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UFC

Poirier y McGregor prenden, con respeto, la mecha del UFC 257

Dustin Poirier y Conor McGregor se vieron las caras por última vez antes de su combate. Ambos supieron encandilar al público y se mostraron muy amigables.

Dustion Poirier y Conor McGregor en el pesaje del UFC 257.
UFC

La mecha está encendida y la bomba explotará este sábado en la Fight Island. Muy pocos pueden decir que el combate entre Dustin Poirier y Conor McGregor no les motiva. El duelo, pactado en el peso ligero, enfrenta a dos de los mejores de la división y sin duda la pelea llega caliente, aunque esta vez solo en el plano deportivo. El respeto ha sido mutuo, pero cuando toca ponerse frente a frente, es inevitable que la tensión crezca. El jueves, estadounidense e irlandés ya se vieron y este viernes fue la última vez que lo hicieron antes de su combate. Los dos supieron encandilar al público, pero acabaron fundidos en un abrazo. Después fue el turno para hablar y McGregor, lejos de lo que habituaba en otras épocas, se limitó a dar las gracias a los fans. Hablará y reclamará su trono en la jaula.

Pero comencemos por el principio. El pesaje oficial se dio a primera hora de la mañana en Abu Dabi. Los luchadores disponen de una hora para pasar por la báscula y McGregor fue el primero. Está muy centrado en esta preparación y lo quiso dejar claro. Abrió el proceso y dio el peso oficial en la báscula, 155 libras (70,3 kg). Cuando son peleas no titulares se les da de margen una libra (0,45 kg), poco, pero es una cantidad que no debes perder. Al irlandés no le importó y dejó el mensaje. Más tarde fue el tiempo para Poirier, quien sí aprovechó la chanza y marcó 156 libras (70,7 kg).

Tras ese 'round cero' superado, ambos se fueron a descansar y recuperar a sus habitaciones. Ya por la tarde la UFC recuperó una de las cosas mas especiales de las previas: los pesajes con público. Había 400 personas en el Etihad Arena que animaron el espectáculo. McGregor se gustó. Entró con calma, disfrutando del momento y de los fans que le aplaudían. Tardó en despojarse de la ropa y posó en la báscula. Después, Poirier entró ya sin camiseta y no se quitó la máscara para la primera foto. Lo hizo para verse con Conor. Ambos jugaron y adoptaron posición de pelea, después juntaron sus caras y acabaron dándose un abrazo y posando juntos. Se respetan, pero cuando suene la campana ese sentimiento se irá. La mecha está encendida.