El prodigio “imperturbable” que jugaba a cambio de helados
Ludvig Aberg es el primer jugador en la historia de la Ryder Cup que debutará sin haber jugado aún un major. Es profesional desde el mes de junio.
Campo de prácticas del Marco Simone, jueves 07:23am. Mientras los participantes del Junior Ryder Cup ultiman su preparación para la jornada final un espigado nórdico (191 cm y 86 kg) patea junto a ellos. Ludvig Noa Aberg (Eslov, Suecia, 23 años) es la gran sensación de esta 44ª edición del duelo bianual entre Europa y EE UU. Ludde, que vive entre su país y Florida, es el primer jugador de la historia del golf que disputa una Ryder Cup sin haber jugado ni un major y el segundo, tras Sergio García, que participa en su primer año de profesional.
Sí, porque Aberg sólo lleva desde junio con la tarjeta. Eso sí ya le ha dado tiempo a demostrar su clase con una victoria en el Omega European Masters y ha pasado seis de los siete cortes en otros tantos torneos disputados. Una ascensión meteórica por la que ha apostado fuertemente el capitán europeo, Luke Donald, que asegura: “Es un talento generacional”. “El golpeo que tiene es increíble y también la capacidad para controlar las trayectorias de sus palos más cortos”, dice de él otro talento precoz en su época, Rory McIlroy.
El prodigio sueco, que comenzó a jugar a los 8 años a cambio de helado prometido por su padre ya que no le gustaba el golf, proviene de una localidad de 20.000 habitantes en el extremo sur de Suecia. Amante incondicional del fútbol, al que estuvo cerca de dedicarse profesionalmente, es un loco del Liverpool. “La última vez que recuerdo llorar fue cuando los reds remontaron al Barça en la semifinal de la Champions’, dice riéndose. Número uno del mundo amateur y ganador dos veces consecutivas Ben Hogan Award, algo únicamente logrado por Jon Rahm. “Es un chico imperturbable, es tranquilo y hala poco. Es increíble lo que ha hecho y está claro que tiene muchísimo potencial”, apunta el ‘León de Barrika’ sobre Aberg.
El chico tranquilo que tiene todos los focos sobre él estuvo la semana pasada viendo la Solheim Cup en Finca Cortesín y aprovechó para jugar en Valderrama para poner a punto su prodigioso driver. Actualmente es el 80º del ranking mundial, pero ese número es irreal. La Ryder de Roma puede poner el mundo del golf a sus pies. Es un prodigio con una mente hecha para este deporte. “Es imperturbable. Hay jugadores que tienen un talento especial: los ves golpear bolas de golf y te quedas impresionado, simplemente porque el golpe es diferente, su sonido, la trayectoria... Aberg tiene todo eso”, apostilla Donald.