"Los rusos ven lo que está pasando con vergüenza"
Sara Hurtado ha llegado a Madrid desde Moscú, ciudad en la que vivía, y la patinadora internacional reconoce a AS estar aún "en shock".
Sara Hurtado (Madrid, 1992) es una de las mejores patinadoras sobre hielo de la historia de España. Dos Juegos Olímpicos a sus espaldas (Sochi y PyeongChang) y un 11º lugar junto a Kirill Jalyavin en el Mundial de Estocolmo 2021 que daba plaza a la RFEDH para Pekín 2022 (acudieron Olivia Smart y Adrián Díaz tras una dura pelea fratricida en el hielo entre ambos dúos) así lo atestiguan. Ahora la bailarina de danza sobre hielo está viviendo momentos muy complicados ya que reside en Moscú desde hace seis años y ha tenido que dejar Rusia deprisa y corriendo por el conflicto que tiene al mundo en vilo. "Sara y Kirill se instalarán de manera temporal en Madrid hasta que la situación en Rusia se normalice", informaba la federación española de deportes de hielo en un comunicado. Pocas horas después de aterrizar en Barajas, Sara atendía a AS.
-¿Cómo ha sido esta última semana y cómo han sido las gestiones para regresar?
-Cuando nos enteramos de la invasión el primer sentimiento es de shock, de pensar esto no puede estar pasando realmente. Mañana repliegan, piden perdón y reconocen que se han equivocado. Nunca esperas que vaya a escalar donde ha escalado. Nosotros teníamos de todas formas vuelo de vuelta a España el 13 de marzo y pensamos en aguantar como fueras siempre pensando que la cosa no se iba a descontrolar de esta manera, pero cuando ya cierran el espacio aéreo, no puedes sacar dinero del cajero... Acudimos al consulado que funcionan muy bien y son los que nos han salvado de todo y nos han ayudado a hacer las gestiones para traer a la mujer y a la hija de Kirill. Nos han recomendado qué vuelos coger porque se podía venir vía Helsinki por tren o vía Estonia en coche, pero ellos nos dijeron que pese a estar el espacio aéreo cerrado había algunos vuelos vía Estambul, Dubái y El Cairo. Solucionamos todos los papels, compramos los billetes y hemos llegado hoy por Turquía.
-Usted que vive desde hace varios años en Rusia... ¿había rumorología de todo esto en los últimos meses?
-Qué va. Ha sido una sorpresa para todos. En todo mi entorno no conozco a nadie que haya dicho esto está bien, esto tiene que ser así. Todo el mundo está alucinando, no entienden nada y dice que no les representa y que no saben porqué está ocurriendo. No quieren la guerra, dicen que los ucranianos son sus amigos, están avergonzados. Dicen que no entienden cómo no ha habido otra solución antes de esto. El sentimiento es de: 'En qué movida nos han metido sin elegirlo, pero no podemos hacer nada'. No pueden decir nada al respecto, no pueden manifestarse en contra... Están un poco en un estado de resignación pero desde la vergüenza a sus líderes.
-¿Cómo está llevando esto Kirill?
-Mal, pero él aunque ha nacido en Rusia debe escoger sus batallas y ha elegido tener una oportunidad fuera del terror, la angustia y el miedo. Además si se queda en Rusia pueden alistarle en cualquier momento y ponerle un arma en la mano. La cosa está muy seria. Pese a lo difícil de dejar a tu familia, lo ve como algo esperanzador, una oportunidad en un sitio seguro en el que construir algo con su mujer y su hijo. Por ellos y su seguridad va donde sea.
-La seguridad es lo fundamental, pero obviamente todo esto les afecta a su futuro deportivo...
-Ahora mismo con mucha calma. Estamos asimilando y aterrizando física y emocionalmente. La angustia que hemos pasado pensando si no podríamos salir o qué pasaría no permite pensar en nada más. En términos deportivos nos afecta en todo porque ahí teníamos nuestro equipo, entrenadores, instalaciones, rutinas... y ahora nos vemos, perdón por la expresión, con el culo al aire. Pero somos unos privilegiados porque tenemos compañeros ucranianos peleando por su vida ahora mismo. No me puedo quejar porque se me ha roto la organización de la temporada, porque tengo que buscar un entrenador... Sería hipócrita si me quejara viendo lo que hay.
-¿Volverá a vivir a Moscú?
-Ojalá pueda volver porque me he ido sin despedirme, pero no cuento con ello. Esto ha sido un palo tremendo y puede pasar cualquier cosa, pero creo que esto se va a alargar en el tiempo y las restricciones serán muy duraderas.
-Por último, ¿cómo están recibiendo los deportistas rusos no poder competir en casi ningún deporte?
-Sienten impotencia pura porque es algo que no han elegido y que no va con sus ideas, sus valores, lo que defienden ni para lo que trabajan a diario. El deporte es una herramienta de unión universal como ninguna otra. Por eso ver que se están tomando decisiones políticas con el deporte como munición es muy duro para los deportistas. Aún así piensan: 'Vale, no puedo competir, pero tengo comida, estoy encasa, hablo con mi familia...'. La perspectiva de lo que es prioridad ha cambiado. Ahora la de todos es vivir y sobrevivir".