Carolina Marín: "He dedicado diez horas al día a la lesión"
Carolina Marín regresa a la acción en Dinamarca. La campeona onubense cuenta a AS cómo está de su lesión y cómo afronta un nuevo examen de cara a su gran obsesión: los Juegos de Tokio.
El bádminton de Carolina Marín regresa siete meses después de las semifinales de All England Open y el parón por la pandemia. La volantista cuenta a AS cómo afronta el World Tour Super 750 de Odense (Dinamarca), la recuperación de la lesión de su su rodilla en la etapa más complicada de su vida y su gran obsesión: la medalla de oro en Tokio.
¿Cómo está? ¿Qué sensaciones tiene tras la lesión?
Tengo que decir que ahora la rodilla es casi la mejor parte de mi cuerpo (Risas). Me encuentro totalmente segura. No tengo miedo ni incertidumbre en ningún movimiento. Y eso que los desplazamientos de bádminton son muy agresivos y reactivos. Alguna vez me genera alguna tensión porque es una rodilla operada, pero me lo trata el fisio y recupero muy bien.
La suya ha sido una recuperación contrarreloj. A los cinco días ya estaba en la pista...
Sí. Han sido siete meses y medio hasta competir. No sé si algún deportista lo ha conseguido en este tiempo... Los médicos me decían que para volver al alto nivel necesitaba un año. Le he dedicado a la lesión unas diez u once horas diarias. Ocho de entrenamiento más luego fisio. Han sido días agotadores tanto para mí como para mi equipo. He entrenado más ahora que cuando estaba bien. A los cinco días mi entrenador me dijo que cogiera una raqueta y que me iba a sentar en una silla con la pierna en alto. Trabajamos el movimiento donde me lesioné. Quería que reviviera ese momento a cámara lenta para que no le tuviera miedo. Al final es un movimiento que voy a tener que hacer en pista.
¿Es verdad que la han frenado en la recuperación?
En algunos momentos sí porque no tengo ese control del dolor. Voy más allá del límite. Escuchábamos a la rodilla y si marcaba límites teníamos que parar. Quizás la rodillera me la podría haber quitado a los dos meses, pero el fisio prefería a los tres para recordarme a mí misma la operación.
¿Qué ha sido lo más duro?
El día a día. Que vengan a la cabeza esos miedos e inseguridades. Pensar que estoy dedicándole tanto tiempo y no saber si me merecerá la pena, si volveré a ser la misma de antes.
¿En qué punto está?
Sinceramente me encuentro en un muy buen estado de forma. Llevo muchos meses entrenando, volví a Madrid, pude empezar en el CAR y ahora competiré en Dinamarca. Puede imaginar las ganas que tengo de salir a la pista...
En su reaparición en Vietnam tras la lesión acusó los nervios. ¿Qué objetivo se marca?
A nivel de confianza he tenido bastante tiempo para entrenar cosas que necesitaba mejorar. Llevo muchas fases del juego bastante mejoradas y las quiero poner en práctica. Jugaré contra rivales de nivel top. Quiero ver un poco cómo se da el torneo. Está claro que voy a ir a ganarlo. No sé si lo ganaré, pero no tengo ninguna presión. Voy a poner en práctica todo lo entrenado para ver si de verdad está funcionando. Y tener de nuevo emoción y sensaciones de competición después de tanto tiempo.
¿Le preocupa quizás ahora más la cabeza que el físico?
Son momentos diferentes. El físico no me preocupaba. En lo psicológico siempre tienes dudas y muchos miedos. ¿Volveré a ser la misma de antes? ¿Volveré a ganar algún partido? ¿Volveré a ganar algún torneo? ¿Volveré a ser la número cuatro o la número uno del mundo? Son muchas dudas las que te vienen a la cabeza… Hoy ya no tengo eso. Hemos sufrido todos una pandemia. Además está el aspecto persona, la parte emocional, la pérdida de mi padre... Queda sacar la fuerza para el torneo.
