Un paseo por St. Andrews con Seve muy presente en el recuerdo
El espíritu de Severiano Ballesteros se palpa en la cuna del golf. David Cannon, autor de la foto más famosa del cantabro: “Es considerado un Dios en las Islas Británicas”.
Que Seve Ballesteros, habiendo nacido en Pedreña, sea uno de los golfistas más admirados por la afición británica es un fenómeno que no por conocido deja de ser fascinante. Un paseo por St. Andrews (Escocia), la cuna del golf que acoge desde hoy la 150ª edición del British Open, da buena cuenta de ello.
Empezando por David Cannon, el fotógrafo detrás de la instantánea más famosa del cántabro: su puño en ristre y esa sonrisa cautivadora tras embocar el putt que le dio la victoria en el Old Course en 1984, la segunda de las tres que consiguió (además de esa, en 1979 y 1988). “Seve es mi icono deportivo favorito de toda la historia. El número uno. La foto que le saqué en 1984 es el mejor momento de mi carrera y probablemente uno de los más especiales de la historia del Open”, relata a AS Cannon, al que aún se le pone “la piel de gallina” al recordarlo, y que cree que Ballesteros “es considerado un Dios en las Islas Británicas”. Él, que ha cubierto mundiales de fútbol o Juegos Olímpicos y ha retratado a muchos colosos del deporte, se enternece al hablar del español: “Significa mucho para mí”. Si aún estuviera con nosotros, asegura, “esta semana sería aclamado masivamente”. “Su legado aquí no se puede cuantificar”, sentencia.
De ahí a la universidad, una institución que data de 1413 y que este martes distinguió a José María Olazábal, íntimo amigo de Seve, como Doctor Honoris Causa junto a Jack Nicklaus, Lee Trevino y Catriona Matthew. Ballesteros también fue investido, en el año 2000, y es parte de un cuadro de honor en el que entraron antes, entre otros muchos, la leyenda del Liverpool Kenny Dalglish y Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos.
La siguiente parada es en la St. Andrews Golf Company, un taller que lleva manufacturando equipamiento a mano desde 1881 y bebe de la técnica de Tom Stewart, el artesano favorito de Bobby Jones , y George Nicoll. Ahora regenta el negocio Hamish Steedman, quien sitúa a Seve como “un icono” de esta localidad y de “todo el mundo”. “Lo que cautivó al público británico fue su espíritu aventurero, su ambición y su personalidad. Nos enamoramos de él”, opina entre juegos de palos con varillas de madera de nogal, auténticas joyas.
Justo al lado, en Golf Place, la calle que conduce a la casa club de St. Andrews, está Auchterlonies, tienda fundada en 1895 por Willie Auchterlonie, que ganó el Open de 1893. Bobby Millar, uno de los empleados veteranos, recuerda vívidamente el último putt de Seve en el 84. Para él fue “la edición más memorable”. “No solo era el golf, también su personalidad. Todos los seres humanos deberían ser como él”, concluye. En el cielo de St. Andrews, donde los Tom Morris (padre e hijo) son Dios y Jesucristo, Seve es uno de los apóstoles más distinguidos.