"Dedico 7 horas diarias a mis caballos y yo los transporto"
Beatriz Ferrer-Salat, la mejor española en doma, prepara otra participación olímpica con un caballo joven, 'Excelence', que jubilará a 'Delgado'.
Usted mantiene un idilio con Madrid Horse Week: participa cada año y siempre gana (el domingo ganó la prueba de doma de la Copa del Mundo).
Me encanta Madrid y me gusta participar en esta competición que organizan unos buenos amigos míos. Este año además tenía el aliciente de disputarse por primera vez una competición de la Copa del Mundo.
En un deporte mixto como el suyo, es la única mujer en la Selección, y el único español con dos medallas olímpicas.
Me tratan bien mis compañeros en la Selección. Y sí, tengo dos medallas entre cuatro Juegos Olímpicos en los que he disputado; además, fui suplente en otro.
¿Ya está preparando el de Tokio?
Aún no tengo plaza. Conseguimos la clasificación por equipos con el sexto puesto en los Mundiales Ecuestres, pero el billete es para España. Luego, en su momento, se decidirá quienes van entre los que mejor estén. Somos cuatro o cinco jinetes por las tres plazas.
Es decir, empieza la cuenta atrás para ustedes. ¿Cómo se prepara?
La vida para nosotros, los profesionales del caballo, no es tan fácil como se cree. Por ejemplo, cada día me levanto a las cinco y media para dar de desayunar a mis caballos, porque necesitan comer casi dos horas antes de empezar los entrenamientos. Y luego les dedico una hora a cada uno de los siete a los que monto. Por la tarde doy clases, y tres días a la semana hago preparación física; no es lo habitual en la doma, pero yo sí me cuido de esa manera.
¿Por qué ha decidido vivir en un pueblo de Barcelona cuando los mejores se entrenan en los países de centro Europa?
Quería volver y tener a mis caballos aquí. Elegí un pueblo donde pudiese tenerlos y entrenarlos, salir al campo a montar, y que tuviese buena combinación para viajar con ellos.
¿Cómo hacen los viajes?
Yo les transporto. Tengo el permiso para conducir camiones de 18 metros y remolques. Entre la moza y yo nos apañamos. Los caballos son muy delicados, pero se portan bien; están acostumbrados al ruido.
¿Qué es la peor experiencia que ha tenido en la doma?
Pongamos dos: una, cuando se me lesionó Fabergé en los Juegos de Pekín, que es peor a no ir; y otra, cuando se me murió un caballo en la vuelta de una competición.
¿Y lo mejor?
Para mí, cuando empezamos a ganar medallas en los Juegos Mundiales, que fue antes que la plata y el bronce olímpicos en Atenas.
¿Podemos volver a ganar medallas olímpicas?
Es muy difícil. Actualmente hay tres países que están por encima por la calidad de sus caballos, Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos. Luego hay un grupo que estamos ahí. En la doma es tan importante un buen caballo como un buen jinete.
Su caballo, Delgado, ya es un veterano. ¿Irá con él a Pekín?
Tiene 17 años, una edad ya avanzada para la doma. Para Pekín tengo a otro caballo, Excelence, al que tengo desde los tres años, y al que preparo desde los cuatro. El Tokio tendrá once. Cuando le compré me gustó por su movimiento y por lo que veía que podía llegar a ser.
¿Su apellido le ha ayudado o ha sido un hándicap en su carrera deportiva?
Estoy encantada de ser Ferrer-Salat, pero hubo un tiempo que se cuestionaba mi trabajo por ser la hija del presidente del Comité Olímpico Español. Desde ese punto de vista sí se puede decir que fue un hándicap en su momento.