Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 40 años) , la sonrisa del kárate, se la prestó ayer a la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer (su madre padeció uno) para lanzar la iniciativa #VoluntariasdeMinutos junto a la tenista Carla Suárez , recuperada de la enfermedad. Por cada vídeo de la campaña compartido en Instagram, Ausonia donará dinero para un minuto de investigación. En 14 años de colaboración se han destinado ya dos millones de euros.
-¿Le costó mucho volver a entrenar tras el oro? -No. Estuve diez días de vacaciones, pero no paré de hacer deporte. El circuito mundial y el campeonato del mundo los teníamos encima y no podía desconectar. Quiero cerrar el año de forma perfecta.
-Hay campeones que dicen que después del oro olímpico se quedan vacíos, que como es lo máximo es difícil motivarse… -¡No me ha pasado! Enseguida pensé que sería superchulo ganar Europeo, Juegos y Mundial (16-21 noviembre en Dubái) en el mismo año. Me queda lo último. Me enfoqué rápido.
-Dice que quien más está disfrutando esta medalla es su familia…
-Al cien por cien. Mis padres, mi hermano, los sobrinos que presumen de la ‘tita’… Lo veo a través de los ojos de mis padres, que cuando salen a la calle todo el mundo les pregunta. ¡Es tan bonito! Me alegro un montón porque también han vivido lo contrario, el acompañarme de niña a cualquier lugar de España, gastarse el dinero en gasolina… Es una recompensa para ellos.
-Ganar a una japonesa (Kiyou Shimizu) en los Juegos, en el Budokan que es el templo de las artes marciales, es como el Maracanazo. ¿Cómo se ha valorado eso en el mundo del kárate? -Me hizo muy feliz leer toda la prensa japonesa, que me han ido traduciendo, y todo eran palabras de respeto. Se valoró mucho el gesto de acercarme a felicitar al entrenador de Shimizu, aunque para mí fuese algo natural. Fue una final en la que las dos pudimos mostrar nuestra mejor versión e hicimos disfrutar al público y eso se valoró a nivel social.
-Vuelve a la competición, se cuelga otro oro en la Premier de Moscú, queda número uno del ranking mundial otra vez… ¿Ganar se ha convertido en una rutina? -¡Qué va! Llego a todos los campeonatos con mariposillas en el estómago y siendo consciente de que cualquier pequeño movimiento de un pie o del cuerpo te puede dejar fuera y da igual que seas la número uno o cien. No hay fallo que valga. Eso te pone presión para estar al cien por cien.
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Carla Suárez y Sandra Sánchez, en la presentación de la iniciativa #VoluntariasdeMinutos de la Asociación Española contra el Cáncer y Ausonia para fomentar la investigación contra el cáncer de mama. Juan Aguado DIARIO AS -No pierde desde septiembre de 2019, contra Shimizu, y encadena 51 medallas internacionales seguidas. No se baja del podio desde el 10 de enero del 2014 (bronce en París). Eso son casi ocho años. ¿Está preparada para el día que no suceda? -¡Prefiero no pensarlo, aunque puede pasar! He perdido muchas veces antes. Es verdad que este es un periodo bonito en el que todos los entrenamientos se están traduciendo en recompensas. Pero si llega el día en que en un campeonato, con el mismo trabajo, no sale esa medalla será la Sandra de antes, la que también quería seguir mejorando para la siguiente cita.
-Su próximo objetivo es el Mundial. ¿Se verá allí las caras con Shimizu? -No, si no hay cambios, ella no participará y acudirá Hikaru Ono. Así que no habrá otra final como la de los Juegos.
-¿Hasta cuándo se ve en primera línea? -No me pongo fecha. Tengo claro que el objetivo es el Mundial y después descansar y desconectar sobre todo mentalmente, para ver a dónde quiero ir. Lo que sí tengo claro es que no será el último campeonato.
-¿Y después? Ya es seleccionadora Sub-21, júnior y cadete. ¿Cómo lleva esa faceta? -Hicimos un ‘kit-kat’ (descanso) porque el objetivo eran los Juegos y no podía robar ni un segundo a la preparación. Pero eso creo que también mandó un mensaje a las chicas de que lo importante es ponerse objetivos y tu alma y corazón en ello. Me encanta estar con ellas y poder regalarles todo lo que he conseguido. Quiero aportar mi granito de arena.
-El kárate, las artes marciales, son deportes muy de valores: respeto al rival, disciplina, reconocimiento de la derrota… ¿A veces se ven como bichos raros en esta sociedad? -Es verdad que cada vez cuesta más. Y muchas veces me he sentido como un pez fuera del agua. Con la edad vas gestionando esos sentimientos pero de joven a veces te preguntas por qué no encajas, ‘¿hago yo las cosas mal?’. Luego entiendes que cada uno tiene su lugar en la sociedad y hay que ser consecuente con tus principios. He crecido y he aprendido con un maestro que me ha enseñado lo que soy hoy día. Y debemos intentar transmitir a la sociedad, y de ahí la importancia de que sigamos en los Juegos, que esos valores son necesarios ahora.
-Pidió a Pedro Sánchez que les echara una mano… -¡Y al rey! Al final no es un problema que se pueda solucionar políticamente, sino en los despachos. Y quien pueda influir y presionar para que la exclusión se reconsidere, hay que pedirle ayuda.
-¿Ve un rayito de esperanza? -Hay una mínima posibilidad en diciembre, cuando se ratifican los deportes olímpicos. Parece imposible, pero hay muchos imposibles que al final se han hecho realidad.