Andrea Revuelta, prodigio con destino a Stanford

Hasta el pasado año, ningún golfista español había ingresado en el prestigioso programa de la universidad de Stanford, del que han salido estrellas como Tiger Woods o Rose Zhang. En unos meses, en cambio, habrá dos españolas en la institución californiana. En septiembre de 2024, Andrea Revuelta (Madrid, 17 años), 17ª del ranking mundial amateur, acompañará a su amiga Paula Martín en Estados Unidos, y continuará allí con la progresión salvaje que ha mostrado recientemente. La última prueba de ello fue en el pasado Open de España, en el Real Club de Golf de Las Brisas, donde Andrea, una jugadora que destaca por su alegría y por tener siempre los pies en el suelo, llegó a estar en la pelea por el título y finalizó séptima, siendo la mejor amateur del que era su segundo torneo del año contra las ‘mayores’.

“Fue una de las mejores semanas de golf, la verdad. Disfruté muchísimo en el campo y el resultado me acompañó durante toda la semana. Muy contenta y muy ilusionada por haber vivido eso”, resume Andrea Revuelta, que recibe al Diario AS en las instalaciones de la Federación de Golf de Madrid, donde entrena a diario en el programa CETEMA, el cual permite a jóvenes golfistas combinar los estudios con el deporte de alto rendimiento, y del que ya han partido figuras como Alejandro del Rey, Eugenio López-Chacarra, Cayetana Fernández o la propia Paula Martín. Andrea, que el pasado curso se proclamó campeona de España absoluta a pesar de ser menor de edad (entre otros muchos éxitos, como ser campeona de la Solheim y la Ryder Cup júnior o el Europeo por equipos), es la nueva perla de una camada brillante que ilusiona al golf español.

Si algo caracteriza a Revuelta, que recientemente recibió la invitación para jugar el Augusta National Women’s Amateur, es su forma de ver las cosas, de entender el golf y la competición. De hecho, no siempre ha tenido claro que quiera dedicarse plenamente a ello en el futuro. “Yo he visto siempre el golf como una manera de crecer personalmente y me ha dado oportunidades increíbles. Y sí que es verdad que me gusta mucho, me gusta muchísimo la competición, me encanta competir, pero de la vida profesional hay muchas cosas que no me gustan o que no me atraen tanto”, explica la madrileña. “Me parece una vida muy sacrificada y muy dura para mantener como estilo de vida hasta que tienes, yo qué sé, 30 años, 35, 40. Me parece un estilo de vida muy duro porque sí que es verdad que a mí las semanas largas de competición o cuando compito tres semanas seguidas se me hace pesado. Y luego, pues que nunca sabes en un futuro, ¿no? Me encantaría ser profesional y me encantaría competir, pero sí que es verdad que lo veo como más a corto plazo que a largo plazo, como que yo dedique mi vida entera al golf”.

Es cuanto menos llamativo que, con 17 años, Andrea ya repare en aspectos en los que compañeros de su edad no piensan ni un segundo. “Hay muchísimos más factores que entran en tu cabeza cuando estás compitiendo profesionalmente en comparación a cuando estás compitiendo amateur. Por ejemplo, en el Open de España lo noté muchísimo... ¿Dónde tienen la cabeza las jugadoras profesionales? La tienen en resultados, rankings, dinero, ganancias, patrocinadores, ‘ay que pierdo la tarjeta, que no la pierdo, que no sé qué'... Estás en un torneo amateur y tu máxima preocupación es ganar o no ganar y el examen del día siguiente”, dice la jugadora, que lo que tiene claro es que no quiere perder nunca esa alegría con la que siempre va por los campos.

Ejemplo de ello fue el doble bogey que cometió en el hoyo 7 en la última jornada del Open de España, donde enterró sus opciones de victoria. En el camino al tee del 8, Andrea ya estaba riéndose y bromeando con su caddie. “Por esa seriedad y por esa responsabilidad que tienes (como profesional), se pierde un poco la esencia de lo que es el juego en el campo. A veces ves a las jugadoras que están superagobiadas en el campo, pasándolo mal, sufriendo mucho, y eso no me gusta. Lo que no quiero es perder mi esencia y mi comportamiento en el campo. Yo no quiero llegar a un punto en el que lo pase mal en el campo y que jugar al golf sea un deber y una forma de ganar dinero más que un gusto y un placer”.

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2024 no será un año cualquiera para Andrea, que cambiará su vida por completo y cruzará el charco para convertirse en la segunda jugadora española de la historia en ingresar en Stanford. “Me hace muchísima ilusión y estoy feliz por la decisión que tomé. Por todo lo que llevo detrás, que me ha costado muchísimo ir a Stanford, o sea que estoy muy contenta por eso y me apetece mucho ir”, cuenta antes de verle el lado malo. “Ahora que se está acercando la fecha, ya se nota en casa, mi madre dice ‘uy, que te vas’... Al final es un cambio de vida y dices es que tengo 17 años, voy a tener 18, me voy a ir de casa, es un cambio de vida y da un poco de vértigo, pero con ganas”, narra una Revuelta que está a punto de cumplir el sueño de una vida. Lo explica ella con una anécdota que tiene con la universidad californiana. “Yo tenía muy claro desde el principio que me quería ir a Stanford. A los 13 años le escribí un mail a la coach de allí diciendo ‘oye, soy Andrea Revuelta, me encantaría ir a Stanford’ y me dijo ‘sí, sí, me parece muy bien, pero cuando cumplas 17 años o 16 hablamos’. Fue muy gracioso porque yo siempre he querido ir ahí. Tuve ofertas de muchas universidades, pero yo lo tenía muy claro, y en cuanto Stanford me dijo que sí, que había una plaza, que me la iba a tener que trabajar pero que la había, pues fui a por ella”.

