Normalidad al trote
Las carreras de trotones, primera competición profesional en España tras el confinamiento. Este miércoles se celebran cuatro pruebas en Palma.
El Hipódromo Son Pardo de Palma de Mallorca se convertirá este miércoles en un símbolo de la progresiva vuelta a la normalidad. En él se celebra la primera competición deportiva profesional en España tras el confinamiento, aprovechando que la isla se encuentra en la fase 2 de la desescalada. Ha programado, desde las 18:30, cuatro pruebas a puerta cerrada de sus características carreras al trote (los caballos, enganchados a carros, trotan, sin galopar) que, eso sí, se llevarán bajo un estricto protocolo de seguridad.
Dicho plan, que se ha comunicado al CSD (hasta ayer, sin respuesta, aunque la fase 2 permitiría la celebración), especifica una serie de restricciones: se competirá sin público, sólo conductores con licencias profesionales, tanto participantes como jueces y personal deberán haber pasado un reconocimiento médico que incluye el test PCR de coronavirus, los conductores tendrán que llevar mascarilla incluso durante la competición, se tomará la temperatura antes de acceder, vestuarios y otras zonas comunes estarán cerradas o serán desinfectadas continuamente... por citar algunas de las más llamativas. La preparación de los caballos durante el confinamiento se ha llevado a cabo de forma gradual, en la mayoría de casos en las fincas de propietarios y preparadores.
Todo para que hoy se pueda celebrar esta sesión de carreras denominadas Premium y que forman parte del acuerdo que la competición tiene desde 2011 como miembro del circuito de apuestas PMU, que permitirá las online (las presenciales en el hipódromo aún no se podrán realizar) y que suponen una gran inyección económica: un día de carreras normal puede llegar a mover alrededor de dos millones de euros en este concepto, de los que reciben el 3%. Aunque en España esta modalidad es casi exclusivamente propia de Baleares (Ibiza y Menorca ya preparan citas próximamente) y puntos de Galicia, goza de popularidad en muchos países de Europa (Francia es la cuna), Sudamérica o Asia.
Para Baleares, además de un reclamo para el sector turístico en el que se basa buena parte de la economía del archipiélago, los caballos son un sustento clave de su sector primario, una fuente de ingresos y de puestos de trabajo.