Corea del Norte da plantón y no compite en Gwangju
En el Mundial de Budapest del año 2017, el país asiático fue representado por un total de 25 nadadores y llegó a conseguir dos medallas.
El país anfitrión lo intentó hasta el último día, pero las dos Coreas, la del Norte y la del Sur, no competirán cara a cara en el Mundial de Gwangju que arrancó ayer. Bajo el lema “Sumérgete en la paz”, Corea del Sur tenía como objetivo normalizar las relaciones entre ambos países, enfrentados desde la mitad del siglo pasado por conflictos políticos, pero los mensajes no han tenido retorno. Nadie del gobierno encabezado por Kim Yong Un confirmó la participación de sus atletas, un plazo que expiró tras la disputa de la primera jornada.
La natación norcoreana sí había participado en los dos últimos Mundiales, celebrados en Kazán (Rusia) y Budapest (Hungría), a los que acudió con una expedición que alcanzó los 25 deportistas en todas las disciplinas y en el último campeonato obtuvo dos medallas. En 2015, Tiny Kim Kuk-Hyang se convirtió en la primera mujer en conseguir un oro en la prueba de saltos de plataforma de 10 metros. Esta decisión no argumentada de ausentarse pese a tener equipo contrasta con los pasos que están dando ambos países por estabilizar sus relaciones a través del deporte.
Entre 2018 y 2019, las dos Coreas han mostrado su voluntad de presentar de manera conjunta una candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de 2032 (a los que también podría aspirar Madrid por impulso del nuevo alcalde, José Luis Martínez-Almeida) también para albergar junto con Japón y China el Mundial de Fútbol de 2030 e, incluso, la selección de balonmano ha competido con una mezcla de jugadores de ambos países en el reciente Mundial. En los Juegos de Invierno de Pyeongchang, en el Sur, los dos países desfilaron unidos y el equipo de hockey femenino fue mixto. Ahora, los trabajadores del campeonato rehúsan hablar de Corea del Norte cuando se le pregunta por esta decisión.
La voluntad de unir deportivamente a las dos Coreas no es nueva. El Comité Olímpico Internacional (COI), en aquel momento presidido por el español Juan Antonio Samaranch, ya intentó que los Juegos de Seúl, de 1988, estuvieran también coorganizados por Corea del Norte. Se celebraron varias reuniones pero finalmente no se llegó a un acuerdo, incluso hubo un atentado aéreo que acabó con la vida de 115 personas (entre ellos, dos diplomáticos surcoreanos) e implicaron supuestamente a Corea del Norte en la elaboración.
Treinta y un años después de aquel espinoso episodio, Corea del Norte no acude a Gwangju y pierde la oportunidad de que, de nuevo, el deporte sea un punto de unión entre los países.