Allí, en Stanford, donde pasaron profesionales como Tiger Woods o Rose Zhang, la madrileña tendrá la oportunidad de continuar creciendo golfísticamente y de estudiar en una de las universidades más prestigiosas del planeta. “Los estudios es por lo que me decanté por Stanford, porque siempre ha sido buena en golf, pero no de las mejores, aunque ha ido evolucionando. Es más el tema académico, creo que ahí hay una oportunidad increíble para crecer en cualquier aspecto, en lo que tú quieras, personalmente, académicamente, intelectualmente... es brutal”, dice Andrea, que allí se reencontrará con una Paula Martín con la que le “apetece mucho compartir la experiencia” y que será de gran ayuda en un primer año que no siempre es fácil. “Va a ser un apoyo muy grande. También entro con dos amigas mías que son suecas, o sea que mucho mejor porque hay algunas que los primeros meses dicen que son muy duros, que estés donde estés son duros. Tener ahí un apoyo que es más cercano a casa y una amiga toda la vida, pues está bien”.

En un test rápido, Andrea se define sobre el campo como “bastante regular, disfrutona y agresiva”, y “disciplinada, trabajadora y que intenta disfrutar lo máximo posible” cuando está alejada de los palos. Se siente más cómoda con el “putt y el juego corto”, destaca “que no fallo mucho, hago todo medianamente bien”, ha crecido admirando a “Tiger Woods, Rafa Nadal y Rory McIlroy. Me encanta Rory” y en su tiempo libre le gusta mucho “pintar, estar con mis amigos en las horas que puedo, que son pocas”. Hace unos años, Revuelta no destacaba tanto y no ganaba tanto, pero ahora, y con mucho trabajo en el camino, es una de las grandes esperanzas españolas para el futuro. “El cambio llegó al ver que podía meterme en los equipos nacionales y viajar. Viajar al final para mí era el objetivo porque te lo pasas fenomenal. A mí me encanta jugar torneos en equipos, son mis favoritos. Representando a España me lo paso fenomenal, y el objetivo de meterme en los equipos y representar a España era lo que me ayudaba a motivarme para entrenar”, explica sobre el ‘clic’ que desató a una jugadora que ha ganado torneos como el Junior Vagliano, el Mundial júnior por equipos o el World Junior Girl’s Championship de Canadá. “A raíz de jugar algún Europeo, competir internacionalmente y todo, pues dije que a por ello”.

En CETEMA, Revuelta continúa creciendo antes de ‘hacer las Américas’, y lo hace a través de una vida muy disciplinada y exigente. “Voy al colegio de 8 a 10:40, y después vamos a entrenar hasta las 14:00 más o menos. Comemos y volvemos al colegio hasta las 17:30, y de 18:00 a 20:00 algún día hacemos físico. Son días largos, pero bueno, al final es lo que hay que hacer, y si no metes las horas no da sus frutos”, relata sobre un programa que facilita el compaginar estudios y golf. “Me ayuda porque son días muy largos y te ponen una rutina con seguimiento. Ayuda también tener a gente aquí que hacen lo que tú haces, compiten todas las semanas como tú y, por así decirlo, no eres la rara del grupo como eres en tu cole o cuando lo haces sola. Al no ser la única que está todo el día viajando, entrenando, yendo al cole, pues es mucho más cómodo y se te hace más fácil”, dice.

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Ese estilo de vida “siempre lo he llevado así”, cuenta Andrea, que de pequeña también practicaba y destacaba con el piano y en ballet, aunque ahora los ha tenido que dejar atrás (no tanto el piano, que de vez en cuando lo toca). “Yo tenía muchísimas extraescolares y llegaba muy tarde a casa”, explica. “Sí que soy consciente de que me he perdido muchísimas cosas que hacen niños de mi edad: más planes con amigos, más planes de tarde y cosas así. Eres consciente que te los pierdes y en su momento los sufres, pero también estoy muy agradecida a todo lo que me ha dado el golf y que todo el sacrificio haya merecido la pena”, opina una Andrea Revuelta a la que, para acabar, se le pregunta por sus sueños de futuro, lo que le lleva unos segundos de reflexión. “No tengo ni idea. Sí que me encantaría ganar el Augusta National que jugamos ahora de amateur, es un sueño mío. Y ganar un grande. Me da igual cuál. Y luego, ya en mi vida futura, no lo sé, recorrer el mundo seguramente”, dice una deportista siempre prudente, con los pies en la tierra y con una mentalidad muy distinta a la que acostumbran chicos de su edad. Pero que, como demostró en el pasado Open de España, dará mucho de qué hablar en el futuro.

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