Las mellizas del stick apuntan a Terrassa y sueñan con París

Constanza y Florencia Amundson Teves son 'Coti' y 'Flor' en el mundo del hockey, el que conocieron por casualidad cuando apenas tenían seis años en su casa de Boadilla del Monte de Madrid. "Estaba viendo con mi abuela los Juegos de Atenas por la televisión y por primera vez me fijé en ese deporte. Le dije que me apuntaran", cuenta divertida Coti, melliza de Flor. Ambas nacieron el mismo día, comparten equipo en el RC Polo de Barcelona, se aventuraron a jugar tres temporadas en Bélgica e incluso comparten sueños en la Selección de Adrian Lock, tanto a corto plazo con el Mundial de Terrassa como a largo con los Juegos de París, en apenas dos años.

Pero después de aquel día de agosto en el que descubrieron el hockey hasta que cogieron un stick, pasó un tiempo. "Mi madre preguntó en su trabajo donde podíamos jugar a hockey, y un compañero habló del Pozuelo. Ella fue la que tiró del carro, llevaba a nuestro hermano a jugar a fútbol y los sábados no nos podía llevar a los partidos. Nos decía que los viernes era el partido para nosotras", recuerda Flor. Pero el escenario cambio rápido. "Siempre tuvimos facilidad para los deportes", añade Coti. Y por eso en Pozuelo insistieron en federar a las hermanas Amundsen Teves, ya que eran "muy buenas".

Y así fueron creciendo. Del Centro de Tecnificación de Madrid a la División de Honor ascendiendo con el Pozuelo y a ser internacionales en todas las categorías inferiores, como el Mundial Sub-21 de Chile, donde España alcanzó las semifinales. Luego, a Bélgica, donde vivieron tres años antes de volver a España. "Estábamos en Amberes y estudiábamos. El ritmo allí es muy alto, como la intensidad. Destinan mucho dinero al hockey, fichan y la liga crece. Es más físico que en España", valora Flor.

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Y, precisamente, en ese físico que han ido cultivando gracias a sus años en Bélgica y a su genética radica su ventaja para estar en la lista definitiva de 18 jugadoras para disputar el Mundial de Terrassa de julio. Tanto Coti como Flor ya llevan dos años en el grupo mayoritario de Lock, ahora más reducido (25) desde la disputa de los Juegos de Tokio y la renovación del equipo. Ambas vivieron esa experiencia desde casa. España lloró en los cuartos de final, Coti y Flor se mordieron las uñas desde su sofá: "Seguimos el proceso y los entrenamientos. Vimos una España que lo dio todo", explica Coti, que tiene claro cuál es el objetivo: "Tenemos que mejorar físicamente para entrar en el top3", relata, a lo que Flor añade: "La apuesta ahora son jugadoras más físcas para que exploten. No hemos dado cuenta de que podemos competir con cualquiera".

Mientras Coti estudia Psicología, Flor se adentró en la Publicidad y las Relaciones Públicas. La primera es "muy exigente, ambiciosa", mientras que Flor se reconoce más "vaga", pero "talentosa". Ambos persiguen ahora el título de Liga con el Polo, a la estela de un Club de Campo que es el rival a batir, mientras aguardan ilusionadas el Mundial de Terrassa. Su historia no es la típica de un deporte familiar. No nacieron con un stick en la mano, ellos son "la primera generación".