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GOLF | BRITISH OPEN

El sol brilla en Liverpool, pero no para Jon Rahm

El vizcaíno se queda a medias en un día en el que necesitaba un revulsivo y está dentro del corte por poco. Los activistas de Just Stop Oil atacan.

El sol brilla en Liverpool, pero no para Jon Rahm
PHIL NOBLEREUTERS

Seguir a Rahm durante una vuelta completa hoy en día, incluso cuando el juego no le acompaña como este viernes en la segunda del 151º British Open, es una experiencia ‘tigeriana’. Más aún si juega con dos de los favoritos locales, el norirlandés Rory McIlroy y el inglés Justin Rose, como ha hecho estos días. La marabunta es tal que sorprende hasta a los voluntarios encargados de controlar el flujo de aficionados. Y eso que suelen ser ya veteranos, y muchos de ellos verían a Rory ganar en Royal Liverpool en 2014, y antes a Tiger, en 2006. “Increíble, ¿verdad?”, espetaba uno de ellos a AS junto a la calle del 16 en una jornada en la que el verano inglés volvió a parecerse al español. Brilló el sol en el turno matutino en Hoylake, sobre todo cuando el partido estelar surcaba los nueve segundos hoyos, pero eso no encendió a un Rahmbo intermitente, que acabó en -1 para +2 en el acumulado. Jugará el fin de semana, pero necesita de una maniobra realmente contundente el sábado, cuando la climatología empeorará, con altas probabilidades de lluvia y vientos más intensos, para que pensar en verle alzando la Jarra de Clarete deje de ser una quimera.

Si el jueves malogró varias oportunidades claras de birdie, este viernes más bien se dio pocas. Se hizo evidente en el primer hoyo que la suerte no iba a poner de su parte, que estaba solo en su lucha contra el campo, cuando un putt de 16 metros bordeó el hoyo entero sin entrar. Quedaron cortos sus approach en el 2, el 3 y el 4, tres pares consecutivos. Y cuando parecía que la cosa arrancaba, birdies al 5 y el 6, putt de seis metros y medio en el primero, uno de los mejores hierros del día en el segundo, el putter le dio calabazas.

El sol brilla en Liverpool, pero no para Jon Rahm

Estallaría en el 10, tras fallar desde metro y medio para par y sumar un segundo bogey consecutivo: “¡Joder! Tiene que ser una broma. Puto putter. Tengo cuatro pies y no la meto”, se le escuchó nítidamente. En el 11 y el 12 no cogió ni calle ni green; en el par 3 del 13 se quedó cortísimo pero un gran chip le salvó el par; y su aproximación en el 14 tampoco se acercó a la bandera. Coqueteaba con el corte hasta que hiló otra buena secuencia del 15 al 17,a provechando primero el par 5 más largo del recorrido, sacando después un 4 de oro tras encontrar uno de los peligrosísimos bunkers de Royal Liverpool desde el tee y dejando una bicoca en el polémico 17, donde la puso a dos metros de la bandera y la enchufó.

Fue poco después de que los activistas de Just Stop Oil, la plataforma antipetróleo que ya protagonizó recientemente una protesta en Wimbledon, atacarán en el nuevo par 3 de Hoylake, soltando un bote de humo naranja cuando jugaba el hoyo el partido de Alex Noren, Corey Conners y Billy Horschel, que ayudó a los marshalls a sacar del green a uno de ellos.

El sol brilla en Liverpool, pero no para Jon Rahm

Dadas las circunstancias, con siete calles cogidas y una distancia media a la bandera de 18,5 metros en los golpes de 115 a 160 metros, algo impropio de un jugador que es el 13º del PGA Tour este año en esa misma estadística, con una media de seis metros, el día estaba aprovechado en ese momento. Pero el guion de la película aún tenía reservado a su personaje un final anticlimático. Llegó en el 18. Tras una gran salida, chipeó largo y tripateó, el último golpe fallado desde menos de un metro. Era tan obvio para los congregados que lo metería que el carrusel de niños que se arremolina sobre la puerta por la que salen los jugadores del green ya estaba preparado para pedirle alguna pelota a la estrella. Se tuvieron que sentar de nuevo en lo que Rahm embocaba su sexto impacto y hacía un gesto como de mandar el putter a tomar viento. McIlroy, en cambio, le hizo el birdie para dejar la tarjeta en -1 tanto en el día como en el acumulado, y aún tiene opciones de meterse en la pomada con un buen sábado.

“He maximizado mi ronda”

Se mostró satisfecho, sin embargo, en zona mixta el de Barrika, “contento” por haber metido varios putts complicados de par. “He hecho bajo par, que es complicado en un campo como este. Voy a recordar los cuatro putts que he fallado desde cuatro pies, que es algo que no te puedes permitir en un grande, pero creo que he maximizado mi ronda. Obviamente deja un sabor amargo haber tripateado en el último”, relató.

Sea como sea este sábado serán ya 17 cortes consecutivos superados en los grandes para Jon, que a estas alturas de su carrera no se contenta con eso: “Me gustaría verme peleando por el triunfo”. Ahora mismo ese deseo está lejos. Concretamente a 12 golpes. Los que le separan del estadounidense Brian Harman, que tiró un fabuloso 65, -6 para -8, sin bogeys y con un eagle en el 18. El zurdo de Savannah (Georgia, EE UU), con dos victorias en el PGA, abrió una brecha importante con el tren perseguidor y tiene siete golpes sobre los siguientes mejores de la mañana, el indio Sharma y el australiano Lee, ambos en -3. Por la tarde intentaron acercarse a él, y por momentos lo consiguieron, el tejano Spieth y el inglés Fleetwood, que al final acabaron en el par, para -2 y -5 respectivamente. Sí escaló otro nombre reconocible, el australiano Jason Day con su -4 para -3.

Armada gris

Al final, Rahm fue el mejor este viernes de una Armada gris, que perderá efectivos el fin de semana. El protagonista del jueves, el donostiarra Adrián Otaegui, tiró un +2 para -2, en un día sin birdies, con bogeys al 11 y al 12, que empero le mantiene en el top-10, del que sale la sorpresa del primer acto, el amateur sudafricano Christo Lamprecht, +8 para +3. “Me he encontrado muy bien. He jugado igual que ayer, he pegado tiros muy buenos, pero no he dejado la bola tan cerca como ayer y no he tenido putts claros de birdie. Me voy con buenas sensaciones”, afirmó ‘El Pirata’, el único español que acompañará a Rahm sábado y domingo.

Les fue peor al catalán Pablo Larrazábal, +3 para +4; al cántabro Nacho Elvira, +6 para +7; al madrileño Alejandro Cañizares, +8 para +12; al extremeño Jorge Campillo, +3 para +14; y al catalán Adri Arnaus, +10 para +21. Todos fallaron el corte. Como el cachorro de la manada, el amateur Josele Ballester, que dio la cara en el que seguramente sea el primero de muchos grandes, pero se despidió con un +3 para +5 tras tres birdies, cuatro bogeys y un doble bogey. El mismo camino siguieron ilustres como Collin Morikawa (+4), campeón en 2021; Phil Mickelson (+9), Justin Thomas (+11) o Dustin Johnson (+13). De milagro se salvaron el número uno del mundo, Scottie Scheffler, gracias a una salida de bunker preciosa (y afortunada) en el 18 (+4 para +3), y el vigente campeón, Cameron Smith, con un golpazo tremendo también en el último hoyo del día, que le dio el eagle (+1 para +2).