David Escalada: boxeo sin límites
El conquense ganó el primer combate oficial de boxeo en silla de ruedas en España, en el marco del II Campeonato de España de Boxeo Adaptado el 4 de diciembre.
El boxeo está plagado de historias de superación. Es un deporte que saca lo mejor de las personas y les ayuda a encontrar su mejor versión. El pasado 4 de diciembre, David Escalada escribió su nombre en la historia del boxeo al proclamarse campeón del primer combate oficial de boxeo en silla de ruedas en España, en el marco del II Campeonato de España de Boxeo Adaptado, dando así un paso gigante en inclusión y accesibilidad dentro del deporte.
David, desde que era un niño, demostró que no tenía límites. Con cuatro años, tuvo un accidente de coche que le dejó en silla de ruedas. “Mi madre iba a revisión de mis hermanos gemelos, con tan mala suerte que una chica se quedó dormida y nos dio de frente. Como era tan chiquitín, me rompí la espalda”, relata a AS el conquense. Al ser tan pequeño, no era consciente de la situación, por lo que le hacía preguntas a su madre como: “Oye, mamá, ¿por qué me ha pasado esto a mí? ¿Voy a poder jugar al fútbol? Y, ¿voy a tener novia?”, recuerda la inocencia que tenía.
Su familia siempre ha estado a su lado y ha mostrado todo su apoyo. Su madre es Isabel Segura, excampeona de taekwondo en los años 80, que quedó tetrapléjica por otro accidente de tráfico. “Ella siempre ha sido un referente para mí en cuanto a los deportes. Siempre me los ha inculcado, más allá de lo que te pueden dar físicamente, que es superbueno y todos lo hemos utilizado como una vía de escape. Psicológicamente es lo que más me ayuda, el incluirte en una sociedad que hay veces que te rechaza, a sentirte parte de algo más grande”, asegura Escalada.
Cuando David acabó el bachillerato, decidió mudarse a Madrid junto a su abuela, uno de sus sueños, para estudiar ingeniería aeroespacial. “Tristemente, ella falleció en el COVID y empecé a vivir solo, con todo lo que conlleva y más en silla de ruedas. La adaptación es un poco más dura, te ves solo en una ciudad nueva”, rememora el conquense. Su primer año en la universidad coincidió con la pandemia, por lo que las clases no eran presenciales y eso fue una dificultad para conocer gente. “No hicimos grupo en la universidad. Venía, estaba en casa todo el día y para lo único que salía era para entrenar”. Cuando pasó esa dura época, pudo salir y hacer amigos, y está muy contento con su círculo social ahora mismo.
El boxeo como vía de escape
Escalada siempre ha sido un chico deportista y se mantenía en muy buena forma física. “Fue fortuito”, explica. Buscó gimnasios cerca de su casa y encontró el Club Deportivo José Valenciano, en el que se hace boxeo y, además, tiene una parte de máquinas. El conquense se apuntó para hacer musculación, pero pasaba por la zona del boxeo, mirando con curiosidad. Un día, el que ahora es su entrenador, Adrián Carrasco, le invitó a probar. “Él me prometió que, si yo quería, media horita todos los días se sentaría conmigo”.
Hace unos años, se operó para inyectarse células madre en un tratamiento bastante novedoso, ya que él es el décimo en el mundo que lo ha recibido. Una característica de las personas que sufren este tipo de lesión es que no sudan, hasta que probó el boxeo. “Fuimos poco a poco y, a los tres meses, bajamos a hacer como un sparring controlado. Un Campeonato, pero no oficial del que salí victorioso. Y ahí nos dimos cuenta de que se me daba bien”, rememora.
“Nunca me lo había planteado como tal, ya estaba casi fuera de mis pensamientos el hacer un deporte de contacto a mi edad y tampoco sabía que tenía la posibilidad tan cerca de poder competir, de sentir lo que es una competición a cualquier nivel. Las dietas, trabajos, ejercicios...”, confiesa Escalada. El conquense se enfrentó a Marcelo Moreno Cruz en el primer combate de boxeo en silla de ruedas en España, saliendo con la mano en alto después de todo el esfuerzo y la dedicación que le puso a sus entrenamientos desde septiembre del año pasado. El choque fue de tres asaltos de un minuto y medio. “Yo al principio tenía un poco de miedo, porque él tenía un poco más de control sobre el tronco. Adri me dijo que tirara, y seguimos esa estrategia, aunque tenía miedo de que me cazara a la vuelta”, explica.
La experiencia le gustó y quiere repetir. “Ojalá fuese a nivel europeo, si no en España, pero con más gente, un poco más de chicha para hacer dos combates. Ya no te digo cuatro o cinco, porque a lo mejor me canso, pero hacer una semifinal y una semifinal, ver cómo es pelear dos días seguidos y si resiste el cuerpo, como se recupera”, sueña David. Lejano, pero no imposible, está los Juegos Paralímpicos. “Esa sería la meta, pero queda mucho por arreglar, por trabajar. Pero bueno, ya hemos dado el primer pasito y, por algo se empieza. Creo que el primer paso es el más difícil y luego ya los demás vienen más de seguido”, finaliza el conquense. Paso a paso, las cosas se logran.
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