Las dos balas de la 'tiraora'
Fátima Gálvez optará en Tokio 2020 a medalla individual y actuará en mixto con Alberto Fernández. Fue quinta en Londres 2012 y cuarta en Río 2016.
Fátima Gálvez tiene como alias en sus redes sociales Tiraora. Porque es andaluza, de Baena (Córdoba), y porque el tiro olímpico es su vida desde niña. "Con cinco años me puse a seguir con mi padre la final de skeet de Barcelona 1992. Me llamó tanto la atención ver a una china ganando a hombres (Zhang Shan, entonces competían juntos en skeet), que le dije: 'Voy a ser tiradora, iré a unos Juegos y seré campeona del mundo'. Todo eso se ha cumplido. Pero me he empeñado en lograr también una medalla olímpica", cuenta veloz en Madrid.
En Londres 2012 fue quinta, en Río 2016, cuarta… "Y ahora a la tercera irá la vencida", advierte Fátima, de 33 años. Se colgó el bronce mundial el año pasado (logró el oro en 2015) y ató su plaza conquistando los Juegos Europeos en Bakú. En Río, mientras por la megafonía sonaba El bueno, el feo y el malo de Ennio Morricone, perdió en la muerte súbita por un solo plato el bronce. "Me dejó un sabor más agrio que dulce", recuerda, pero aprendió: "Antes pensaba en entrar en la final, ahora ya no me basta".
"Hice un cambio radical de arma", relata. Soltó su Perazzi del calibre 12 y cogió una Beretta, y al principio le costó un poco. "Es como el zapato para una persona, tiene que adaptarse perfectamente, es esencial", recuerda, pero los resultados comenzaron a llegar. A fluir los tiros sobre pequeños discos de 11 centímetros de diámetro que dejan estallidos de polvo de colores al ser reventados. Platos que vuelan a más de 100 km/h desde cinco posiciones. Un deporte en el que el temple importa más que el nervio. En el que un tiro impreciso cuesta una medalla.
En Tokio tendrá dos balas (o cartuchos) para resarcirse. El Comité Olímpico Internacional busca paridad de sexos y ha introducido pruebas mixtas. Una de ellas es la de foso, y ahí formará pareja con Alberto Fernández, campeón mundial en 2018 y con quien ganó el Europeo en 2019. "Somos candidatos a medalla y vamos a poner toda la carne en el asador, pero tengo que trabajar con él los tiempos porque es muy rápido y yo más pausada", apunta. A ello se aplicarán.
Fátima no escatimará esfuerzo, porque ha progresado a base de zancadillas. "He sufrido tantos encontronazos a lo largo de 22 años que me considero una luchadora en un mundo de hombres. El ego masculino no soporta que una mujer rompa más platos que él. Es un deporte con una mentalidad cerrada y estrecha que afortunadamente va cambiando", se alegra la Tiraora, con Tokio en el punto de mira.