Seguramente los años más duros de su carrera…
Sí. Echando la vista atrás la lesión se queda un poco en una broma. Cuando me lesioné pensé que era lo peor que me podía pasar, pero la verdad es que no. La vida da muchas vueltas y te hace ver otras cosas. Llegaré más fuerte. No tengo duda de que esto me hace crecer y pensar en otras cosas.
¿Cómo va la relación profesional con Fernando Rivas, su entrenador? ¿Sabe usted si es humana, una persona extraordinaria o súperextraordinaria?
(Risas). Aunque parezca que no, siempre he sido humana. La relación es bastante buena. Llevamos trabajando casi catorce años. Como toda relación de pareja, en mi caso de entrenador y jugadora, al final tenemos nuestros altibajos. A través de conversaciones siempre lo hemos solucionado.
¿Cuál es su plan de juego para los Juegos Olímpicos?
Primero Dinamarca y luego quizás hasta enero no vuelva a competir. No nos gusta esta incertidumbre porque somos bastante organizados y meticulosos en la planificación, pero hay que vivir en el día a día e ir viendo lo que la federación mundial va decidiendo. Principalmente nos tenemos que cuidar la salud. Y si se tienen que cancelar y aplazar torneos se tendrá que hacer. El aplazamiento de los Juegos me benefició muchísimo. El momento personal no era el mejor y no me hacía estar centrada al máximo. Tener ese año de margen me hacen tener más claro que quiero ir a conseguir esa medalla de oro.
Es su obsesión...
Sí. Sin ninguna duda. Quiero ir a por esa medalla de oro. Estoy más que preparada. El oro en Tokio y otro en el Campeonato del Mundo en 2021 en Huelva, mi ciudad.
El objetivo que se ha marcado con su entrenador es ser la mejor de la historia. ¿Qué falta para llegar?
Ahora mismo a nivel de campeonatos del mundo creo que soy la mejor de la historia, pero faltaría ese oro en Tokio.
El test de reflejos para Carolina Marín.
¿Cuál es su velocidad máxima de golpeo?
Pues no sé qué record tengo. Alguna vez algún compañero me ha dicho que en algún torneo he golpeado a 370 kilómetros por hora.
¿La rival más dura o la que siempre le complique?
Diría que yo misma, pero bueno, va por etapas... A día de hoy puede ser la taiwanesa Tai Tzu-ying. Antes era la japonesa Nozomi Okuhara.
¿Algún ritual antes de los partidos?
Primero preparo la estrategia con mi entrenador. Luego me gusta llegar unas dos horas antes al lugar, ver algún partido antes para comprobar cómo va el aire del pabellón y luego empiezo el calentamiento. Me pongo mi música, me calienta mi fisio, hago mi calentamiento, el que hago con mi entrenador y luego ya salgo. Para momentos de partido me pongo música pop o reggaetón, música animada. Después, cuando me trata el fisio o en otros momentos, algo más relajado.
¿En quién se fijaba de pequeña?
Yo no he seguido nunca a nadie en bádminton. Hoy sí me fijo en jugadores y algunos golpes, pero no tengo un referente claro. Mi referente siempre ha sido Rafael Nadal. Y no por el tenis, sino por cómo es como deportista y persona.
Igual es adelanterse algo. ¿Ha imaginado su retirada?
¡Uf! Sí, se ha adelantado un poco. (Risas). Está claro que ya no me quedan diez años y ya me va quedando menos tiempo. Todavía no me he planteado qué va a ser de Carolina Marín cuando se retire. Sí tengo claro que quiero ayudar a los jóvenes para que sepan que hay un camino y que en España lo hemos conseguido. Al final el bádminton es mi vida, me lo ha dado todo y no me quiero desvincular de él.
¿En su próxima vida sería jugadora de bádminton o es una vida demasiado exigente?
(Risas). Lo que sí tengo claro es que no sería entrenador de alto nivel como Fernando. Al final he vivido esa etapa como jugadora. Sé que es muy exigente y sacrificada. Tengo claro que entrenadora de alto nivel no sería.