La guerra del K4 se recrudece: audios, abogados, otro test...
La RFEP convoca otro test el domingo mientras Garrote y Toro siguen de baja y el primero desliza que tiene un audio que compromete a Craviotto y su técnico.
La guerra civil en la que vive el piragüismo, provocada por los selectivos para conformar la tripulación del K4 500 para los Juegos de Tokio, no se apaga sino que se recrudece. La Federación Española (RFEP), en otro episodio más de confusión y después de suspender los test tras las acusaciones de amaño de Juanjo Román Mangas, presidente hasta el 14 de febrero, convocó de nuevo a los seis palistas para un selectivo de K1 200 este domingo en Trasona (Asturias), que no anula los resultados de los anteriores sino que servirá como apoyo. Tras estos, la RFEP "elaborará un informe, y posteriormente comunicará la titularidad del K4". Una seria opción de medalla en Tokio.
Pero está por ver si acudirán Carlos Garrote y Cristian Toro, que dejaron la concentración por baja médica. Estos acusan privadamente a Saúl Craviotto y Carlos Arévalo de disminuir la intensidad de la palada para dejarles fuera de la combinación en favor de Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Este cuarteto marcó un tiempo mejor en casi cuatro segundos al de las otras dos combinaciones con Garrote y Toro en la piragua.
Garrote, campeón mundial de K1 200 en 2018 y que volvió a Zamora con un cuadro de ansiedad, desliza que podría hacer público un audio que comprometería a Saúl Craviotto y el técnico encargado del grupo Miguel García. Estos, a su vez, se han puesto en manos de un despacho de abogados que emitió un comunicado en el que advierten que la difusión supondría "una grave violación del derecho a la intimidad" y por haber sido obtenido de forma ilícita. Por lo que amenazan con acciones legales. El Consejo Superior de Deportes vigila "muy de cerca", según un portavoz, el proceso, pero de momento no ha intervenido a la espera de que la RFEP solucione el entuerto.
A su vez, la RFEP maneja un vídeo del selectivo del K4 con el cuarteto de Craviotto, Garrote, Arévalo y Toro en el que se aprecia que el zamorano es quien pierde la sincronización de la palada restando velocidad, lo que desmontaría su teoría del amaño. Un asunto cada vez más sucio que está rompiendo al piragüismo, que puede acabar en los tribunales y que perjudica una opción de medalla a cuatro meses y medio de los Juegos.