EI Complutense Cisneros, pieza troncal del rugby español, será también protagonista de la final de Copa en su 75 aniversario. Desde que se creara en 1943 el Colegio Mayor que da nombre al club, este "sigue siendo una escuela de valores", defiende su presidente, Gonzalo Barbadillo. Siempre ligado a la Universidad Complutense, ha estado en la génesis de la Liga Nacional primero y de la División de Honor después. Ahora es un mastodonte con Escuela, Fundación, Academia y entre 600 y 700 jugadores. "Y sin perder nunca la esencia", alega el director deportivo, Daniel Vinuesa. "Que es entender el rugby como un complemento a la formación del individuo", añade.
No se entiende el rugby en la piel de toro sin el club colegial. Y Barbadillo es consciente: "Pocos clubes pueden presumir de tener tanta historia detrás. Una muy bonita además, ligada al mundo universitario y a la Complutense".
Su modelo prima el producto nacional sobre el extranjero. Y aun así los chicos sobreviven en División de Honor y la sección femenina, que arrancó a principios de los 90, ha jugado las semifinales ligueras esta temporada. Eso les enorgullece. "Es una satisfacción ser un trampolín y que la gente cuando viene a Madrid a estudiar nos llame para jugar aquí", comenta José Manuel Lorite, uno de los vicepresidentes, que espera que "eso no se pierda si el rugby español se profesionaliza": "A los 100 años nos gustaría tener el mismo Cisneros. Un club formador y familiar". Barbadillo coincide: "Si el rugby avanza definitivamente en la profesionalización veremos cómo casa con el modelo. De momento somos escépticos".
Yendo ya a lo que es la organización de la final, Ignacio Rodríguez-Guerra, de la junta directiva, confiesa que "será una fiesta y habrá sorpresas": "Están invitados del primero al último de los españoles". Juan Pedro Brolese, director general, dice que "es un lío tremendo" y agradece las ayudas en ese sentido: "Nos llaman clubes de Madrid para ayudar y nos gratifica mucho. Tenemos el privilegio de ser los anfitriones".