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GOLF | MASTERS DE AUGUSTA

El Masters de Augusta en 18 tradiciones

No hay torneo en el mundo el golf con más pompa y protocolo que el que acoge el Augusta National. Aquí explicamos varias tradiciones que lo definen.

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El Masters de Augusta en 18 tradiciones
JAMIE SQUIREAFP

Si el Masters de Augusta es lo que es en el imaginario popular, es por su rica tradición. En el Augusta National pasado y presente caminan siempre de la mano, en una unión fomentada por tradiciones que se mantienen impertérritas al paso del tiempo y por el hecho de que es el único grande que se juega año tras año en el mismo emplazamiento. Aquí, como si de una vuelta de golf se tratara, vamos a repasar hoyo a hoyo algunas de las costumbres que definen uno de los eventos más icónicos que ha parido el deporte.

-Hoyo 1, la salida honoraria: Cada jueves de torneo, antes de que cualquiera de los participantes golpee una bola, las multitudes se agolpan en torno al tee del 1 para ver a las grandes leyendas del torneo (no necesariamente excampeones, también figuras con una contribución especial a este deporte o al Masters) dar un primer golpe ceremonial. Esta tradición se instauró en 1963, y los primeros en ejecutarla fueron Fred McLeod y Jock Hutchison, participantes en las primeras ediciones. El relevo recayó con el paso de los años en varios popes como Byron Nelson, Sam Snead, Gene Sarazen o Arnold Palmer, con la tumba o la incapacidad física como únicas condiciones para su reemplazo. Actualmente protagonizan la ceremonia Jack Nicklaus, Gary Player y Tom Watson, a los que en 2021, en un bonito gesto por parte del club, se unió Lee Elder, el primer negro que jugó un Masters, allá por 1975.

Jack Nicklaus saluda a Lee Elder antes de la salida honoraria en 2022.
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Jack Nicklaus saluda a Lee Elder antes de la salida honoraria en 2022.Jared TiltonDiarioAS

-Hoyo 2, escuetas presentaciones: En la mayoría de torneos, cuando se anuncia la salida de un jugador importante se acompaña de una breve presentación en la que se glosan sus principales logros. No en Augusta, donde se reduce a cuatro palabras: “Fore, please. Now driving” (algo así como “Cuidado, por favor. Jugadores saliendo”).

-Hoyo 3, los pares 3: El miércoles previo al inicio del torneo, el campo de pares 3 ubicado al este de la propiedad alberga un torneo informal entre los jugadores que quieran apuntarse, a los que acompañan sus mujeres e hijos en el rol de caddies.

-Hoyo 4, cristalería por un eagle: Cada eagle, es decir hacer tres golpes en un par 5, dos en un par 4 o un hoyo en uno en un par 3, se recompensa en Augusta con un juego de cristalería.

-Hoyo 5, el Nido del Cuervo: En el piso superior de la casa club de Augusta se ubica The Crow’s Nest o el Nido del Cuervo, una pequeña residencia con espacio para hasta cinco jugadores que los amateurs invitados cada año pueden utilizar como alojamiento si lo desean. Por allí pasaron en su día leyendas como Tiger, Nicklaus, Tom Watson o Phil Mickelson.

-Hoyo 6, uniformes para caddies: En el resto de torneos los caddies eligen su propia indumentaria, sobre la que se colocan un peto con el nombre de su jugador a la espalda. No en Augusta, donde están obligados a portar un mono blanco y una gorra verde con el logotipo del Masters.

-Hoyo 7, Drive, Chip & Putt: Desde 2013, el club celebra el domingo previo al Masters, en asociación con la USGA y la PGA, un torneo para niños de entre 7 y 15 años que ya da réditos: este año Akshay Bhatia, que participó en 2014, será el primer ‘canterano’ de Augusta que jugará con los mayores.

-Hoyo 8, móviles prohibidos: El uso de teléfonos móviles está prohibido en el campo, y los periodistas que cubren el torneo solo pueden utilizarlos dentro del edificio de prensa. En caso de necesidad, hay teléfonos analógicos repartidos por toda la propiedad. Un anacronismo para evitar fugas de información perjudiciales durante el torneo y para invitar a los aficionados a vivir una experiencia genuina, que aunque sea difícil de entender hoy en día recompensa con exclusividad sus esfuerzos por conseguir una entrada.

