Irlanda es la alternativa a Francia en el Seis Naciones
El Trébol tumba a una Inglaterra que jugó todo el partido con 14 por la expulsión de Ewels y ya es el único rival de Francia en la pelea por el título.
Lo que se presentaba como una suerte de ‘semifinal’ por ver quién se mantenía junto a Francia en la carrera por el título del Seis Naciones, un pulso atávico entre Inglaterra e Irlanda con Twickenham como testigo, quedó desequilibrado de entrada por una pronta expulsión de Charlie Ewels. El segunda inglés vio la roja en el minuto 2 por un contacto feo y tardío con la cabeza de James Ryan y, aunque la Rosa luchó bien en la adversidad, acabó descarrilada de la pugna (15-32) en su mayor derrota en casa en toda la historia del torneo. Ahora sus aspiraciones en esta edición en la que han ido de menos a más pero nunca han convencido se reducen a chafarle la fiesta al enemigo histórico del otro lado del Canal de la Mancha, que el próximo sábado en Le Crunch se juega su primer Grand Slam desde 2010.
También contribuyó a que la contienda no se decantara rápido una incomprensible pájara del Trébol, que inexplicablemente cedió terreno en lo físico y en las fases estáticas, dos de los campos en los que acostumbra a conquistar la superioridad sobre sus rivales. El pack inglés, con una reestructuración obligada que llevó a Lawes a la segunda y situó al ala Nowell como improvisado flanker, que no novedoso, ganaba las melés (cuatro golpes a favor de los cinco totales en esta suerte) con Genge haciendo picadillo a Furlong, uno de los mejores pilieres del mundo. Pese a todo Lowe, en una carrera con final en el banderín, y Keenan, tras un golpe de castigo jugado rápido y una embestida tremenda de Healy sobre Sinckler, neutralizaban con sendos posados los nueve puntos de Marcus Smith, el máximo anotador del torneo, antes del descanso.
Antes del ecuador de la segunda parte, la perla anglo-filipina volvía a encontrar la H por partida doble para poner el empate en el marcador. Y todavía se le pudo poner la cosa en chino a Irlanda de no ser porque una infracción previa dejó en nada una intercepción de Steward sobre su propia línea de marca que le abría las puertas de un páramo completamente despejado de rivales, un ensayo asegurado. Con respiración asistida, Irlanda encontró un bálsamo en el pie de Sexton pero no aplacó los ánimos de Inglaterra, cuya línea subía feroz en cada fase de las ofensivas rivales y por momentos hacía retroceder a los hombres de Andy Farrell.
Era ilógica la resistencia numantina de un equipo obligado a redoblar esfuerzos durante todo el partido y al final el muro cedió en un largo ataque irlandés, un avance a sangre y fuego que culminó Conan. Poco después amortajó Bealham a la Rosa en una de las pocas lides en las que se impuso la delantera de los visitantes, que no salían de Twickers sin recibir ensayos desde 1994 y quedan ya como única alternativa a Francia. Sus deberes para el desenlace consisten en ganar a Escocia en Dublín y esperar que los vecinos de los que siempre han renegado les hagan un favor en Saint Denis.