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ESQUÍ

Blanca Fernández Ochoa: la primera medallista española en los Juegos Olímpicos

La esquiadora de Cercedilla, hermana del oro olímpico Paquito Fernández Ochoa, ha sido hallada sin vida este miércoles en La Peñota a los 56 años.

Blanca Fernández Ochoa posa tras ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpìcos de Invierno de Albertville 1992.
Blanca Fernández Ochoa posa tras ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpìcos de Invierno de Albertville 1992.PEPE ANDRÉSDIARIO AS

“La primera mujer en la historia que gana una medalla olímpica, es alucinante ¿eh?”, decía Blanca Fernández Ochoa (Madrid, 1963), la mujer que ‘rompió la nieve’ . Ese era el eslogan publicitario de TVE para celebrar su bronce en eslalon de los Juegos de Invierno en Albertville (Francia) 1992, el primer podio olímpico de una mujer española y la segunda medalla en la historia de España en la cita invernal tras el oro de su hermano Paquito en Sapporo 1972. Una historia única, la de una pionera que lanzó en esos momentos el precario deporte femenino... antes del boom de Barcelona 92.

Blanca nació en Carabanchel hace 56 años y era la pequeña de ocho hermanos. Vivió la nieve desde niña, porque sus padres fueron contratados en la estación de Navacerrada. Su padre era el gerente de la escuela de esquí y su madre, la cocinera. Ellos vivían en Cercedilla y su hermano Juan Manuel la ‘engañó’ un día para ir a una competición. “Me tiró allí y quedé cuarta o quinta. No me fue mal”, decía la esquiadora, que tenía ocho años cuando en su casa oyó gritos a las cinco de la mañana. “Creíamos que había fuego, pero gritaban oro, oro”, contaba. Era que su hermano Paquito había ganado en los Juegos de Sapporo en 1972. 20 años después ella repetiría la gesta en Albertville y a día de hoy sigue siendo la única mujer que tiene un podio olímpico de invierno.

Se entrenó en Baqueira Beret, en el Valle de Arán, donde mejoró a nivel técnico hasta convertirse en una de las mejores esquiadoras del mundo. “Me decían, esta es la enchufada, la hermana de…”, relataba la esquiadora, que se fraguó su propia historia en los Juegos de Calgary 1988. En un tiempo en el que el deporte español estaba en fase primaria, Blanca acabó primera la manga inicial del gigante. “La pista, la nieve era perfecta para mí”. Con las expectativas por los cielos, salió y se cayó al suelo. Fue un batacazo, pese a que también hiciera quinta en eslalon. Y se puso un plazo de cuatro años más. Otros Juegos.

Llegó Albertville y se repitió la situación. Blanca fue segunda en la primera manga del eslalon. Para la siguiente ronda no quería distraerse. “Todos mis hermanos estaban: habían cerrado las tiendas de deporte para venir a verme. Hacían más ruido que todos los suizos juntos. Llevaron banderas, capotes, montaron una en la meta... Aquello fue... no sé cómo explicarlo: me dieron alas. Y eso que yo estaba muy asustada”, contó Blanca que aseguró en la bajada y llegó al bronce. Había hecho historia para el deporte olímpico.

Tras aquella medalla hizo competiciones en Narvik (Noruega) y Sundsvall (Suecia) y después fue recibida a lo grande en Barajas por gente de Cercedilla y de media España. Luego hubo fiesta en su pueblo. La ocasión lo merecía. Esa misma temporada, con 29 años, el bronce olímpico y cuatro victorias en Copa del Mundo, colgó los esquís en el Campeonato de España de Baqueira Beret. Las lesiones ya le habían castigado mucho: “Tuve siete operaciones, tobillo, rodillas, me había roto todo”.

Una vez retirada tuvo un cargo en el CSD, fue madre dos hijos, David y Olivia, que los dos se han dedicado al deporte, siendo ella internacional de rugby en siete y en XV, y confiesa que terminó “saturada del esquí”. Otra de sus grandes aficiones era jugar al golf. Siempre sonriente, Fernández Ochoa fue la mujer que llevó el esquí a las televisiones, la primera medallista olímpica de la historia. A los 56 años ha fallecido.