Una Liga en tres partidos
El playoff de la RFEF para resolver la Liga comienza entre críticas por su formato y la importancia de decidir un título y las plazas europeas.
Vuelve el fútbol sala. El pabellón Martín Carpena de Málaga, que en marzo acogió la gran fiesta de la Copa de España, es el escenario desde hoy de un torneo con formato parecido (tres partidos para ser campeón), pero circunstancias muy diferentes. La RFEF ideó esta manera de resolver el título de Liga (y las dos plazas de Champions) tras una pandemia que no permitirá tener aficionados en las gradas y que, unida a la catalogación de liga no profesional por la vieja Ley del Deporte, ha puesto multitud de obstáculos. El más grave, la falta de igualdad en la preparación por las fases de la desescalada, que ha hecho que este playoff haya sido catalogado como "un solteros contra casados" por Imanol Arregui (técnico de Osasuna) o de "esperpento" por Tino Pérez, homólogo en un Movistar que marchaba líder antes del parón.
Sin embargo, al contrario que en la Liga femenina o el ascenso masculino que también se disputan esta semana en Málaga, en este playoff estarán todos los aspirantes. Y, conscientes de las pocas alternativas que ofrecía la situación, prometen dar el 100%. Esa es la mejor noticia para los aficionados. Porque, si algo han reivindicado los jugadores mientras se gestaba este evento, ha sido su profesionalidad y la convicción de olvidar todo lo demás cuando el balón eche a rodar. Hoy, un Movistar-Jaén, que suele ser sinónimo de espectáculo, y un Barça-Levante, como difícil examen para el defensor del título, dan el pistoletazo de salida a una semana apasionante.
Los porteros, claves por el factor empate
Una norma impuesta en este playoff puede afectar decisivamente al desarrollo del torneo. En caso de empate, el equipo mejor clasificado en la fase regular será el vencedor. No habrá ni prórroga ni penaltis. Una ventaja que intenta así paliar la falta del factor cancha que existe en el playoff normal durante las series. Llevado al extremo, se podría dar el caso de que el Movistar, líder antes de la pandemia, pudiese conquistar el título sin llevarse ningún partido, con tres empates. Siguiendo con ese desarrollo, si Jesús Herrero, habitual meta titular de los madrileños, no encaja goles, su club sería campeón.
"Bueno, si empatamos 1-1 o 2-2 también ganamos, ¿eh?", comenta el portero internacional, que le quita importancia al supuesto: "En todos estos torneos tan cortos la figura del portero es clave, cada error cuenta, y no será diferente".
"Es verdad que esa norma nos carga a nosotros de más presión", asegura Edu, el meta del Viña Albali Valdepeñas, que vuelve al escenario malagueño en el que fue clave para que su escuadra llegara a la final copera. En su cruce de cuartos ante Osasuna, la igualada les valdría para pasar. Sin embargo, lo que más preocupa a ambos, más que la responsabilidad, son las lesiones. "Para un portero es mucho más difícil que para un jugador. Además del tono físico necesitas volver a coger las medidas del campo, de la portería... te notas raro", se sincera Edu. Herrero está de acuerdo: "No hay que entrar a una cancha con dudas, pero es inevitable tras tanto tiempo parado. Ojalá terminemos todos sanos".
Ricardinho, en su último baile
Como si se tratara de Michael Jordan y su último baile con los Bulls, Ricardinho afronta su último reto en el Movistar. Antes de su marcha a París junto a otra leyenda de los torrejoneros como Carlos Ortiz, el seis veces mejor jugador del mundo tiene la oportunidad de despedirse con su 18º título en España. Sin embargo, sus desencuentros con el club están afeando un adiós que debería haber sido por la puerta grande. Sus compañeros han rechazado que el portugués no tenga el compromiso para la cita y todo apunta a que O'Magico estará hoy ante el Jaén a pesar de tener su futuro lejos de la entidad. Un ejemplo de los numerosos casos de jugadores que terminan su contrato el 30 de junio.