"Los valores paralímpicos son el espejo en el que mirarse"
Miguel Carballeda, Alfonso Cabello, Ricardo Ten, Loida Zabala y Cristina Saraiva participan en ‘Tenemos alas, deportistas paralímpicos para la historia’, encuentro patrocinado por Liberty.
Cuando aparece un obstáculo en el camino, ellos despliegan sus alas buscando el viento favorable para planear hacia sus sueños. Haciendo posible lo imposible. Esta metáfora vertebró la ceremonia inaugural de los Juegos Paralímpicos de Tokio y ahora da nombre al encuentro ‘Tenemos alas, deportistas paralímpicos para la historia’, patrocinado por Liberty Seguros, donde algunos de sus protagonistas repasan aquella experiencia, como el presidente del Comité Paralímpico Español, Miguel Carballeda; los ciclistas ganadores de medalla, Ricardo Ten y Alfonso Cabello; la haltera y diploma paralímpico, Loida Zabala y la responsable de sostenibilidad de Liberty en Europa, Cristina Saraiva.
España se trajo en la maleta 36 medallas —cinco más que en Río— y muchos sueños cumplidos. Algunos inesperados. “El balance es positivo. A la vuelta nos sorprendió ver cómo han sido los Juegos más seguidos en el mundo y en España”, afirma Carballeda, satisfecho también por el mensaje transmitido al sacar adelante una cita así en tiempos del COVID: “La pandemia nos ha hecho reflexionar sobre nuestra capacidad de ser capaces y de ir juntos hacia un futuro mejor”. Nuestros deportistas han vivido unos cuantos Juegos, pero ninguno como estos. “Llegábamos con la incertidumbre de si se celebrarían y allí nos han faltado abrazos. Ya en Pekín me fijé que había dos tipos de personas, las que grababan todo para no olvidar nada y las que lloraban. Yo estaba un poco en shock”, confiesa Loida.
Sus compañeros de ciclismo tuvieron la sede en Izu, a unos 150 kilómetros de Tokio. “Teníamos muy restringidos los movimientos y nos ubicaron en un resort habilitado como Villa satélite. Han sido unos Juegos distintos, pero muy especiales”, narra Alfonso, ganador de un oro y un bronce. Precisamente este último metal lo conquistó formando equipo con Ricardo Ten. “Después de haber ido a cinco Juegos como nadador, ir a unos sextos en una nueva disciplina y como abanderado, era un sueño. La falta de público le quitó calidez. No tuvimos esa sensación impresionante de salir del túnel y ver el estadio abarrotado, pero era eso o que no se celebraran. Debían primar las medidas de seguridad y dar ejemplo de que se podían realizar eventos multitudinarios”, explica el valenciano.
Todos ellos encarnan a la perfección esos valores por los que Liberty acompaña al CPE desde 2007. “Hemos hecho varias acciones para dar visibilidad a la discapacidad. Nos enorgullece el Equipo de Jóvenes Promesas Paralímpicas de Atletismo, creado hace nueve años. Un grupo de unos diez atletas, de 15 a 19 años, a los que acompañamos con planes de formación, especialización… En este momento, estamos ya preparando a los futuros talentos que participarán en París 2024 o Los Ángeles 2028”, expone Cristina. A lo que Carballeda añade: “Ellos hacen que nuestros deportistas puedan cumplir sus sueños. Somos afortunados por tenerlos como compañeros de viaje”. Además, el presidente del Comité ve fundamental la colaboración entre lo público y lo privado: “Tuvimos la respuesta de la Administración con un presupuesto mayor para Tokio y el compromiso de todas nuestras empresas, a pesar de que los tiempos no fueran los mejores”.
Gracias a estos equipos de promesas se asegura el relevo generacional y se facilitan los primeros pasos de las nuevas generaciones. Más difíciles fueron los comienzos de nuestros protagonistas. “Para comprar mi primer material tuve que pedir un préstamo. Fue una decisión arriesgada, pero era lo que quería hacer. Liberty me ofreció el proyecto ‘Se salen’ y gracias a eso quité la deuda. Hemos hecho grandes cosas juntos, como el videoclip del Langui”, recuerda la haltera. Tampoco los inicios del ciclista cordobés resultaron sencillos: “Hace 14 o 15 años que empecé y no existía ninguna facilidad, por lo menos para las personas que vivían lejos de las grandes ciudades. Es imprescindible la labor de los patrocinadores facilitando medios económicos, infraestructura, personal... para que las personas con discapacidad puedan practicar deporte y quién sabe si convertirse en los campeones paralímpicos del mañana. Espero que esta labor continúe y los jóvenes lo puedan tener más fácil que yo”.
