El hambre de Mola
El triple campeón mundial, que participa este domingo (13:15, RTVEPlay) en el Europeo de Madrid, sigue en la distancia olímpica y buscará el billete a París 2024.
Mario Mola está de vuelta. Aunque no se hubiese ido del todo. El triple campeón mundial (2016, 2017 y 2018) será uno de los triatletas a seguir este domingo (13:30 carrera masculina y 11:15 la femenina, RTVEPlay) en el Europeo de Madrid. Entre la Casa de Campo y el Palacio Real, donde se coronarán los campeones. Con 33 años, y después de dos decepciones olímpicas (8º en Río 2016 y 10º en Tokio 2020) cuando tenía opciones, el mallorquín tiene decidido ir a por París 2024.
“Los 15 meses previos a Tokio fueron muy complicados al posponerlos. No disfruté de la preparación y me hizo mella. Tenía necesidad de descomprimir. Les pasó también a Javi (Gómez Noya) y a Fernando (Alarza). Fue un esfuerzo más grande del que nos imaginábamos. No me planteé dejarlo, pero sí encontrar otras carreras que me motivaran. Por eso busqué en el cross, en el 10.000... Pero donde tengo opciones de hacerlo bien es en el triatlón. Así que vuelvo, pero con un calendario diferente. Ese nivel de dedicación al deporte no puedo tenerlo ya”, cuenta Mola, que en abril del año pasado fue padre de Hugo (su pareja es Caro Routier, también triatleta).
Mola dejó el grupo de entrenamiento del canadiense Joel Fillol y aparcó la maleta para establecerse en casa. De acuerdo con la Federación Española, en Mallorca y alrededor suyo llegaron Antonio Serrat (mejor español en el ranking mundial, 9º), Sergio Baxter, Alberto González y Ángel Sánchez a las órdenes de Jordi García. Un núcleo de primerísimo nivel.
“Hay que asumir tu papel en cada etapa. Sería absurdo por mi parte intentar ganar cada carrera sabiendo lo que tuve que hipotecar en el pasado. No puedo controlar el descanso como antes y no me martirizo por ello. Sé que no voy a estar a mi mejor nivel todo el año, pero tengo hambre y ganas de estar bien”, advierte sobre su nueva realidad. No pisará muchas series Mundiales e intentará amarrar su billete hacia París en otras competiciones: “Iré donde me apetece. Sé que me penalizará en el ranking olímpico, pero la Federación ha establecido criterios de clasificación por rendimiento y es otra vía”. De momento, en abril ganó el Mundial de duatlón esprint en Ibiza.
“Los Juegos no son una espina. Estando para disputarlos, hubo gente mejor que yo. Si no vuelvo, no me voy a machacar. Pero a nivel deportivo es donde me queda luchar por una medalla. Es lo que me motiva para seguir trabajando”, avisa con el brillo en los ojos de una nueva ilusión. La de un animal competitivo con 51 podios internacionales y 24 victorias que no ha dicho su última palabra.