Moreno vs Figueiredo, capítulo III
Brandon Moreno expone el Campeonato del peso mosca ante Deiveson Figueiredo en el combate coestelar del UFC 270. El pleito cierra la trilogía.
Brandon Moreno emocionó al mundo en el UFC 263. Rompió a llorar cuando Dana White le coronó como campeón del peso mosca de la UFC. Acababa de someter a Deiveson Figueiredo para lograr su sueño. Él no lo sabía, pero en ese momento se convirtió en una superestrella (siendo además el primer luchador nacido en México que alzaba un título). Era ídolo en su país, pero comenzó a serlo para toda Latinoamérica y también en Estados Unidos. Fue su confirmación entre los top de la compañía. El boom que ha sufrido es grande y ahora, más de seis meses después debe demostrar en la jaula que su reinado es duradero. Le espera el mismo cliente en el UFC 270.
Sin duda, pensando en la primera y segunda pelea, nadie titubea al tildar este combate como una guerra. No ha sucedido, pero está claro lo que va a suceder. Los dos primeros pleitos fueron una batalla sin cuartel y se espera lo mismo. Brandon es valiente y a Figueiredo se le ve muy bien físicamente. Si consigue dar bien el peso, sin sufrir en exceso, puede tener un plus en el octágono. El plano mental será importante. Moreno viene de cumplir su sueño. En los dos duelos anteriores tenía hambre de gloria, ¿la habrá saciado? ¿Le pesará mucho la mochila que ahora tiene encima? Ahí puede estar la clave, porque Figueiredo se confió demasiado en la primera pelea y en la segundo no pudo frenar al mexicana. Él también ha tenido una carrera difícil y quizá el hambre vuelve a ser boraz.
Fuera del plano mental, en la jaula las cosas van a estar muy igualadas. La principal baza de Figueiredo es su pegada. Tiene prácticamente igualados los porcentajes de victorias entre el KO (45%) y la sumisión (40%), pero pega dura y sabiendo que el juego de Brandon es mejor a ras de lona (58% de triunfos), debe perseguir esos golpes que pueden hacer la clave. Moreno nunca ha sido finalizado, y es que el de Tijuana es muy duro. Punto para él. Su presión puede asfixiar de nuevo el brasileño, y esa es la baza que debe de jugar. Las cartas parecen claras... pero en una guerra todo puede pasar. El campeón es levemente favorito, pero no se fía. Cualquier cosa puede pasar. Solo uno saldrá de Anaheim con el cinturón. El público ganará, seguro. La guerra es inevitable.