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PATINAJE SOBRE HIELO

Sara Hurtado patina por la paz

La madrileña recauda con una iniciativa 6.000 euros que se destinarán a la ONG World Central Kitchen para ayudar en Ucrania.

Sara Hurtado patina por la paz

Sara Hurtado descuelga el teléfono y su voz suena cansada. La patinadora madrileña, de 29 años, lleva unas últimas semanas frenéticas desde que tuvo que salir pitando de Rusia junto a su pareja de danza, Kirill Jalyavin, oriundo de ese país, cuando las cosas empezaron a ponerse feas por la invasión de Ucrania.

Precisamente a los ucranianos es a los que pretende ayudar con ‘Sobre hielo por la paz’, una iniciativa organizada en colaboración con la Fundación Deporte Joven y el Consejo Superior de Deportes que los días 2 y 3 congregó a cientos de personas en el Palacio de Hielo de Madrid. Se recaudaron 6.000 euros que serán destinados a la ONG World Central Kitchen, del famoso chef José Andrés para asistir a los refugiados de la guerra.

"Surge todo de la sensación que tengo nada más aterrizar de Moscú. Había una incertidumbre inmensa y me llegó muy profundo", cuenta Sara a AS. Dice que se sentía "impotente" y que buscó la manera de ayudar "de una manera efectiva". Puso "la maquinaria en marcha" y se encontró con un gran apoyo de todos los actores implicados, que no dudaron a la hora de tratar de "poner un plato de comida" en la mesa de gente necesitada. También involucró "a varios amigos" para hacer el ambiente "más disfrutón". Porque cree que "así, con luz, es como se debe combatir una guerra". A Hurtado le ha movido en este proyecto un intento de canalizar "la rabia y la frustración" que le genera no solo la guerra de Ucrania, sino "todo el sufrimiento" que vemos en otras partes del mundo.

Su huída de Rusia le ha supuesto un quebradero de cabeza a nivel deportivo. Ella y Kirill vivían y se entrenaban en Rusia desde hacía seis años, y ahora vagan por distintas pistas de Madrid sin una rutina fija. "Ha sido un cambio muy drástico", relata Sara. En algún momento le gustaría volver, porque en Moscú y San Petersburgo ha sido "muy feliz". También querría "romper la barrera de prejuicios" que cree que hay con los rusos y pide empatía con ellos. La que ha demostrado ella remando para que los damnificados por la guerra al menos encuentren comida caliente al abandonar su patria.