La Liga esquiva a Majadahonda: Cisneros es campeón
El equipo majariego cayó en el derbi madrileño de la final ante las colegialas, que hicieron un partido muy sólido y suman su primer título.
La Liga Iberdrola femenina figura desde este domingo en el palmarés de Cisneros, que derrotó en el partido por el título, derbi madrileño, a un Majadahonda (7-24) ahogado por tercera vez en la orilla (ya perdió la final en 2016 y 2018). Al equipo majariego le volvió a esquivar cruelmente la gloria en la final que cualquiera querría jugar: en su casa, el Valle del Arcipreste, arropadas por su gente.
Alumbró la contienda un sol ardiente que terminó teniendo su influencia. Quizá fue el calor, quizá los nervios, o quizá ambas cosas, pero lo cierto es que el buen comienzo de Majadahonda, alejando el oval rápido de los puntos de encuentro para buscar el campo abierto, se diluyó rápido. Cisneros golpeó primero con un ensayo de Icíar Pozo y puso sus rivales a remolque. Majadahonda no supo encontrar los puntos cuando visitó la 22 rival y en la recta final de la primera parte María Calvo puso otra losa en su espalda.
El empuje en las gradas de una centena larga de aficionados (acudieron unos 300 entre ambos equipos) ofrecían optimismo de cara a un segundo tiempo en el que las cosas tampoco salieron. La touch ofreció poca seguridad y el juego a la mano, punto fuerte de las Rhinos, quedó desactivado por errores constantes en el pase y la recepción. Así jugadoras determinantes como María García no pudieron aparecer y Cisneros aumentó la brecha al poco de volver de vestuarios por medio de Bargues. Solo funcionó la melé, un primor que Cisneros no consiguió frenar en ningún momento y que terminaría dando al equipo majariego su único posado del día, uno de castigo tras girar varias formaciones en las que empujaron ocho sobre el campo y muchos más desde la grada.
La marca llegó con margen para intentar la remontada, pero Cisneros cerró todos los caminos con una defensa recia y comprometida y un clínic de pateo de Marina Bravo. Con todo el pescado ya vendido Icíar Pozo firmó su doblete y selló el triunfo del equipo colegial, justo campeón. Las lágrimas de jugadoras como María García y Lucía Díaz, chicas de la casa que han recorrido toda la escala de categorías, reflejaron la impotencia de un club familiar, cercano, que ha llegado a lo más alto para estrellarse contra un muro. Pero solo puede perder finales quien las juega y lo bueno es que ya conocen el camino hasta ellas. Tarde o temprano tirarán abajo la puerta.