El Super Rugby vuelve con público y con Dan Carter
Un Super Rugby especial, limitado a equipos neozelandeses y con el mítico apertura en las filas de los Blues, arranca este sábado.
EI rugby de élite ha vuelto a la palestra en Nueva Zelanda. Allí arrancó este sábado el Super Rugby Aotearoa, la primera gran competición profesional de cualquier deporte con público en los estadios. Los datos epidémicos del archipiélago, en nivel 1 de alerta sanitaria (el más bajo) tras más de dos semanas sin casos nuevos de coronavirus, lo permiten.
Máximo anotador histórico de los All Blacks, con los que ganó los mundiales de 2011 y 2015, su presencia en un equipo que el pasado verano contrató procedente de los Hurricanes a Beauden Barrett, actual 10 de la selección y mejor jugador del mundo en 2016 y 2017, ha generado una ilusión especial en un país ávido de rugby y en sus nuevos compañeros. “Algunos se pellizcan. No saben si darle la mano o pedirle un autógrafo”, contaba el entrenador de los Blues, Leon McDonald, tras anunciarse el fichaje. En cualquier caso, para ver a la pareja en acción habrá que esperar “unas semanas”. Las que Carter, 38 años ya, calcula que necesitará para estar a punto después de varios meses parado.
Formato
El Super Rugby Aotearoa es un invento de la Federación Neozelandesa para que los cinco equipos (Chiefs, Hurricanes, Highlanders, Crusaders y Blues) que juegan el Super Rugby tradicional junto a otros de Australia, Sudáfrica y Argentina rueden a la vez que evitan desplazamientos fuera del país.
Será un formato de liga a ida y vuelta (10 jornadas en total), con punto de oro en caso de prórroga y algunos cambios en las reglas para placadores y placados. Estos últimos, por ejemplo, no podrán gatear una vez placados para tratar de rascar unos metros más y se controlará especialmente que los defensores se retiren rápido tras completar un placaje.
Las restricciones no serán, en ningún caso, tan severas como aconsejó World Rugby en el protocolo anticoronavirus publicado a finales de mayo. Este incluía nuevas normas en melés, mauls o rucks que ligas como la Premiership o este Super Rugby 'ad hoc' se negaron a implantar por considerar que desvirtuaban demasiado el juego.