La luna de miel de Hidalgo: “Me lo dices el miércoles y te digo que ni de coña”

Llega risueño, como en días anteriores, a sus 10 minutos con los medios. Ángel Hidalgo, que tira dardos a las banderas y los micrófonos, vive una luna de miel en el Club de Campo de Madrid. Llega al desenlace de la 96ª edición del Open de España, su España, con dos golpes de renta en cabeza de la tabla. No se ha visto en otra igual, y cualquiera diría que ha leído esta semana un tratado de filosofía, porque no cae en ninguna trampa y respuesta tras respuesta deja un clinic de cómo quitarse presión. “Que ni de puñetera coña. Ni eso, ni salir en el último partido ni nada de eso. Así es el golf. Por eso lo amamos tanto y lo odiamos a veces. Se ha dado así y yo encantado”, suelta el marbellí de 26 años, con un swing que es difícil de explicar cómo no hace saltar las costuras de su ropa, preguntado por qué le habría dicho a alguien que vaticinara este guion.

“Muy contento, evidentemente. Vuelta muy positiva. Evidentemente no había estado nunca en una situación de este calibre y la he sabido llevar de la mejor manera posible. Contento con el trabajo y con ganas de mañana. El putt del 3 ha sido muy importante. Lo he visto claro desde que he leído la caída. Y el del 13 (ambos para salvar valiosos pares) también. Te da un empujoncito para los últimos hoyos, que son duros”, pasa analizar el día más sorprendente de una semana ya de por sí inopinada, en el que exhibió el cuajo suficiente para aguantar en cabeza pese al acecho de Jon Rahm y la carga de verse como la mejor baza española tras 36 hoyos, con todo lo que eso significa jugando en casa. Una posición nueva para él. ¿Está preparado para lo que se le viene encima el domingo? “Os lo diré cuando acabe la vuelta. No lo sé. Entre comillas va a ser a nuestro favor, pero bueno, veremos. Solo quiero descansar bien y poder dormir, eso lo tengo clarísimo”.

Ángel puede ser nuevo en esto de los partidos estelares, pero un golfista de su clase, de los que se mueven lejos de los focos y se juegan la tarjeta del próximo año casi en cada vuelta, está acostumbrado a situaciones de presión. De hecho no reconoce esta como la situación más comprometida en la que se ha visto: “Ni de cerca. El domingo de Valderrama (en 2022) fue terrible. Mañana me voy a estar jugando una victoria, pero allí me jugaba la tarjeta (la del circuito europeo de la temporada siguiente). Estaba en el Alps y el sueño de mi vida estaba en esa vuelta. Que no quiere decir que este no sea un sueño. Pero vamos no os preocupéis que mañana va a haber nervios”.

Aun así reconoce que el domingo, en el último grupo del día con Rahm y Puig, en un duelo íntegramente español que ya se dio en 2019, va a sufrir. En jornadas anteriores tiró de Formula 1 para explicarlo y esta vez opta por el símil futbolístico: “Si 90 minutos en el Bernabéu son largos, cuatro horas mañana mucho más. Vamos en el minuto 60 y el público está apretando”. “El putter. Que patee con el blaster. Sí, sí, seguro que el putter. Si sale solo con el blaster de hecho, mejor”, continúa con sorna cuando se le pide que elimine un palo de la bolsa de Rahm, quien jugó sin driver entre el hoyo 6 y el 14.

“Si hago 60 creo que gano (ríe). Nada, no me atrevo. Se lo preguntasteis a Jon y dijo entre -15 y -20. Es un buen número. Yo voy a intentar jugar lo mejor posible. Me das 68 y los cojo. Si llega Jon y arranca con cuatro birdies seguidos igual tira 61. O David, que ya ganó en Asia con un 60 o un 61 (un 62 en realidad)”, zanja la cuestión de qué resultado necesitará para ganar, consciente de su compañía tiene que poner de su parte para que la luna de miel siga su curso.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.