carácter industrial. Pero todo se transforma una vez en su interior. Es el Sharma Climbing Gavà, que apenas cuenta con un año de vida y donde Alberto Ginés (Cáceres, 2002) y el resto del equipo español de escalada se entrenan habitualmente hasta que finalicen las obras en el CAR de Sant Cugat, su nuevo cuartel general. Campeón olímpico, este domingo celebrará su vigésimo cumpleaños. No tiene pelos en la lengua y se encuentra más cómodo escalando las paredes de los debates sociales y culturales que del deporte. No hay pared que se le resista al cacereño que ha vivido un año difícil con las lesiones y que busca en París 2024 repetir éxito.
-Su deporte ha dado estos días la vuelta al mundo por el caso de la escaladora iraní (Elnaz Rekabi) que no compitió con el hiyab. ¿Qué opina de ello?
-Solo hay una posición ética. Una persona tiene que ser libre de vestir como quiera dentro de evidentemente unos límites. La religión no te puede marcar eso. Hay que apoyar a las chicas iraníes que están sufriendo por todos estos asuntos.
-¿Usted es católico o ateo?
-No soy católico. Las religiones no me gustan, pero las respeto siempre y cuando no condicionen la vida de la gente. No te diría que seguro que Dios no existe, sería prepotente por mi parte. Es igual de estúpido creer en Dios que decir que no existe. No creo en nada, pero no sé si hay algo.
-¿Con qué se evade sin entrenamiento?
-Con la música rap.
-¿Cree que es una música diferente a la de otras generaciones?
-No es diferente. El rock en los 80 era lo mismo. La Polla Records o Extremoduro no eran políticamente correctos, como puede ser el rap hoy en día. Los grupos de rock de los 80 triunfaban y aquí la gente apenas sabía inglés, pero les gustaba el ritmo. Hay mucho estigma con el rap. Hay canciones que son buenas y otras que no, como todo. Algunas me gustan más por la letra, otras me gustan por el ritmo. Antes de las pruebas escucho a Rafaela Ybarra: me gusta, me motiva.
-Al margen del rap, ¿otros hobbies?
-Me gusta ver películas que ya he visto como El Señor de los Anillos, Harry Potter o El Viaje de Chihiro. Como serie, mi favorita ahora es Naruto, de hecho me acabo de hacer un tatuaje en el brazo derecho. Me estoy aficionando mucho a los crucigramas. Es como un reto mental, aunque sé que parezco un abuelo. Siempre me han gustado esos juegos, también los puzles. En la habitación del CAR me dicen que es aburrido, pero cuando me pongo mis compañeros me ayudan y acabamos todos jugando. Últimamente no puedo leer mucho, uno de mis últimos libros fue Los Surcos del Azar. Es una novela gráfica, me lo leí en una tarde, me encantó.
-¿Cómo es el ambiente en el grupo de la escalada?
-Tenemos un grupo muy bueno. Nos llevamos muy bien. Nos conocíamos de antes. A ver cuando podremos entrenar más tranquilos con la instalación que nos están preparando en el mismo centro, el CAR de Sant Cugat.
-¿En qué ha notado el cambio en la escalada después de su oro?
-El mayor cambio es la atención que nos dan. Antes estaba solo y no se hacía mucho caso a este deporte, pero al ser olímpico y al conseguir el oro todos han visto un filón. Primero entró Erik Noya y ahora somos ocho.
-¿Qué es lo mejor que le ha dado el oro y aquello en lo que debió tener cuidado?
-Un oro te abre muchas puertas, te ayuda a vivir mejor, a ser reconocido socialmente. Pero también debes tener cuidado porque todo lo que hagas tiene más repercusión. No puedo actuar libremente en todo como hacía antes.
-¿Puede ser anónimo?
-Es complicado ser anónimo. Fui con unos amigos a tomar algo a un bar y se me acercó un chico, no me conocía, me preguntaba por el bar, pero luego se me quedó mirando y ya me dijo: ¿eres Alberto Ginés? Y yo, ‘mierda’. No es habitual que me conozcan, eso sí; solo en rocódromos.
-¿Entiende que haya gente que se desvíe del camino cuando obtiene un éxito?
