Jon Jones, el luchador de los mil escándalos
La estrella de la UFC vuelve a los octágonos este sábado. Ha sido protagonista de muchas polémicas como positivos, problemas con el alcohol o amenazas.
El regreso a los octágonos de Jon Jones ha dado mucho que hablar. Es una de las mayores estrellas de la UFC y es muy querido por los aficionados. Este sábado 4 de marzo vuelve a pelear por un cinturón, sube de categoría al peso pesado, y se enfrentará al francés Ciryl Gane, número uno en el ranking. Pero su carrera y su vida no han sido un camino de rosas. Ha sido protagonista de muchos escándalos, desde positivos en cocaína a acusaciones de violencia doméstica.
Bones brilló en su debut en la UFC en 2008 al derrotar al brasileño André Gusmao por decisión unánime, y fue consolidándose como uno de los mejores luchadores hasta el día de hoy. Se proclamó campeón del semipesado con 25 años en 2011, y se convirtió en el campeón más joven de la compañía. Cuenta con un récord de 26 victorias, 10 por KO, y solo una derrota, unos números envidiables. Pero sus grandes actuaciones en el ring no han sido el único motivo por el que se ha hablado de Jones. Su vida de excesos le acabó pasando factura, pero ha sabido reponerse.
En mayo de 2012 protagonizó una de sus primeras polémicas. Le detuvieron por conducir en estado de ebriedad y estrellar su Bentley contra un poste de madrugada. Pasó varias horas en el calabozo, y su madre tuvo que ir a buscarlo. Tuvo que pagar una multa de 1.000 dólares y, durante seis meses, instaló un dispositivo de bloqueo de arranque en todos sus vehículos. Las incidencias con el alcohol y la conducción se repitieron en varias ocasiones. En 2015 estuvo involucrado en un accidente de tráfico con fuga donde salió herida la conductora del otro vehículo, una mujer embarazada. El estadounidense se entregó unas horas después y fue condenado a 18 meses de libertad condicional, pero meses más tardé ingresó en prisión por incumplir los términos. Participó en una carrera ilegal y se encaró con el agente que lo detuvo. En 2020, fue detenido en Albuquerque por manejar alcoholizado y con un arma de fuego. El problema de la estrella de las MMA con el alcohol era preocupante.
También fue el motivo de que la UFC tuviese que cancelar por primera vez en su historia un evento. Jon Jones se tenía que enfrentar a Dan Henderson en el UFC 151 en 2012. Henderson cayó del cartel por lesión en un entrenamiento y su remplazo era Chael Sonnen. Pero a Bones no le convenció el cambio, y se negó a pelear. Dana White, el presidente de compañía, se sorprendió y culpó al entrenador del estadounidense de que no aceptase la pelea.
Dos años más tarde, fue multado con 50.000 dólares por la Comisión Atlética de Nevada por amenazar de muerte a Daniel Cormier, su próximo rival, en un cara a cara virtual. Tuvo que realizar 40 horas de servicio comunitario. Después de ganar el combate, salieron unos análisis previos donde dio positivo en cocaína (droga que no está entre las sustancias prohibidas fuera de la competición). Explicó que fue algo puntual, y fue ingresado en un centro de rehabilitación durante una noche. Pero todo se torció cuando en 2016, en la revancha entre Jones y Cormier para el UFC 200, el estadounidense dio positivo en sustancias dopantes. Bones alegó que habían llegado a su organismo a través de un medicamento para tratar la disfunción eréctil, pero la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) le impuso una sanción de un año y la compañía le arrebató su título de campeón interino. Otra muestra positiva un año más tarde le volvió a dejar sin cinturón.
El incidente más sonado de Jon Jones fue cuando ahuyentó a un ladrón con una escopeta. En 2020 el propio luchador compartía un vídeo en el que se veía como un delincuente intentaba robarle uno de sus coches y él le perseguía con una escopeta. “La próxima vez que intentes robar a alguien, asegúrate de ser lo suficientemente rápido como para superarlo”, ponía Jones, que preguntaba a sus seguidores qué habrían hecho ellos ante una situación así. Después de esto, volvió a ser detenido, esta vez en Las Vegas, acusado de violencia doméstica y lesiones o manipulación de un vehículo.