Frenazo al trote
Apenas 18 horas antes de que el Hipódromo Son Pardo de Palma acogiera el regreso del deporte profesional, el CSD obliga a suspenderlo.
Una comunicación del Consejo Superior de Deportes (CSD) el martes a las 23:50 de la noche impidió que ayer el Hipódromo Son Pardo de Palma de Mallorca acogiera la primera competición deportiva en España tras la pandemia. Allí se habían programado cuatro carreras a puerta cerrada de caballos al trote enganchado, la característica modalidad muy popular en Baleares. A pesar de ser a puerta cerrada, para la organización la cita era importante ya que entraba en el circuito de apuestas PMU al que pertenecen, además de que iba a ser televisada. Entendían que al estar el territorio balear en fase 2 de la desescalada, era algo permitido como se publicó en el BOE, sin embargo, el CSD les aseguró que no podrán realizar carreras hasta la fase 3.
Desde la organización se denunció esta prohibición, ya que en la Orden del 16 de mayo publicada en el BOE, se especifica la posibilidad de volver a reanudar las competiciones deportivas profesionales en la fase 2. Para ello, se había elaborado un estricto protocolo sanitario que se había comunicado al CSD hace más de una semana sin que hubiera respuesta. Esta llegó apenas 18 horas antes de la competición, y para aclarar que debían cancelar la competición. Algo que dejó “perpleja” a la organización, ya que la comunicación no llegó en forma de resolución, sólo de simple correo.
Fuentes del CSD explicaron a AS el motivo de la cancelación, que está basado en una debatida Ley del Deporte por la que sólo son competiciones profesionales la Primera y la Segunda división masculina de fútbol y la máxima categoría de baloncesto masculino. Por tanto, todas las demás no lo son, por lo que no se podrán reanudar hasta la fase 3.
Un varapalo para la organización, que al no tener respuesta del CSD hasta el último momento y considerarse una competición profesional, había llevado a cabo un esfuerzo importante, incluidos exámenes médicos y test PCR a conductores, jueces y personal, la obligación de llevar mascarillas incluso por los conductores que competían, cierre de zonas comunes o continua desinfección de las necesarias para la competición... Todo para retomar esta actividad que en Baleares cuenta con gran tradición e incluso con un importante impacto en la economía local, ya que la cría, cuidado y preparación de caballos es una de las actividades principales en el sector primario de las islas.