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TAEKWONDO | MUNDIALES

Adriana Cerezo completa su colección: bronce en los Mundiales

La subcampeona olímpica cae en las semifinales de los Mundiales, ante Merve Dincel, su bestia negra. Era el único podio que le faltaba en el palmarés.

Adriana Cerezo completa su colección: bronce en los Mundiales

Con 19 años, cuando muchos, la mayoría, andan perdidos en el laberinto de la vida, Adriana Cerezo tiene claro su destino. La subcampeona olímpica quiere ser la mejor de siempre. “Es muy fácil decir que quieres ser la mejor de la historia. Luego, debes estar dispuesta a serlo. Yo creo que lo estoy”, decía a AS antes de iniciar los Mundiales de Bakú, en los que hoy ha dado otro paso hacia su objetivo. La española, sonriente como suele, se ha colgado el bronce (-49 kg), la única medalla que le faltaba para lucir metales en todas las grandes competiciones, después de caer en semifinales ante la turca Merve Dincel, su bestia negra. Fue más agresiva y llevó la iniciativa del combate ante una rival que se suele disfrazar de muro, tanto físico como mental, pero completará su prodigiosa colección subiendo al tercer escalón del podio. “Ya llegará el momento de apreciarlo, supongo”, decía a este periódico antes de subirse al mismo, con hambre pese a lo logrado. “Las sensaciones a lo largo del día han sido buenas. Venimos en un camino muy bueno. Ahora, hay que cambiar algunas cosas hasta llegar al éxito”, añadía, como si lo conseguido fuera poca cosa.

Esta temporada, no ha fallado en ningún torneo. Cinco competiciones, cinco medallas. Tres oros (President’s Cup, US Open y Open de Wuxi), dos platas (Open de Bélgica y Grand Slam de Wuxi) y, ahora, el bronce mundial, el segundo para España después del que logró ayer Adrián Vicente. En Bakú, Adriana arrancó su camino con esa inercia ganadora. Pese al resultado, lo abandonó de la misma forma. Hasta el último segundo, buscó la cabeza de Dincel con convicción, creyendo en sus posibilidades para darle la vuelta -su combate anterior le había dado razones para ello- a un asalto que terminaría cediendo por 4-0. El primero lo empató con suspense. Tras revisión, gracias a un nako chagui (patada con giro y gancho), puso un 3-3 insuficiente. Los registros le dieron el parcial a la jugadora turca, que sigue siendo ese nivel del juego que se atasca. En los últimos seis enfrentamientos, seis victorias para la otomana. “No lo sabemos. Siempre por poco, siempre por poco. Probaremos otros métodos hasta que lo logremos”, analizaba por teléfono. Adriana, que acaba de finiquitar su segundo curso de Criminalística, terminará desbloqueando el monstruo. En la universidad, saca muy buenas notas; sobre el tapiz, parece imposible que algo se le pueda resistir con el paso del tiempo. Lo tiene a su favor.

Antes de llegar a semifinales, Cerezo había navegado con ese halo que rodea a los campeones. Disfrutando y sabiendo sufrir. En su debut, ante la hongkonesa Siu wai Lam, arrasó (11-2 y 13-0 en los asaltos). En octavos, no frenó: victoria ante la uzbeka Madinabonu Mannopova en otros dos asaltos impolutos. En cuartos, apareció eso que distingue a los buenos de los mejores. Ante la china Qing Guo, subcampeona del mundo, se vio obligada a remontar. En múltiples ocasiones, incansable en la épica. En el primer asalto, a falta de diez segundos, empataba (3-3) para terminar ganando (7-4); en el tercero, después de caer en el segundo (2-7), aumentó la celeridad en las operaciones. A un segundo del final, conectaba el puñetazo que le daba la victoria (5-4). A falta de ocho, perdía por 4-0. En la vida de la subcampeona olímpica, todo pasa muy rápido.

“Cabeza alta y a por la semana que viene”

A esa velocidad de vértigo, Adriana ha ido llenando una vitrina que, en categoría absoluta, ya cuenta con 27 medallas. Entre ellas, más allá de la plata en Tokio, brilla un oro en los Europeos (2021, además de un bronce el año pasado). Ahora, ya se conoce todos los podios de las grandes competiciones. Además, es primera en el ranking mundial de su peso y segunda en el olímpico, muy bien posicionada en el camino hacia París (se clasifican las cinco mejores). Un paso más al lado de su entrenador, Jesús Ramal, con el que empezó a trabajar cuando tenía 11 años en el gimnasio Hankuk de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Cuando llegó, sólo quería entrenar. Competir le generaba vértigo por la posibilidad de perder, una sensación que apenas ha conocido en su corta y exitosa trayectoria.

Adriana Cerezo, en el podio de los Mundiales de Bakú.
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Adriana Cerezo, en el podio de los Mundiales de Bakú.

En sus planes futuros, tampoco aparece. Según Ramal, Cerezo, a día de hoy, es una competidora más madura y completa que cuando cautivó a España con su medalla olímpica. “Antes, era una niña en un parque de atracciones. Ahora, se va midiendo en consonancia con el proyecto deportivo que quiere”, explica. “Me ha dicho que determinación, que íbamos a por todas. Tiene mucha confianza en mí y hoy no era menos, me ha dicho que soy la mejor. A la vuelta, yo no estaba en mi mejor mood (ánimo), así que me ha dado un abrazo y me ha recordado que acababa de conseguir mi primera medalla mundial y que tocaba disfrutarla. Cabeza alta y a por la semana que viene, que tenemos el Grand Prix de Roma”, revelaba Adriana sobre sus conversaciones con el técnico antes y después del duelo contra Dincel. Este miércoles, ha sido la única representante española en colgarse un metal. Tanto Jon Cintado (-80 kg), subcampeón el año pasado, como Raúl Martínez (-87 kg), olímpico en Tokio, cayeron en primera ronda. Mañana, será el turno para Joan Jorquera (-63 kg), que defiende bronce, y Tania Castiñeira (+73 kg). Cerezo, que el año pasado cayó en cuartos, les animará desde las gradas. Esta vez, ya sí, con la colección completa.