Sergio García se sube al carrusel del boxeo mundial
El púgil cántabro es cuatro veces campeón de Europa y realizará una nueva defensa ante el aspirante oficial antes de disputar una eliminatoria mundial.
El boxeo llamó a Sergio García (Torrelavega, 27 años) de refilón. “Jugaba a fútbol y unos amigos se apuntaron al gimnasio. Yo me animé por hacer deporte con ellos. Vi que se me daba bien y la bola fue aumentando hasta ahora. Este deporte es mi forma de vida. Trabajo día a día para seguir alcanzando cotas mayores e intentar solucionar el futuro de mi familia”, admite el cántabro, quien el 7 de diciembre logró su cuarto Campeonato de Europa. No hay ninguna duda, es el dominador del peso superwelter en Europa. Invicto en 31 duelos (13 victorias por KO), ahora mira a los campeones mundiales, aunque sin prisa.
El Consejo Mundial de Boxeo ordenó que dispute en 2020 una eliminatoria mundial (la victoria le enfrentaría al campeón) contra el estadounidense Erickson Lubin (22-1, 16 KO). No hay fecha marcada, lo que provoca que se retrase. “Él ha pedido otro combate antes y yo quiero volver a defender mi Europeo”, afirma. Así será, ya que su equipo, Maravillabox, acudirá el 9 de enero a la subasta para intentar hacerse con los derechos de su pelea contra el aspirante oficial, el francés Dylan Charrat (19-0, 5 KO). El púgil no se esconde: “Me gustaría que fuese en Torrelavega, pero no me importaría ir fuera”.
García es consciente de que su triunfo de mayor prestigio llegó en Londres ante Ted Cheeseman. “No ha sido mi rival más complicado, pero sí me ha dado una mayor repercusión”. Ese combate le situó en el mapa mundial... pero menos de dos años antes estuvo muy cerca de dejarlo. Boxear contra Isaac Real en 2017 le salvó. “Ese choque marcó un antes y un después. Cuando te esfuerzas al 100% y no te llega la oportunidad, quieres medirte para comprobar tu nivel. Él en ese momento era el número uno de España y yo estaba el dos. Me encantó enfrentarme con él“, reconoce García, quien además del boxeo es dueño de varias atracciones ambulantes para ferias.
El duelo con Real le acabó abriendo la puerta del Europeo y provocó que el respaldo en su localidad fuese mayor. En su último combate metió 4.000 fans, algo “increíble”. “Sé que mucho del apoyo que tengo allí es por ser deportista de la ciudad. Para mí es un orgullo. También recibo una gran ayuda del Gobierno de Cantabria y del Ayuntamiento. Yo los represento siempre”, admite. Sergio mueve masas en su región y el sentimiento que genera recuerda al de Kerman Lejarraga en Bilbao. Aunque él lo matiza: “En el norte hay más afición ahora porque ha coincidido que parte de la élite estamos en esa zona. Es coincidencia, pero al hablar de Kerman es diferente. Yo le digo que es el Poli Díaz del boxeo y eso es por su carisma, que se tiene o no”.
El cambio de categoría de Lejarraga ha provocado que ambos se puedan cruzar. El cántabro es un hombre sencillo, igual que el vasco, y no le importa hablar de futuro. “Esa pelea es la que más vendería en España. Quizá nos encontremos o no, habrá que ver cómo se va desarrollando todo. Él es mi amigo, pero si surge la oportunidad y los dos podemos lucrarnos lo haremos. Esto es deporte, después todo seguirá igual”.