El doble reto de Maica
La waterpolista abrió ayer su peluquería y el día 11 reanuda en el CAR los entrenamientos con la Selección, después de dos meses sin tocar agua.
El primer día de la "nueva normalidad" de Maica García se desarrolló en una peluquería. La suya, ubicada en Sant Cugat del Vallès y que ayer abrió sus puertas con las medidas de seguridad que ha establecido el Ministerio de Sanidad. "Tuvimos que hacer pedidos de guantes, mascarillas, alcohol, productos desinfectantes... Ha sido una locura. Esta semana será un poco caótica", explica la boya de la Selección. Su hermano y ella se encargan de la gestión de un establecimiento que cuenta con 11 trabajadores en nómina.
En los 15 minutos que dura la conversación en el sillón de su peluquería, el teléfono suena hasta cinco veces. "Tenemos una media de 120 clientes al día, pero ahora recibiremos unos 40. Solamente puede haber un empleado por cada uno de ellos. Con la gente que pide tintes, por ejemplo, hay que esperar entre 40 y 45 minutos", advierte. Una situación, la de las peluquerías, que fue un punto controvertido cuando se declaró el Estado de Alarma y el Gobierno las incluyó entre los servicios esenciales, aunque luego rectificó. "Alucinamos. No lo entendíamos. No hubiera venido ningún cliente y nuestras empleadas corrían un riesgo innecesario. Pero corrigieron rápido", comentó.
Más morena ("tengo terraza en casa y he aprovechado") y sin tanta masa muscular debido a la reducción de horas de entrenamiento ("me he ejercitado en casa, incluso estoy aprendiendo twerking"), Maica aguarda ahora al próximo lunes, día 11, cuando el waterpolo empezará a entrenarse en el CAR de Sant Cugat. Dos meses después, la sabadellense podrá tocar agua. "Desde que era un bebé no estaba tanto tiempo sin nadar. En 2017 me cogí un verano sabático, pero me fui de viaje, en el mar o en la piscina. Es raro, y en casa ¡no tengo ni bañera!", se lamenta, mientras reconoce que "la motivación de los deportistas ha sido una montaña rusa, aunque ahora vemos la luz al final del túnel".
Maica, de 30 años, ha visto cómo los Juegos y el Mundial se celebrarán un año después de lo estipulado. Una decisión "coherente", que a las veteranas les puede suponer un pequeño contratiempo, pero que afrontan con total impulso. "Para aquellas que pensaban dejarlo después de los Juegos y tenían planes, esto les obliga a cambiar, pero todas estamos muy motivadas. Queremos salir más fuertes de todo esto. Esta situación requiere adaptación", advierte una reflexiva Maica: "Esto nos ha enseñado que las cosas llegan cuando toca. No va de un año. Hay que disfrutar día a día".
La Selección, que fue subcampeona del mundo en 2019 y campeona de Europa en enero, llegaba a Tokio con el sueño de disputar la final y pelearle el oro a Estados Unidos. Maica considera que el objetivo sigue vigente y que su máximo rival "está también confinado y sin entrenarse". "Esto no perjudica ni beneficia a nadie", comenta.
El confinamiento le ha traído una mala noticia a la boya y a su club, el Sabadell. La RFEN decidió que el Mataró, líder de la categoría, fuese el campeón. La internacional cree que "no lo ha demostrado hasta el final. No lo considero justo porque nuestra competición se basa en un playoff. Se debería haber anulado". Mientras espera volver a una piscina, Maica, al menos, ha recuperado la otra mitad de su vida profesional. El próximo lunes ya será completa.