Una imagen anacrónica en Augusta, donde los espectadores ven la acción a través de sus ojos y no de sus teléfonos móviles.
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Una imagen anacrónica en Augusta, donde los espectadores ven la acción a través de sus ojos y no de sus teléfonos móviles.WARREN LITTLEAFP

-Hoyo 9, prohibido correr: Tampoco se puede correr dentro de los límites del Augusta National. Quien quiera un lugar privilegiado tiene que madrugar mucho o andar muy rápido. Pasar de ahí garantiza una llamada de atención por parte de la seguridad del campo.

-Hoyo 10, Eisenhower Cabin: La cabina de Eisenhower se construyó para alojar al único presidente de los Estados Unidos que ha sido socio del club. Se ubica cerca del tee del 10 y tiene en su fachada el sello presidencial. Se completó en 1953 con la colaboración del Servicio Secreto, que tenía unas dependencias en el sótano.

-Hoyo 11, Amen Corner: Se dice que Amen Corner, el recodo que forman los hoyos 11, 12 y 13, los más famosos y temidos del recorrido, comienza en el segundo golpe del 11. Este tramo, formado por el par 4 más largo del campo, el par 3 más famoso y traicionero del mundo y un par 5 que exige arrojo y prudencia a partes iguales, es el de mayor potencial decisivo.

-Hoyo 12, el puente Hogan: En el corazón de Amen Corner se produce una de las imágenes más icónicas del Masters, el cruce del Hogan Bridge, que conecta la salida y el green del hoyo 12 por encima de Rae’s Creek. El ubicado en el hoyo 13 homenajea a Byron Nelson, y el del 15 a Gene Sarazen, que embocó allí el albatros (tres golpes bajo par) que ha pasado a la historia como ‘el golpe que se escuchó en todo el mundo’.

Nicolaj Hojgaard (izquierda) y Jon Rahm (derecha) se disponen a cruzar el Hogan Bridge en una vuelta de prácticas el martes.
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Nicolaj Hojgaard (izquierda) y Jon Rahm (derecha) se disponen a cruzar el Hogan Bridge en una vuelta de prácticas el martes. ERIK S. LESSEREFE

-Hoyo 13, las flores: Cada hoyo de Augusta recibe el nombre de las flores que lo adornan. El del 13 es Azalea por una especie endémica de la zona que en realidad aparece por toda la propiedad, y que Sergio García escogió para su primogénita en recuerdo de su victoria en 2017.

-Hoyo 14, la cena de campeones: Instigada por Ben Hogan en 1952, desde entonces todos los campeones del Masters que aún viven y están en condiciones de acudir se juntan la noche del martes previo al inicio del torneo para degustar un menú propuesto por el vigente campeón. Este año le tocó ejercer de anfitrión a Jon Rahm, que tiró de clásicos de la cocina vasca en colaboración con el reputado chef José Andrés, quien también ayudó a Sergio García con su propuesta en 2018.

-Hoyo 15, las placas: Hay varios homenajes a grandes figuras del golf en la propiedad. Detrás del tee del 16 una placa recuerda las cuatro victorias de Arnold Palmer. Entre el 16 y el 17 hay otra dedicada a Jack Nicklaus y al lado del green del 17 hay una grabada con los nombres de todos los campeones y sus resultados.

-Hoyo 16, los ‘patronos’: Así, en inglés patrons, es como Augusta exige que se nombre a los espectadores en la retransmisión televisiva, sobre la que ejerce un control total, y ese es el tratamiento que les da en todas sus comunicaciones.

-Hoyo 17, la chaqueta verde: Este año se cumple el 75 aniversario de la instauración de esta prenda como distinción para el campeón. La tradición marca que el anterior campeón se la coloque al siguiente en la ceremonia de entrega. Desde 1967 las suministra Hamilton Tailoring Co., una sastrería de Cincinnati (Ohio) que no acepta pedidos de particulares, con el código 342 del Pantone. Todos los socios del club tienen una, que lucen en la semana del Masters para ser fácilmente identificables por los espectadores en caso de que necesiten ayuda.

-Hoyo 18, una relación de por vida: Ser campeón del Masters es forjar un vínculo eterno con el Augusta National, que garantiza una exención para jugar el torneo a sus ganadores de por vida. Obviamente nadie hace uso de ella hasta la tumba, pero es habitual ver a jugadores en sus 60, como Fred Couples o Bernhard Langer en los últimos años, tomar parte. El primero se convirtió en 2023, con 63 años y 187 días, en el golfista de más edad en pasar el corte.

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