Desireé Rovira rompe otra barrera
Desireé Rovira participará en un torneo de ocho luchadoras en el estadio Rajadamnern (el más antiguo de Tailandia). Serán las primeras peleas femeninas en ese recinto.
El muay thai femenino está abriéndose paso en Tailandia. El deporte de las ocho extremidades es una religión en el país asiático y poco a poco la mujer toma un papel mayor. La televisión ya cuenta con combates de féminas y también algunos de los estadios más importantes. Precisamente, en la tele pública de Tailandia tiene en una española un filón. Desireé Rovira (34 años) ha ganado cuatro de sus últimas cinco luchas retransmitidas (el quinto combate fue un polémico nulo). Este domingo tiene una nueva oportunidad, chocará contra Petchsaifon Sit Ubon. El combate es importante porque le da visibilidad, pero gana entidad porque ‘Dazy’ será una de las ocho pioneras del estadio más antiguo del país, el Rajadamnern.
Rovira, que está ranqueada en el número tres del WBC muay thai (50.8 kg), vive y entrena en el 7 Muaythai Gym de Rayong y cuenta con la ayuda de Hualaan Muaythai. La gaditana ha sido una de las ocho seleccionadas para un novedoso torneo (empieza el 12 de agosto). Por primera vez 77 años de historia, el Rajadamnern verá pleitos femeninos y será especial. Se formarán dos grupos de cuatro luchadoras y cada combate otorgará una puntuación que dará una clasificación. Las dos primeras de cada grupo se enfrentarán en semifinales y las ganadoras buscarán ser la primera ganadora. El prestigio que otorga la oportunidad es inmenso, pero eso también se ve recompensado económicamente. Las luchadoras tienen garantizadas tres luchas y la vencedora final se embolsará a mayores un millón de baht (30.000 euros, aproximadamente).
El veto a las mujeres en los principales estadios ha sido un lastre muy grande para las luchadoras, por lo que este torneo supone un hito. El muay thai se rige por tradiciones, rituales y supersticiones muy antiguas. En ellas se cree que la presencia de la mujer “viola” el espacio sagrado del ring. Por ese motivo, a las mujeres no se les permite entrar por encima de las cuerdas y deben hacerlo arrastrándose por la cuerda inferior. Además, económicamente siempre han recibido pagas mucho peores que los varones. El gran premio final también ayudará a la igualdad, aunque para eso queda todavía mucho camino por recorrer. La ruta está marcada y una española será pionera.