La golfista "sonriente" que entrevistó a Seve Ballesteros

Celia Barquín (Santander, 1996) era una firme promesa del golf español. Hace dos meses, en Eslovaquia se había proclamado campeona de Europa amateur, Carlota Ciganda o Belén Mozo… después golfistas de nivel mundial. Como ellas, dio el salto a Estados Unidos, a la prestigiosa NCAA universitaria en la que se cita lo mejor del futuro del golf. En Iowa State había sido nombrada Deportista del Año y ultimaba el proyecto de fin de carrera tras graduarse en Ingenieria Civil.

“Se encontraba en el mejor momento de su carrera, había ganado el segundo torneo más importante universitario de EE UU y tenía un margen de progresión espectacular, con esa determinación que diferencia a los deportistas que quieren triunfar de los que no”, contaba Nacho Gervás, director técnico de la Federación Española en el Centro Nacional de golf en Madrid en el que las banderas estaban a media asta y había un ambiente raro, de un halo de tristeza para la familia del golf.

“Era una chica sonriente, buena compañera, muy risueña y sin problemas con nadie”, añadía Gervás, que estuvo con ella en ese título europeo de Eslovaquia. Además, en 2018 había jugado el US Open tras pasar una dura calificatoria y superó la primera fase para entrar en el LPGA, el prestigioso circuito profesional americano. “Ya nos habíamos reunido para ver qué pasos dar para pasar a profesional, la idea era que se hiciera en marzo”, dice Gervás.

En el hall de ese Centro Nacional estaba también Mabel Pascual de Pobil, capitana de los equipos femeninos de España. “Celia era una chica muy especial, alegre e inteligente. No pasaba desapercibida, tenía las ideas muy claras. Podría ser individual en el trabajo, pero en el momento de las risas era la que más se reía y disfrutaba”, relata Mabel, notablemente afectada: “Era una chica brillante, muy inteligente. Compaginó el deporte con una ingenieria, algo que las universidades no aconsejan, pero seguro que ella los convenció para que le dejaran. Y lo consiguió”.

De Puente San Miguel, cántabra como Seve Ballesteros, ganó el premio El País de los Estudiantes de 2011 con una entrevista al Genio de Pedreña. Luego estuvo en la Blume, en 2014 se fue a vivir el sueño universitario de Estados Unidos. “Iba a llegar lejos, porque labraba poco a poco su camino, era muy fuerte a nivel mental y si tenía alguna carencia en el juego, la mejoraba. Comenzó a pegar más fuerte a la bola y a ser muy consistente”. El futuro era de Celia Barquín. Tenía sólo 22 años…Injustísima tragedia.