"Mi padre abusó de mí: era una marioneta perfecta"
La nadadora húngara Liliana Szilágyi denuncia las vejaciones de su padre, que fue su entrenador, desde la infancia: "Nos quitó la personalidad y la emoción".
A sus 25 años, la nadadora húngara Liliana Szilágyi, medallista en el Europeo de Glasgow en 2016 y olímpica, ha decidido liberarse. Su testimonio es estremecedor y ha sacudido Hungría, un país con una tradición acuática excelente que tenía una imagen idealizada de la familia Szilágyi. Su padre, Zoltan, fue tres veces olímpico y fue hasta 2016 el entrenador de su hija.
Pero todo era irreal según la denuncia de la nadadora. Detrás de esa pared, había una historia de abusos "desde la infancia", como resalta la hija mayor, que con 12 años decidió que un día debía contar su historia con todo lo que ello supusiera. Ha cuidado el proceso. Se ha asesorado con psicólogos y comunicadores para confesar todo lo que sufrió. "Estoy segura de que saldré herida de esto. Algunos me creerán y otros no", dice.
Szilágyi empieza su escrito, publicado en sus redes sociales, así: "Me han herido. Después de 25 años estoy preparada para expresar las palabras más duras". Y detalla: "Recibí abusos de mi padre. Sentimentales, sexuales. Desde la infancia. Disfrutaba de su poder sobre mí, ya sea de atención, intimidatorio, de amor o sexual. Durante muchos años hubiera hecho cualquiera cosa para que mi padre me quisiera, pero vivía en una ilusión perfecta".
La nadadora húngara, que en 2016 decidió alejarse de su padre, cuenta el miedo que sentían tanto ella como su madre años anteriores: "Creía que todo aquello era normal. Cuando golpeaba a mamá porque hacía algo que no le gustaba o cuando había castigos por una decepción o un mal resultado. Nunca pude tener mi palabra. Era una marioneta perfecta".
Nadadora desde bien pequeña, un deporte de tradición en la familia, de puertas para afuera la vida y la imagen de los Szilágyi eran modélicas. Nada más lejos de la realidad: "El mundo veía una familia que se quería y llena de éxitos internacionales. Lo protegimos con todas nuestras fuerzas porque de lo contrario podría haber consecuencias indescriptibles. Poco a poco nos quitó la personalidad, la conciencia y la emoción".
Fue en 2016 cuando la nadadora rompió con su padre. En ese momento cuenta que se le prejuzgo. "Dijeron que era una chica extraña". "Mi padre tendrá su versión. El abogado con modales perfectos que entrena a niños. Quizás nadie creerá lo que es su verdadero yo entre cuatro paredes". El paso que ha dado Szilágyi quiere que sirva como ejemplo y advertencia a todas aquellas personas que sufran situaciones similares. Por eso ha madurado y ha preparado su historia. Palabra por palabra.
"Me da igual lo que venga ahora. Ya no soy una esclava, el sentimiento de libertad es enorme. La violencia no discrimina, no estás solo, podemos cambiar esto", proclama. Y finaliza con el conflicto familiar que esto genera, ya que su hermana vive con su padre: "Desafortunadamente mi hermana pequeña se quedó con él. Hay una realidad diferente en su cabeza, y quizás el enemigo soy yo. He intentado hacer esto en un ambiente saludable. Espero ayudarla. A mí madre le diría que no me juzgue, porque ella aún debe estar con los traumas que ha sufrido todos estos años".