Desaparece el Bilbo Fútbol Sala con 36 años de historia
La entidad vizcaína anuncia su adiós sin rencores, por "la inviabilidad de lograr un presupuesto suficiente" de cara a la continuidad. En 2005 estuvo en la élite.
El Bilbo no es un club histórico al nivel de los grandes transatlánticos del fútbol sala nacional, pero cuando una entidad tiene 36 años, cuidado, mejor andar con respeto. Y de eso hablamos en este caso, un club al que dejan morir instituciones y entidades privadas, que entienden que otras modalidades merecen su atención y lucen más en la foto del periódico, y que por 30.000 euros podía estar compitiendo en la élite femenina. Que la capital vizcaína se quede sin equipo de referencia en fútbol sala invita a una profunda reflexión.
En 1984 nació el equipo de Fútbol Sala Caja Bilbao, con jugadores exclusivamente de la plantilla de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao. Fue el origen de un crecimiento meteórico, con pasos posteriores por la Primera Regional y Primera División Nacional. En 1993, el club se abre totalmente a la sociedad, y sufre una modificación fundamental, sus jugadores ya no proceden en su mayor parte de la BBK y se toma como objetivo ayudar al fútbol sala de base creando un equipo juvenil. José Venancio, una leyenda de este deporte, entró en escena en el banquillo. Eso sí la directiva seguía en manos de la entidad de ahorro vizcaína.
Hasta hoy, cuando el Bilbo, con representante en la Primera División femenina de fútbol sala, ha anunciado su desaparición debido a "la inviabilidad de lograr un presupuesto suficiente para edificar una estructura de club tanto a nivel directivo como de equipo que garantice la continuidad de futuro". En el caso de las chicas han sido 22 años de historia en los que ha sido un habitual en las categorías nacionales al conseguir éxitos tanto en la categoría masculina como últimamente en la femenina.
En su comunicado, los responsables de la entidad admiten que aunque "en un principio la posibilidad de desaparecer era impensable" una vez analizada la situación se han visto "obligados responsablemente a poner fin a un precioso camino deportivo". Cuando la RFEF notificó oficialmente que esta temporada no habría descensos en Primera División el Bilbo "se puso a trabajar en dos posibles escenarios", mantenerse en la máxima categoría o hacerlo en Segunda, "de cara a poder afrontar un futuro condicionado por el plan de profesionalización pretendido por la Federación".
Para continuar en Primera la entidad "consideraba necesaria una reestructuración de la plantilla" y un "mayor compromiso de cara a mejorar el nivel deportivo" después de que el curso anterior el equipo llegara al parón en puestos de descenso con una sola victorias y tres empates en 23 jornadas.
"El compromiso demostrado y las ausencias significativas a encuentros se necesitaba incorporar un importante número de nuevas jugadoras que mejoraran el nivel y que prestaran una mayor dedicación al equipo en una categoría muy exigente, y más ahora en vías de profesionalización", explican. En el caso de renunciar a Primera para hacerlo en Segunda División el club consideraba necesario "incorporar nuevas jugadoras de perfil joven y con margen de mejora y adaptación" con el fin de "mirar con garantías al futuro y adoptar una visión diferente".
Sin embargo, lamentan desde el Bilbo, "ninguno de los dos escenarios ha resultado factible" porque para jugar en Primera "era necesario incrementar sustancialmente el presupuesto" y la búsqueda de patrocinadores para cubrir el presupuesto "no ha sido positiva". Tampoco han podido crear un proyecto en Segunda debido a "la falta de jugadoras y de colaboración para trabajar en unión y fortalecer proyectos existentes que han llegado hasta lo más alto del panorama nacional".
"El deporte de competición, sobre todo si es en categorías nacionales, necesita de deportistas y directivos que demuestren ambición y ganas de colaborar y avanzar juntos. Y a vista de los resultados que nos hemos encontrado, esto en nuestra comunidad no parece posible", zanjan desde el Bilbo.