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GOLF | EDUARDO CELLES

“Lo que diferencia a Rahm del resto de golfistas es su pasión”

Eduardo Celles, el hombre que le pulió cuando aún era un diamante en bruto, analiza en AS la victoria de su pupilo en el Masters, su relación, su futuro...

“Lo que diferencia a Rahm del resto de golfistas es su pasión”
PAULINO ORIBEDiarioAS

Eduado Celles (Arenas de Getxo, 56 años) pulió en su escuela de Vizcaya a Jon Rahm cuando aún era un chaval que soñaba con convertirse en el mejor golfista del mundo. Más de una década después, con Jon en la cima de este deporte, el mentor analiza el triunfo de su discípulo más distinguido en el Masters de Augusta, su historia juntos, su futuro...

¿Cómo ha vivido la chaqueta verde de Jon?

Lo que sentí es ilusión, orgullo, felicidad. También poder haber aportado mi granito de arena. Como digo siempre, bueno, un botón de esa chaqueta creo que es mío. Ha demostrado que ahora mismo es el mejor del mundo con diferencia. L verdad que ha sido una semana especial en todo. Cómo ha jugado Jon, cómo ha estado toda la semana, que ha sido difícil y dura, porque ha habido parones, se han cortado el juego... Y Jon ha estado como en ese estado de seguridad, de tranquilidad.

Se vio un Rahm en plenitud. Frío, calculador... Maduro, en definitiva. ¿Ha sido ese su principal cambio?

Yo no estoy tan de acuerdo. Sigue teniendo ese carácter de ganador. Es un jugador muy pasional, un deportista que le gusta ganar, aunque sea al parchís. Yo creo que la madurez de ser padre le hace ir un poco más tranquilo. Ha sido, sobre todo, su estado emocional, de confianza en el juego. Porque las estadísticas le dan como uno de los mejores de dirección con el drive, distancia... Está en unos estándares muy altos, entonces eso te hace tener una seguridad buenísima.

“La madurez de ser padre le ha hecho ir más tranquilo”

Eduardo Celles

¿Dónde estaba el domingo?

En mi casa. Mi mujer se había ido ya a la cama y yo no me podía dormir. Me costó mucho, porque al final te vienen muchos recuerdos. Recuerdos que viví cuando él era pequeño, cuando hablábamos de que quería ser el número en el mundo, esos objetivos siempre que se ponen los jugadores.

¿Cómo empezó su relación con Jon?

Yo le daba clase a su madre y con 13 o 14 años él ya venía. Empecé a ser un poco su entrenador. Luego fue a la Blume, pero cuando tenía vacaciones le seguía mirando. Se fue a la universidad a Estados Unidos y cuando volvía, en verano y en navidades, también estaba con él. Trabajamos el swing, ese swing más cortito que hace. Le cambié el grip. Él pensaba que yo estaba loco, pero es el swing que hace hoy en día y yo creo que ese es el sello mío y de la escuela Golf Celles, del que estoy muy contento y orgulloso.

Quizá lo que más llama la atención es ese backswing.

El backswing cortito y la posición de la muñeca en flexión. Cuando lo veían fuera de mi escuela, todos decían ‘qué mal está esa subida’. Y yo les decía que no, que eso nos da mucha seguridad. Y al final es lo que da la potencia al jugador.

Celles, con Rahm en su escuela.
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Celles, con Rahm en su escuela. Twitter Eduardo Celles

“Swing your swing”, dicen en Estados Unidos, y cada vez vemos movimientos menos ortodoxos.

Por supuesto. Al final lo que he intentado siempre como profesor y en mi escuela es que el método se adapte al alumno, y no al revés.

¿Ha cambiado mucho Jon desde que le conoció?

Ha ido mejorando, porque al final todo lo que está bien lo hace. No ha habido cambios de swing, lo que ha ido es aportando biomecánica, TPI... Ha ido cogiendo cositas que le han ido ayudando. También le ha influido un buen caddy como Adam (Hayes). Nunca hablamos de él, pero le aporta mucho y un compañero como él en determinados momentos es muy importante. Al final es una progresión ascendente que es muy difícil de ver en un golfista.

¿Se le adivinaba tanto potencial ya entonces?

Siempre lo cuento porque es un punto de inflexión. Y es cuando va al Campeonato de España Júnior con 15 años. Ya ganaba a chavales de 21. Ahí es cuando él para mí demuestra ya que es un jugador diferente, que tenía mucha progresión y mucho recorrido. Siempre hemos tenido a Seve como referencia, muy presente. Llegar hasta donde ha llegado no se lo cree ni él, ni yo, ni nadie, pero que era diferente ya se veía.

“Llegar a donde ha llegado no se lo cree ni él, pero desde pronto se le veía diferente”

Eduardo Celles

¿Qué es lo que más le llama la atención del Rahm golfista?

Hoy en día cualquier profesional del golf está a una altura técnica importante. La diferencia con Rahm es la pasión con la que lo vive. Rahm desayuna, come y cena golf. Disfruta haciendo lo que hace, siempre está atento, escuchando las cosas que le aportan.

¿Le ve consiguiendo el Grand Slam?

Sí, ahora a ver quién le para. Tiene todo lo que se necesita. Cada grande tiene un aspecto. Ya ha conseguido el Masters, con greenes muy complicados, y el US Open, que te pone a prueba con sus condiciones, el rough alto... Jon tiene esa capacidad de aguantar y de esperar su momento. ¿El Open? ¿qué te va a decir del Open? Está en Europa, está en casa, controla, sabe lo que es el viento, sabe lo que es jugar lloviendo, sabe que en esas calles a veces hay que pegar un hierro y dejarla bien. Y el PGA, que es el más abierto, pues igual puede haber más jugadores que lo puedan ganar, porque es el que pone el campo más fácil. Es otro concepto de torneo, pero un grande y hay que respetarlo, que nunca es fácil ganarlo.

¿Con qué golpe se queda de la semana pasada?

El segundo del 14 el domingo, que desde la derecha de la calle pega un slice entre los árboles que la deja a un metro, cuando los demás estaban los pobres tirando a green y la dejaban a diez metros, con la bandera metida entre las dos lomas. Pega ese golpe abierto y entra justo como le entraba a Seve. Es un golpe que, con todo ese efectazo que lleva, hay que botarla en el sitio. Pues era lo que hacía Seve, que veía un hueco entre los árboles y decía ‘una ventana’. Tenía medio metro la metía. He bautizado a ese golpe ‘Homenaje a Seve’.

¿Ha podido hablar con Jon estos días?

Me he chateado con él. Ayer me mandó unas fotos con la chaqueta verde. Está cansado. Ya hablaré con él.