Rahm y Sergio García caminan de la mano en el BMW
El vizcaíno, -3 en el día, y el castellonense, -5, se colocaron con -17 a cinco golpes del nuevo líder, el estadounidense Cantlay. Este domingo tendrán opciones.
Jon Rahm y Sergio García. Sergio García y Jon Rahm. El sueño húmedo del aficionado al golf español, ver a los dos últimos popes nacionales de este deporte, un major por cabeza, peleando juntos por un ganar un torneo, se hace carne poco a poco en el Caves Valley Golf Course de Maryland (EE UU). El vizcaíno y el castellonense continuaron ayer por la buena senda en la tercera ronda del BMW Championship, que hubo que empalmar con algunos hoyos pendientes de la segunda, suspendida el viernes por mal tiempo.
Un decente -2 para -16 firmó Rahmbo; hasta el -5 para -17 se fue García. El primero, más en modo montaña rusa, con tres birdies en los cuatro primeros antes de un bogey al 6, otros tres birdies del 7 al 12 y bogeys seguidos en el 13, el 14 y el 18. Esta vez le costó más canalizar las emociones cuando empezó a errar y esos fallos le privaron de una posición privilegiada.
Sergio, en cambio, fue una máquina diésel engrasada: cuatro birdies por un bogey en la primera mitad del campo y dos birdies sin fallos en la segunda. Sobrio, desprendiendo seguridad con sus gafas espejo fardonas, dejaba alguno de sus clásicos dardos a la bandera en una tarde maravillosa de tee a green.
La sociedad española, en este estado de forma un filón para el equipo europeo de la Ryder que se cerrará dentro de poco si García acaba consiguiendo una plaza (la invitación de Padraig Harrington a un hombre de su bagaje en esta competición parece segura), encarará la vuelta definitiva a cuatro y cinco golpes de los estadounidenses Cantlay y DeChambeau. Estos, que seguramente formen parte del bando opuesto en la bienal, marchan en -21.
DeChambeau, que el viernes rozó una ronda sub 60 golpes y llegó a hilar 30 hoyos sin bogeys con veinte bajo par entre el primer día y este sábado, bajó finalmente a la tierra con dos bolas al agua en el 12 y el 13. Solo un bogey lastimero de Cantlay en el último segmento de la jornada le permitió llegar al domingo mirando por el retrovisor, sin rivales en su horizonte.