Alberto Ginés (Cáceres, 2002) ha llegado para quedarse. A sus 18 años ganó el oro en Tokio y, cuatro meses después, no ha pasado al olvido. La escalada crece.
Alberto Ginés reside desde hace cuatro años en el CAR de Sant Cugat. Ahora lo hace acompañado por el taekwondista Adrià Madueño y por Martín de la Puente mientras alternará en 2022 sus viajes con el entrenamiento en España. Mientras hace la entrevista, sus amigos montan un mueble del Ikea.
Hace ya cuatro años que decidió dejar su vida en Cáceres con su familia y emprender una aventura que le ha llevado, antes de lo esperado, al podio olímpico. Su padre practicaba este deporte y Ginés se aficionó con tres años. Debía viajar a Francia en jornadas de dos días para poder escalar. Ahora lidera la transformación de un deporte que crece.
Reaparecía el fin de semana pasado y se lesionó un tobillo. Lo primero, ¿cómo está?
Tengo un esguince, tendré que descansar y la semana que viene creo que podré empezar a entrenar.
Desde hace cuatro años el CAR de Sant Cugat es su hogar y su centro de entrenamiento. ¿Cómo vive?
Ahora mismo estaba montando un mueble de Ikea con mis compañeros de habitación. Es el primero que estoy acompañado. Nuestra vida es tranquila y aburrida. Entrenamiento, estudios y vivir. Es nuestra casa. El año pasado me tocó estar solo, pero creo que es mejor estar con los amigos. Te diviertes más. Hablamos, escuchamos música o jugamos.
"Vivir con amigos es mejor. Hablas, te diviertes... Es el primer año que estoy acompañado"
¿Cómo lo ha llevado su familia?
Los primeros años fue duro. Mandar a tu hijo a 800 kilómetros no es fácil. No tenía relación con nadie, estaba solo, pero luego ya empecé a llevarme bien con la gente y me he construido mi segunda familia. A mi madre le sigue gustando que la llame y le diga la ropa que me voy a comprar, le pregunto. Intentamos estar muy conectados aunque vivamos muy lejos.
¿Cómo le ha cambiado la vida ser oro olímpico?
Me ha cambiado por la repercusión y el reconocimiento. Lo he notado en las redes. Antes mi vida era tranquila, y ahora hay ajetreo. Los eventos son nuevos. No tenía traje, nunca había necesitado, y tuve que comprarme uno. No me molesta, pero me hace algo más difícil el entrenamiento. Tengo que poner más cosas en mi agenda. Es diferente, sí.
"No tenía traje y tuve que comprarme uno para ir a los eventos"
¿Considera que no le queda más remedio que adaptarse a esa nueva vida?
Ojalá mi sueldo fuera millonario y no tuviera que hacer todo eso. Ahora estoy en una etapa en la que debo cuidar mi imagen y darme a conocer. Pensaba que el boom de los Juegos serían dos semanas, pero sigue. Me sorprende que haya interés, me gusta. Quiero que la marca Alberto se conozca.
¿Dónde guarda la medalla?
Hasta este fin de semana pasado en el cajón de al lado de mi cama del CAR, porque me la reclamaban para eventos o entrevistas, pero ya la dejé en casa de mis padres. No es mi juguete ni mi mascota. A mis padres les hacía ilusión tenerla.
El milagro del deporte español, una frase manida y recurrente. ¿Usted es un ejemplo?
Sin duda. Es un milagro porque no se nos conoce. No somos un deporte mediático. Tampoco era una joven promesa que pudiera hacer medalla en Tokio. Mi caso es el de la gran sorpresa. Por ejemplo, fue sorpresa que Carreño lograra el bronce, pero la gente ya conocía al deportista, lo diferente fue que ganara a Djokovic.
¿Su éxito ha traído una mejora de instalaciones y recursos?
Se están moviendo cosas. Hasta que no ven que hay alguien que destaque, no se mueven. Lo importante es que haya un resultado. Ahora harán un rocódromo en Cáceres y otro en el CAR, cuando hace cinco meses era imposible. Utilizamos este boom para reivindicar que no tenemos instalaciones, y está funcionando.
En Tokio se estrenó la escalada con una única prueba que combinaba las tres modalidades. En París 2024 habrá tres pruebas. ¿Sabe en cuáles participará?
Participaré en dificultad y bloque. La velocidad me dio un impulso para el oro en Tokio, pero no había especialistas compitiendo. Los dos mejores no se metieron en la final o se lesionaron. Tendría que rebajar mi marca un segundo y debería cambiar mi constitución física. Era imposible a corto plazo así que la descartamos. Me centraré en dificultad, que es lo que mejor se me da, y el bloque, que estamos intentando mejorarlo.
¿Puede entrenarse en España?
Cada vez tenemos mejores instalaciones, pero nos falta un empuje a nivel de recintos privados. Entrenamos mejor que hace dos años pero tenemos que salir fuera. Ya planeamos viajes.
¿Por ejemplo?
Innsbruck (Austria) es la base de operaciones. También Tokio si las restricciones lo permiten para trabajar el bloque. Es el mejor sitio del mundo para entrenar.
"Reinvidicamos que no tenemos instalaciones, y está funcionando"
Usted está enamorado de Japón. ¿Por qué?
La diferencia que veo es lo respetuosa que es la gente. Aquí las personas van a su bola. Hay mucha concienciación social. Este tipo de actitudes las echo de menos en España. En Cáceres hay más proximidad, pero no en las ciudades grandes. En Japón tienen otro valores.
¿Cómo le sentó que descubrieran tras su oro su cuenta de Twitter anónima?
Al inicio me asusté. Tenía 30.000 seguidores en Instagram, pero de golpe veo el móvil y solo tenía notificaciones de Twitter. Me pareció raro y vi que era la privada. Hay cosas que no tenían repercusión y ni me acordaba que había escrito. Intento llevarlo con naturalidad y caigo bien por eso. Pero no me gusta el perfil serio de algunos deportistas, que incluso hablan en tercera persona. Prefiero llevarlo yo, no me cuesta nada. Instagram es mi cuerpo y Twitter mi mente.
Su nombre es 'Me gustan los sábados'. ¿Qué le gusta más de ese día?
Es gracioso, es una frase de la película Campeones. Me emocioné al verla porque tenía una tía con síndrome de Down. Me hizo gracia un chico que empezó a cantar me gustan los sábados. No es nada más.
¿Ha perdido intimidad?
Me doy cuenta poco a poco. El otro día puse 'me he reventado el tobillo'. A los dos minutos había periodistas llamando a mi padre. Quizás debo poner las cosas más claras. Debo pensarlo un poco más.
¿A qué deportistas admira?
Sobre todo a escaladores. Fuera de la escalada no seguía deportes. Me gustaba la Fórmula 1 y la veía con mi padre. Vibrábamos viendo a Alonso con el Renault azul. Lo tengo idealizado. Ahora hemos retomado ver las competiciones aunque sea desde la distancia. Lo sigo religiosamente.
¿Conoce a Alonso?
No he tenido la suerte.
¿Nunca le interesó el fútbol?
No mucho, pero si hay partidos a veces los veo. Mi padre es del Athletic Club, yo también, pero no me obligo verlo. Con mis amigos aquí vamos a jugar a pádel o tenis. Me gusta más practicarlo que verlo.
¿Qué hará en 2022?
Empezaré en abril con las Copas del Mundo hasta octubre. Mi idea es hacerlo todo.
¿Qué supone el Premio AS?
Es un honor poder tener un premio que tienen los más grandes del deporte español. Es un lujo estar a su lado.