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RUGBY | MUNDIAL

Japón sonríe al rugby

El Mundial que terminó este domingo ha batido todo tipo de récords de asistencia e ingresos. Beaumont: "Probablemente sea recordado como el mejor hasta ahora".

Japón sonríe al rugby
ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

El rugby apostó por Japón y ha sido una mano ganadora. La Copa del Mundo celebrada allí, la primera de la historia en un país asiático, terminó el sábado y Bill Beaumont, presidente de World Rugby, la Federación Internacional, ya ha afirmado que "probablemente sea recordada como la mejor hasta la fecha".

Con los números en la mano, desde luego que ha sido así. Las cifras hablan por sí solas. Empezando por el poderoso caballero: don dinero. World Rugby se ha embolsado unos 165 millones de libras (algo más de 190 millones de euros), superando en 15 la cifra de Inglaterra 2015.

En cuanto a la asistencia, ha sido prácticamente inmejorable. El dato global es de un 99,3% de la capacidad de los estadios en los 48 partidos disputados, con 1,84 millones de entradas vendidas y 1,13 millones de aficionados en las distintas fanzones, plusmarca histórica. La final, en la que Sudáfrica consiguió su tercer título mundialista a costa de Inglaterra, congregó a 70.103 personas en el Estadio Internacional de Yokohama, lleno absoluto que supera incluso a las algo más de 69.000 que presenciaron la final del Mundial de fútbol de 2002, en el mismo escenario.

Además, el tirón de los anfitriones, que han firmado su mejor actuación histórica llegando a cuartos y ganando en el camino a dos potencias como Irlanda y Escocia, ha enganchado en el país nipón, que ha batido todos sus registros anteriores de audiencias. Precisamente su partido ante los escoceses, en el que se jugaban la clasificación para las eliminatorias, sentó a 54,8 millones de personas frente al televisor y tuvo un share del 53.7%.

Inmateriales son las elevadísimas cotas de hospitalidad que ha mostrado el pueblo japonés con sus visitantes, dejando imágenes curiosas en las gradas como un grupo de aficionados nipones cantando el himno samoano antes de un partido. Beaumont también resalta ese aspecto: "El éxito de este torneo ha estado personificado en la calidez y pasión de la gente de Japón. Se habla mucho del futuro de su selección y haremos todo lo posible para apoyarles en su acceso a competiciones de mayor nivel que las que disputan ahora".

Hay que mencionar también la capacidad organizativa mostrada cuando, en la tercera semana de torneo, el tifón Hagibis, uno de los más violentos en 60 años, azotó al país. Más allá de la discutible decisión de World Rugby de cancelar varios partidos, algunos potencialmente determinantes en el devenir de la competición, la organización pudo sacar adelante el Japón-Escocia en un estadio, el de Yokohama, que horas antes del encuentro estaba anegado.

Para próximas ediciones, Beaumont también afirmó que habrá mejores en el proceso de selección de las sedes. Y no se descartan "cambios en el formato", incluido un aumento del número de participantes (podría pasar de 20 a 24), como anunció el director del torneo, Alain Gilpin. Gilpin también aseguró que ningún jugador ha fallado un control antidopaje durante la cita.

Los Springboks, protagonistas en los premios anuales

Aprovechando el tirón, este domingo se celebró en Tokio la gala anual de World Rugby, donde se entregaron los premios a los protagonistas de la temporada. Se llevaron varios, no podía ser de otra manera, los Springboks campeones del mundo. Ellos acapararon los principales galardones: al Mejor Equipo, Mejor Entrenador (Rassie Erasmus) y Mejor Jugador (Pieter-Steph Du Toit).

En el resto de categorías, fueron premiados los ingleses Wayne Barnes, Mejor Árbitro, y Emily Scarratt (Mejor Jugadora); los neozelandeses TJ Perenara, autor del Mejor Ensayo, y Ruby Tui, Mejor Jugadora de seven; los franceses Bernard Lapasset, premio Vernon Pugh al servicio distinguido al rugby, y Romain Ntamack, Jugador Revelación; el irlandés Jamie Heaslip, Mérito Especial; la ciudad japonesa de Kamaishi, sede del Mundial años después de quedar anegada por un tsunami, Premio al Carácter, y el fiyiano Jerry Tuwai, Mejor Jugador de seven.

Además, se hizo oficial la incorporación al Salón de la Fama del rugby de los neozelandeses Richie McCaw y Graham Henry, el japonés Shiggy Kono, el sudafricano Os du Randt, el uruguayo Diego Ormaechea, y el samoano Peter Fatialofa.