-Es fácil perder la cabeza. Lo principal es que has estado tanto tiempo entrenando y sufriendo, que luego cuando cumples el objetivo, te relajas. Vas a eventos, sales de fiesta... Y piensas: así se vive mucho mejor. Es fácil dejarte llevar si no tienes gente a tu alrededor que te centre. Tienes mucha gente diciéndote: ‘eres bueno, eres guapo, eres el mejor’... Puedes convertirte en un gilipollas. Si no lo eres es sobre todo por la gente que ha estado desde siempre, la familia, tu entrenador... Si eres campeón olímpico debes entrenar más, esa es la filosofía. Si me he desviado en algún momento, hay gente que me ha reconducido. Es complejo siendo tan joven. Es fácil irte por la mala vida o por la vida fácil.
-¿Qué balance hace de esta temporada?
-La temporada fue buena, tuve momentos positivos pese a las lesiones, especialmente en la modalidad de bloque. Superé momentos que tenía de bloqueo en esta prueba, creía que no era bueno, que no se me daba bien. Pero me demostré que puedo ser competitivo.
-Ha sufrido varias lesiones que le han impedido participar en algunas pruebas. ¿Qué es lo más difícil para usted de padecer una lesión?
-Es el primer año que me perdí varias competiciones por lesiones. No fue tan dura la lesión, sino el regresar de ella. Iba bien pero no lo suficiente. La pregunta que me hacía era si había hecho bien el trabajo, si llegaría en forma, si haría el ridículo. Fue lo más complicado.
-¿Cómo debe obtener la clasificación olímpica?
-Hay tres plazas en el Mundial de agosto. Es complicado, habrá que hacer podio. Luego hay una plaza por continente en el Europeo y hay dos Preolímpicos. Ya veremos cómo queda el calendario.
-Su entrenador, David Macià, comentó a este diario que el nivel de la escalada había subido mucho. ¿Coincide?
-El nivel sube. La gente se empieza a tomar los Juegos Olímpicos en serio. Se ha puesto las pilas.
-Recientemente comentó que le gustaría ser el mejor de siempre. ¿Qué debe hacer para lograrlo?
-No es tanto hacer algo para ser el mejor sino que la gente te vea así. Puedo ser el mejor ese año, pero quiero ser el de siempre. Pero es complicado, está Adam Ondra y otros. Todo quieren ser el mejor.
-¿Tiene la misma relación con Adam Ondra?
-No... Es un tema complicado. Después de los Juegos, su equipo de representantes hizo un comentario en redes de que los medallistas habían subido al podio por suerte. Quiero pensar que él no piensa así. No sé que suerte tuve, quizás la de ser el mejor ese día. No hay motivo para ello. No soy el mejor, pero fui el que mejor lo hice ese día. Muchos fans me empezaron a atacar. Perdón por ganar, no sé qué decir. No me gustó. La relación ahora es más fría.
-¿Cuál sería la fotografía con la que se queda de su infancia?
-Ir con los amigos viajando a Portugal a escalar, a Setúbal, que está como a dos horas y media de casa. Íbamos allí a hacer nuestro deporte, es el mejor recuerdo.
-¿Cuál es el lugar más estrambótico en el que ha escalado?
-La pared de mi casa en la cuarentena. Pero no creo que repita... Estaba aburrido, piqué la pared de mi casa para poder subirla, pero quedó como anécdota.
-¿Y dónde le gustaría?
-Me gustaría ir a Sudáfrica... Y luego tengo otro proyecto más ambicioso que lo haré en el futuro pero que no puedo decir. Lo estoy hablando con Red Bull...
-Usted, Gavi, Pedri, Alcaraz, Unai Aguirre, Iris Tió, por citar a algunos... ¿Cómo definiría a esa generación del nuevo milenio?
-No sé decirle, siempre hay buenos recursos en España y buenos deportistas. Para el poco apoyo que en general hay en el deporte, me refiero a la inversión, porque tratar si que nos tratan bien. Siempre hubo grandes nombres. Tenemos capacidad para destacar en distintos deportes, no tiene nada que ver la generación. Es una más.
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