Bromell renace: del "callejón oscuro" al más veloz del mundo
El velocista, de 25 años ha deslumbrado en los Trials y tiene la mejor marca mundial del año con 9.77. Joven promesa en su momento, vuelve tras un calvario de lesiones.
Trayvon Bromell, un bajito velocista (1,72m) estadounidense de 25 años es el atleta del momento. Antes de su victoria en los 100 metros de los Trials (9.80) corrió en 9.77, la mejor marca mundial del año,y segunda de los últimos seis años. Fue en Miramar (Florida), cerca de Jacksonville, donde está situado el training camp del gurú de la velocidad Rana Reider. Allí ha resurgido este explosivo atleta, de salida atómica y aceleración instántanea.
Ha batido este 2021 a Lyles, De Grasse, Oduduru y en el renovado Hayward Field de Eugene, sede de los Trials, llegó en el hectómetro por delante de Ronnie Baker y Fred Kerley, que le acompañarán por EE UU en la lucha por el oro olímpico en Tokio en 100, la final más preciada, en la que se heredará el trono de Usain Bolt.
Tras sus exhibiciones en 2021, Bromell se acerca a la cima, la que prometía alcanzar hace mucho tiempo (desde 2013), pero su camino se truncó, y casi desaparece del mapa... "Estuve en un callejón muy oscuro", reconocía este atleta de orígenes muy humildes, llamado a comerse el mundo. De joven era un atleta fabuloso. Fue el primer júnior en bajar de 10.00 en 100, un héroe universitario en Baylor y las marcas pegaban por hacerse con su primer contrato profesional.
El profesionalismo llegó en 2015 (firmó con New Balance), año en el que confirmó su talento con un bronce mundial y un marcón de 9.84. Después alcanzó el oro mundial en 60 indoor en 2016, donde demostró su perfil de atleta explosivo. Luego aparecieron las sombras, muchas... Ya lesionado, fue olímpico en Río (octavo en la final de 100) y en el relevo 4x100 su maltrecho tendón de Aquiles reventó y puso contra las cuerdas toda su carrera deportiva. La puerta del "callejón oscuro" se había abierto y el final no se vislumbraba.
Primero se sometió a una cirugía, y Bromell, bajísimo de moral, abandonó los ejercicios de rehabilitación durante 10 meses. Cuando quiso volver a correr faltaba de todo, flexibilidad, agilidad, fuerza... Hizo 10.2 en 100 y el doctor dijo: "No sé cómo no se le ha desencajado el tendón". En 2019, otra vez pasó por quirófano. Las marcas de Bromell eran pobrísimas e inconstantes en comparación con el rendimiento que se le prometía.
El resurgimiento del velocista
En 2019 se enroló en el grupo de Rana Reider, en Jacksonville. Allí afinaban su sprint velocistas consagrados como Omar McLeod o André De Grasse. El objetivo era tan sólo volver a correr rápido. Durante varios meses, Bromell hizo sólo ejercicios de fuerza y adaptación, y el pasado en verano en plena pandemia, regresó. Firmó buena pista cubierta, pero quedaban dudas de si sería capaz de llegar a la meta en 100 metros en buenas condiciones. Lo ratificó en la exigente final en el Hayward Field de Eugene (Oregon) en la que quedaron fuera de combate para Tokio algunas estrellas mundiales como Kenny Bednarek, Noah Lyles y Justin Gatlin.
Origen humilde y ambiente conflictivo
Bromell se formó en un barrio humilde de San Petersburgo, una ciudad de Florida. "Crecí rodeado de pandillas y mucha violencia", explicó en una entrevista en World Athletics. En la Universidad de Baylor salió de ese entorno conflictivo y se convirtió en la joya del atletismo estadounidense y mundial. Luego vino de nuevo ese lado difícil de la vida con las lesiones, y en 2020 sufrió otro revés cuando, la que consideraba su segunda madre, falleció. Lejos de hundirse, esta vez ha vuelto a emerger.