Cuando Ricardo se sumergió en el deporte paralímpico eran principios de los 90. El más difícil todavía. “Lo descubrí por un artículo en Prensa. Al principio, era amateur, no se había creado el Plan ADOP. Eso era impensable cuando empecé. Estoy feliz de ver cómo ha evolucionado todo y transmitiendo a los más jóvenes, que no conocieron aquella fase, que valoren lo que tienen”, argumenta.
Un paso importante es el de la visibilidad. La sociedad tiene mayor conocimiento y reconocimiento de nuestros deportistas. Para muestra, Tokio. “Ha habido un cambio increíble. De hecho, yo lo empecé a notar desde Londres 2012”, esgrime Loida, a lo que apostilla Carballeda: “Me cuentan los deportistas que les paran entrenando en la carretera, les adelantan, les aplauden, a veces llamándoles por sus nombres. Eso no había ocurrido jamás. Cuando Alberto Jofre (director gerente del CPE) y Luis Leardy (jefe de prensa) competían en natación tenían que devolver el chándal después de los Juegos. Hemos logrado cambiar las cosas. El esfuerzo de nuestros deportistas lo merece”. Alfonso también lo ha vivido en primera persona y apunta a la causa de tan extraordinaria consecuencia: “Los valores ligados al movimiento paralímpico son únicos y el espejo donde cualquier persona, con o sin discapacidad, debe mirarse. Trasladamos un mensaje de superación, constancia, sacrificio y alto rendimiento. Seguimos avanzando en la búsqueda de la igualdad”. Su compañero Ricardo comparte ese mensaje: “Cuando empecé me seguía la familia, los amigos y poco más. Ahora da gusto que te paren por la calle o se quieran hacer una foto contigo. Hemos tenido que superar alguna barrera y eso es importante para la sociedad, para que vea que si nosotros pudimos, ellos también pueden”.
Esa diversidad es una de las grandes apuestas de Liberty. “Este año creamos nuestro primer comité de DEI (diversidad, equidad e inclusión), compuesto por unos veinte empleados, que trabaja en cuatro temas: de género, diferencia cultural, LGBTQ y discapacidad. Ya salieron doce acciones y, dentro de ellas, hay eventos como la Carrera Liberty”, anuncia Cristina. Otra de las grandes metas a conquistar es la igualdad. “Nosotros queremos ser simplemente uno más en la sociedad y a veces eso es tan difícil… Lo debemos conseguir entre todos. Nuestros deportistas tratan de dar ejemplo a un país que está pasando por un momento de dificultades, pero tiene capacidad para superarlas”, sentencia Carballeda, quien advierte que París puede convertirse en una cita clave: “La Administración, comprometida, ya nos ha dicho que reconocerá las medallas con igualdad económica a los olímpicos y paralímpicos. Ya ocurre en varios países y España va avanzando en eso”.
Ya se ha iniciado la cuenta atrás para los próximos Juegos y cada deportista los mira a su manera. “Pueden ser los primeros a los que asista mi familia”, sueña Loida, que en un mes afronta el mundial. “Con ganas de mejorar cada día este tiempo pasará en un suspiro”, cree Alfonso. Ricardo, que tendrá 49 años para entonces, se muestra cauto: “La edad empieza a ser un hándicap. Aunque, desde que cambié de disciplina en Río, he evolucionado constantemente. Puedo seguir haciéndolo, pero no sé si será suficiente para clasificarme”.
De cara al futuro, cada uno de los ponentes formula un deseo. “Hay empresas solidarias y responsables. Ahí está la clave. Desde el mundo paralímpico continuaremos dando ejemplo”, arranca Carballeda. “Queremos seguir evolucionando hacia el deporte sin adjetivos y estamos cerca. Llegar a verlo sería algo muy grande”, se emociona Ricardo. También lo hace la haltera, con su proyecto más personal: “Hace un año creamos la Fundación Loida Zabala. Estamos sacando a pacientes del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y entrenan a tope”. A Alfonso el deporte le da la vida: “Es un medio para conseguir la felicidad. Iré a París a por medallas”. Y en el caso de Liberty lo define una palabra. “Sostenibilidad. Ojalá nuestras acciones puedan tener impacto en la sociedad”, concluye Cristina.