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SALTOS | GWANGJU 2019

Celia, la ‘teleco’ que salta por diversión desde 20 metros

Participará desde este lunes en los saltos de gran altura en Gwangju con el reto de entrar en la final. “Me ha traído aquí la diversión, vivimos como una familia”, dice.

Corea del Sur
Celia Fernández.

En el corazón de Gwangju se ubica la Universidad de Chosun, un complejo grande con campo de fútbol y de hockey hierba, con varios edificios modernos y unas praderas enormes. Un santuario de la educación en la ciudad coreana, la sede desde este lunes de los saltos de gran altura. Esta vez los saltadores no competirán con el habitual decorado acuático, ya sea del Mar Mediterráneo o de los rios que atraviesan las ciudades, como en Barcelona, Kazán y Budapest. El cubículo se ha instalado en una estructura desmontable, lo que hace menos atractivo el paisaje, aunque igual de emocionante la competición.

España tendrá una representante. Celia Fernández debuta en unos Mundiales con el objetivo de participar en la final. Hay 14 saltadoras y ella debe quedar entre las 12 primeras. Un reto “puede conseguir, de hecho podemos intentar ser top-10”, cuenta Agustín Sánchez, su entrenador. Para Celia, todo le ha ido “rodado” en este mundo, después de decidir hace cinco años dejar atrás la gimnasia artística y pasarse a los saltos de trampolín. “Después de ese cambio, estuve un año y medio viviendo en Macao y participando en un espectáculo del estilo el Circo del Sol. Saltaba desde 17 metros, así que decidí probar en el circuito Red Bull y llevo dos años participando en la Copa del Mundo FINA”, explica.

La historia de Celia, licenciada en Telecomunicaciones aunque ahora trabaja como comercial en una empresa farmacéutica, ejemplifica otra rama del deporte, la de la diversión y socialización y no la de la alta competición. “Con 11 años, me vino a buscar la selección española de natación artística para que entrara en el equipo. Eso requiere ir a vivir a un centro de entrenamiento. Les dije que no... Y eso me ha ayudado a seguir con el deporte, porque la mayoría de mis ex compañeras ahora no quieren oir hablar de gimnasia”, cuenta.

Con ese espíritu aventurero que la he hecho estudiar en varios países, se topó con los saltos de gran altura, lo que ella define más que un deporte, como “un show”. “No hay competitividad. Todos nos animamos y nos llevamos bien, somos una familia. Estoy aquí por diversión, incluso entre competición y competición nos quedamos en casa de algunos saltadores”, comenta.

Aunque reconoce que aún siente vértigo cada vez que sube a esos 20 metros, considera que saltar desde esa distancia no requiere un grado de locura, sino demuestra ser una persona “con una gran fuerza mental, capaz de vencer sus miedos y no estar segura de que saldrá bien”. Y con ese aplomo ese lunes empezará la participación en su primer Mundial.