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AJEDREZ

Ding Liren colapsa en una partida histórica

Ian Nepomniachtchi ha conseguido imponerse en el séptimo lance del Mundial en una partida marcada por la complejidad y los apuros de tiempo.

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Ding Liren colapsa en una partida histórica
FIDE/David Llada

Podría parecer que 120 minutos son más que suficientes para efectuar 40 jugadas. Sin embargo, con el reloj en marcha y la tensión a flor de piel, incluso los mejores ajedrecistas del mundo corren el riesgo de caer en un colapso. Esta es la historia del séptimo envite del Campeonato del Mundo de Ajedrez, una partida que ha terminado con triunfo para Ian Nepomniachtchi, que vuelve a liderar el evento por 4-3.

Cada vez que los dos contendientes se sientan delante del tablero parecen estar empeñados en acallar todas aquellas voces que les restaban el mérito por no haber competido contra Magnus Carlsen a causa de su renuncia. Entre ellos, grandes rostros de la historia del deporte ciencia como Hikaru Nakamura o el mismísimo Garry Kasparov. Sin duda, el choque de hoy ha sido el más emocionante hasta la fecha.

Ding Liren, descontento por cómo habían marchado sus últimos enfrentamientos con las piezas negras, decidió dar un giro radical empleando la Apertura Francesa, una de sus grandes armas durante su ascensión a la élite pero prácticamente en desuso en su repertorio (solo la había empleado dos veces desde 2012, según la base de datos especializada Yottachess). Curiosamente, en la rueda de prensa inaugural, el ajedrecista chino confesó que una de sus máximas inspiraciones era cómo jugaba la Francesa Paco Vallejo, el número uno español.

La elección sorprendió a Nepo, que empleó una variante tranquila que había empleado recientemente contra Vladimir Kramnik -de quien hay rumores que dicen que podría ser su entrenador- sin tratar de buscar ventaja concreta de los primeros compases del juego. La partida, desviaciones varias de por medio, terminó resultando igual tras once movimientos que otra de Yury Dokhoian, quien fue técnico de Kasparov, en 1987.

Ding parece haber infravalorado el peligro del ataque blanco, que se resume en intentar terminar con el caballo de f6 para dar jaque mate en h7.
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Ding parece haber infravalorado el peligro del ataque blanco, que se resume en intentar terminar con el caballo de f6 para dar jaque mate en h7.

Cuando el lance parecía navegar tranquilo hacia una ligera ventaja posicional negra, Ding infravaloró las posibilidades de ataque de Nepomniachtchi y vio cómo sus chances de puntuar se complicaban. Salió bien del apuro, aunque tuvo que emplear aproximadamente una hora en encontrar cinco jugadas críticas para no perder.

La tormenta, aún así, no había amainado. Con todas las piezas blancas apuntando al rey rival, el Gran Maestro chino se veía obligado a sacrificar de forma brillante una calidad a cambio de bastante actividad para sus piezas. Nepomniachtchi no había cometido ningún error grave, pero un cúmulo de pequeñas omisiones le habían dado la vuelta al juego. Además, su afán por seguir acelerando un ataque que pedía ser frenado -recordando, por cierto, a la histórica partida entre Keres y Smyslov en el Torneo de Candidatos de 1953- le hizo quedarse peor.

La partida entre Keres y Smyslov, del Candidatos de 1953, es un gran ejemplo de cómo el alfil desde la diagonal defiende muy bien los ataques por la columna 'h'. A la derecha, foto de la partida de hoy.
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La partida entre Keres y Smyslov, del Candidatos de 1953, es un gran ejemplo de cómo el alfil desde la diagonal defiende muy bien los ataques por la columna 'h'. A la derecha, foto de la partida de hoy.

Las complejidades tácticas del choque ya lo habían convertido en la mejor receta de este Mundial. Sin embargo, faltaba por añadirle el ingrediente secreto: el apuro de tiempo. Ding, que había jugado bastante correcto a pesar de la necesaria rapidez, tenía en su reloj menos de seis minutos para realizar nueve movimientos.

En vez de consolidar la posición para llegar al control (en la jugada 40 los contendientes reciben una hora extra de tiempo), Ding se lanzó al cuello de Nepo. El ruso, todo un especialista en ritmos rápidos y relámpago, entró al trapo de forma inmediata. El cronómetro corría y los aficionados se llevaban las manos a la cabeza. “Está completamente congelado”, vaticinaba el Gran Maestro Anish Giri desde la retransmisión de Chess.com.

Ding destina casi los cinco minutos que tiene a pensar. Su idea era Td2, la que finalmente hace, pero reconoce haber omitido Te2 como respuesta. Con 32...Ae5!, parece que la iniciativa negra empieza a ser preocupante para el blanco.
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Ding destina casi los cinco minutos que tiene a pensar. Su idea era Td2, la que finalmente hace, pero reconoce haber omitido Te2 como respuesta. Con 32...Ae5!, parece que la iniciativa negra empieza a ser preocupante para el blanco.

Así fue. Gastó casi cinco minutos de los 5:39 que tenía en un momento decisivo en el que podía conseguir bastante ventaja. Erró en su disparo y la partida cayó por su propio peso de lado de Nepomniachtchi. Con cuatro jugadas por hacer y tres segundos en el reloj, Ding se rindió. La posición, eso sí, estaba ya completamente perdida merced a sus últimos errores.

No he podido encontrar ninguna manera de hacer que la partida siguiera”, confesó afligido Liren en su comparecencia ante los medios de comunicación. “Toda la partida fue extremadamente tensa y aguda”, manifestó por su parte Nepo consciente de que acababan de disputar uno de los lances más emocionantes de la historia reciente de los mundiales. Porque sí, el ajedrez también puede ponerte los sentimientos a flor de piel aunque seas un espectador a través de la pantalla.

Cuatro victorias seguidas

Con el triunfo de Nepomniachtchi se llega al ecuador del Mundial. El ruso manda momentáneamente por cuatro puntos a tres, a falta de siete partidas. En cuatro de ellas, Ding, que ya ha demostrado su capacidad para remontar en dos ocasiones, dispondrá de las piezas blancas. El próximo envite será el jueves, tras la jornada de descanso del miércoles.

Este Campeonato del Mundo está alcanzando unos registros históricos. No es nada usual en el ajedrez de élite que se produzcan cuatro victorias consecutivas. De hecho, en un torneo de esta magnitud, no sucedía desde el enfrentamiento por el título en 1986, cuando se midieron Garry Kasparov y Anatoli Karpov. La racha quedó en cuatro resultados decididos entre el decimosexto y el decimonoveno enfrentamiento.