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BÁDMINTON | CAMPEONATO DE EUROPA

La Carolina de siempre

Once meses después de su grave lesión, la onubense debuta con victoria en el Europeo de Madrid y accede a octavos de final ante un Gallur a rebosar y entregado.

Madrid
La Carolina de siempre
PEPE ANDRES

Como si no llevara 333 días sin pisar una competición. Como si nunca se hubiera roto el ligamento cruzado ni los meniscos interno y externo. Como si fuera ayer cuando se proclamó campeona olímpica o triple campeona del mundo. En su debut en el Europeo de Madrid, Carolina Marín volvió siendo la de siempre. 21-10 y 21-6 en 30 minutos frente a la checa Katerina Tomalova, que se vio atrapada en un tsunami de emociones y juego. El Polideportivo Municipal Gallur, lleno hasta la bandera, se entregó a su campeona, vibró con ella y le brindó ese cariño que echaba de menos. "Chillaban, coreaban mi nombre... no me lo esperaba", aseguraba Carolina tras el partido. La ucraniana Maria Ulitina, 59ª en el ranking y vencedora ante la portuguesa Sónia Gonçalves por 19-21, 21-17 y 21-16, será la próxima rival de la onubense (mañana, miércoles, a las 16:30, a través de Badminton Europe TV), ya en octavos y un paso más cerca de su sexta corona continental seguida.

Ulitina, pues, ya está avisada. En realidad, ya lo estaba. Carolina siempre va de cara. Porque puede y porque piensa que puede. "Mi juego se ha ampliado, antes fallaba más. Ahora, me siento más fortalecida en muchos puntos de la pista, en sitios donde mis rivales me presionaban", aseguraba Marín en la rueda de prensa previa a su estreno. De las palabras a los hechos. Tomalova, de 20 años y 124ª en el ranking, no se había enfrentado nunca a Carolina. El día de hoy, para ella, seguramente, era ese tipo de dicotomía que se mueve entre la ilusión y la desesperación. El premio de enfrentarse a la más grande es mayúsculo, pero el precio a pagar, las escasas opciones de avanzar en el torneo, también es muy alto.

Lo pagó, aunque no desde el inicio, ante una Marín que necesitaba engrasar la maquinaria. Normal. Con un grito que se fundió con el del público, ensordecedor en cada tanto, Carolina empezó a funcionar. 5-7 para liberarse, para sentir suyo el volante y para rebajar una renta de tres puntos que ya fue máxima para Tomalova. 8-8 y despegue, con un parcial de ocho puntos seguidos (16-8). Sin vuelta atrás. Cómoda cerca de la red e inteligente en el posicionamiento, como habitúa, el repertorio fue aumentando con los minutos. Desde brillantes globos defensivos, para iniciar la remontada, hasta remates en salto ("cosas que no le habíamos visto nunca", exclamaba Fernando Rivas, su entrenador, impresionado), como el que cerraba la primera manga. La primera después de casi un año y los 15 minutos que necesitaba para volver a sentirse poderosa, suprema, campeona. Tal y como se mostró en un segundo set imponente, resuelto en otro cuarto de hora y que sirve para anunciar su regreso.

Carolina Marín remata ante Katerina Tomalova.
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Carolina Marín remata ante Katerina Tomalova.PEPE ANDRESDiario AS

Sin molestias y con mucha emoción

Antes de su grave lesión, a dos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio, Marín acumulaba cuatro títulos en cinco torneos disputados. Primer paso dado para recuperar el sendero. Con autoridad y, lo más importante, sin aparentes molestias. "Me encantaría marcharme sin tener ningún problema. Sentir que la rodilla me ha dejado jugar perfectamente", deseaba antes de su primer golpe al volante. "Lesión olividada y rodilla perfecta", aseguraba tras la victoria. Deseo cumplido y compartido por la numerosa afición presente en Gallur, que volvió a disfrutar de la jugadora andaluza. Con la piel de gallina y las palmas de las manos ardiendo, se despidieron de ella. Carolina, con su inconfundible sonrisa, saludando a todos los presentes y con su mensaje lanzado. En Madrid se está gestando una simbiosis perfecta.