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AGUAS ABIERTAS | GWANGJU 2019

María Vilas: regreso a la elite tras salir de “la burbuja”

La nadadora gallega competirá, junto a Paula Ruiz, en los 10 kilómetros aguas abiertas este domingo. Dejó la competición después de Río 2016.

Corea del Sur
María Vilas, en Gwangju.
Ricardo Barreda.

Cuando María Vilas estaba en el vientre de su madre, su padre, patrón de pesca, se apresuró a faenar y regresó a casa, contra viento y marea, para llegar a tiempo y ver nacer a su hija. Lo consiguió y desde ese instante la joven de Riveira (A Coruña) tuvo una estrecha relación con el agua y el mar, pues creció viendo a su padre salir cada dos días de casa a lugares tan lejanos para ella, que era una niña, como Marruecos o Mauritania.

“El mar forma parte de mi vida”, cuenta ahora desde el Parque Oceánico de Yeousu, a 150 kilómetros de Gwangju, donde se celebran los Mundiales de Natación. La gallega participará en la prueba olímpica, los 10 kilómetros, junto a la malacitana Paula Ruiz. Esta cita supone para Vilas la vuelta a la competición después de dos años de desconexión. O como ella lo define: “Quería sobre todo salir de la burbuja del deportista de alto rendimiento. Lo necesitaba después de años muy duros para clasificarme para Río. Quería saber y sentir la realidad de lo que es la vida, conocerme a mí misma. Y estoy muy agradecida con todo lo que me ha ocurrido en estos dos años”.

Siendo aún adolescente, Vilas dejó su tierra y se fue a vivir al CAR de Sant Cugat para formar parte del programa de entrenamiento de Fred Vergnoux, con Mireia Belmonte a la cabeza. Una exigencia muy alta, un ritmo frenético de entrenamiento. Y eso la llevó a clasificarse para Río y a ser bronce en el Europeo de Londres de 2016 en la prueba de 1.500 metros. Pero después de la cita brasileña, en la que participó en los 400 estilos y los 800 libre (19º), hizo borrón y cuenta nueva.

María Vilas.
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María Vilas.

Vilas decidió dejar del deporte y ponerse a trabajar en Madrid. “Estuve en el Decathlon, tenía un piso y supe lo que es la vida. Poco a poco, seguí nadando pero de una forma recreativa, sin presión, y me volví a meter en este mundo pero de otra manera. Ya en 2015 había probado aguas abiertas y decidí aventurarme”, comentó.

Y todo ha sucedido muy rápido en este tiempo en el que Vilas ha vuelto a reengacharse con el deporte que le enamoró siendo una niña. “Antes de empezar este año no esperaba estar aquí”, destaca, porque hace poco que Vilas inició una preparación más exhaustiva y se ha ido marcando los objetivos “uno a uno”. “Volver a la rutina no fue fácil, aunque la forma física la cogí rápido”, apuntó, totalmente regenerada, de nuevo competitiva y con opciones de pelear por otra plaza olímpica.

La prueba de aguas abiertas se celebra en aguas saladas, un entorno que, a miles de kilómetros, seguro que le trae los mejores recuerdos de niñez (domingo, 1:00).