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WATERPOLO

David Martín, la historia que empezó con el señor Paco

El actual seleccionador, clave en la Selección masculina que hoy juega la final del Europeo ante Serbia, empezó con sus hermanas una saga de éxito en el waterpolo.

David Martín.
GORKA LEIZA

La última vez que la Selección masculina de waterpolo peleó por un oro fue en la final del Mundial de Roma de 2009 ante Serbia. El 6-6 con el que se acabó el partido dio paso a la prórroga. Guillermo Molina, de un violento lanzamiento, hizo el 7-6. España tuvo la oportunidad de abrir brecha. El veloz David Martín nadaba en busca de la portería defendida por Soro. A su derecha, le acompañaba el boya Xavi Vallès y un jugador serbio. Pero España no supo resolver ese dos contra uno. David dudó si lanzar o pasar. Apostó por lo segundo y, finalmente, Serbia interceptó el balón e instantes después empató (7-7). Tras los penaltis, la Selección masculina guardó las lágrimas después de perder 14-13, pero se fue a casa con una plata de mérito. Desde entonces, aquella generación serbia ha subido a nueve podios y España a ninguno.

Ahora de seleccionador, David Martín ha logrado con un renovado equipo superar las semifinales y pelear este sábado por una nueva medalla ante Serbia (Teledeporte, 22:15). La historia de la familia Martín está ligada al waterpolo gracias a tres hermanos que han abierto una puerta hasta ahora desconocida en sus genes. Jesús es el mayor (1971), ex jugador y ahora exitoso técnico del Atlètic-Barceloneta; Belén es la mediana (1973) y fue integrante de la selección femenina de waterpolo que quedó semifinalista en el Europeo de Sevilla de 1997; y David es el joven (1977) y el que más ha triunfado, primero como jugador (tres medallas internacionales) y ahora alcanzando el cargo de seleccionador. Jesús tiene una hija que juega a waterpolo y la acaba de becar el CAR de Sant Cugat, mientras que su hijo también practica el deporte del balón amarillo. El hijo de Belén duda si pasarse al fútbol o seguir con el waterpolo. Y Enzo y Yago, los mellizos de siete años de David, se apuntarán esta temporada a practicar el deporte de su padre en el Atlètic-Barceloneta.

El waterpolo les llegó de casualidad en la escuela

Todos ellos se criaron en el colegio Liceo Pàlcam, junto al Hospital de Sant Pau, en Barcelona. Una escuela que tenía una piscina y un acuerdo con el Atlètic-Barceloneta. Jesús, o Chus en el agua y fuera de ella, fue el primero en nadar y despuntar. Sus padres no tenían ningún tipo de relación con los deportes de agua. El señor Paco, así se conocía al profesor que daba clases de natación en el colegio, vio las cualidades del mayor, le hizo una prueba y lo llevó al club marinero. "Luego fuimos todos de golpe. Mis padres querían que estuviéramos juntos", recuerda. "Yo empecé a nadar con tres o cuatro años", añade David, a quien no le dio por el waterpolo hasta los 15. Lo suyo fue una progresión meteórica. "Tenía un entrenador de natación que se llamaba Dani Bonet, nuestra relación eran muy buena, pero se fue. En ese momento me pasé al waterpolo. En un año estaba en el primer equipo, cuando llegó Quim Colet de entrenador", destaca.

David Martín.
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David Martín.Enric Fontcuberta

Ese rápido aprendizaje de David es una de sus virtudes, según relata su hermano mayor: "David siempre fue más travieso, bromista y un poco rebelde. Yo era más tranquilo". Y la rebeldía es la gran causante de su capacidad de adaptación. "Siempre fui el más bajito (mide 1,77 metros). En los Juegos mis compañeros me decían que era el más pequeño de todos los waterpolistas. Yo hablaba con Felipe y Kiko Perrone para ponerme a su lado en las presentaciones antes de los partidos, así pasaba más desapercibido… Si me colocaban junto a Xavi García o Molina, malo, eran muy grandes", explica David, quien no tuvo un camino fácil para llegar a la Selección. "Para mí David es una gran referencia. Vivió con la mejor generación que hemos tenido en España, con los campeones del mundo y olímpicos, pero él siempre se quedaba fuera de los grandes torneos. Se entrenaba todo el verano para luego ser descartado. Eso es muy duro. Pero tuvo la entereza y la fuerza para no rendirse hasta que se hizo un hueco y estuvo muchos años en la Selección", narra Chus. "Me adapté. En la vida debes adaptarte. Nunca me quejé y trabajé".

De 2002 a 2013, Martín ganó tres medallas con la Selección y fue capitán del Atlètic-Barceloneta. Lo de ser entrenador lo lleva en la sangre y ha sido esa inteligencia táctica su mejor receta para sobrevivir en la elite del waterpolo. "Hay un tipo de jugador que siempre piensa en el partido, y en el cómo de las jugadas y en qué hace el rival. Mi trabajo en el equipo era sucio, pero tácticamente era bueno. Mis condiciones físicas no eran brutales. Luego jugué con estrellas mundiales y aprendí de todos. Me iba a casa y analizaba los partidos. Cuando eres capitán hablas de cosas tácticas con el entrenador, aprendí de Santi Fernández o de Rafa Aguilar, también del griego Rupakas y de mi hermano, que me dio una masterclass", analiza David.

Con su hermano vivió su primera experiencia en los banquillos en el Barceloneta. "Siempre nos hemos dicho las cosas a la cara. Y eso nos fue bien para mejorar. No siempre pensábamos lo mismo", recuerda Chus. Y no les pudo ir mejor. En 2014 ganaron la Euroliga en las piscinas Picornell. Un año, pese a ese triunfo, funesto. En marzo, su padre falleció de una enfermedad.

El equipo español.
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El equipo español.Rodolfo Molina

Del agua al cielo de las Picornell

"Mi padre fue una persona honesta y honrada, que nos demostró que en la vida las cosas se consiguen con trabajo y humildad, y hay que ser buenos con la gente. Nos ayudó mucho en el deporte. Murió en marzo de 2014, tres meses antes de que jugáramos la final de la Euroliga en las Picornell, fue duro y el equipo sacó toda la fuerza que tenía para darnos una alegría", comenta David. "Mi hermano y yo siempre comentamos que él nos está ayudando desde el cielo, porque desde que se fue hemos vivido grandes experiencias como entrenadores. Después de cada partido nos acordamos de él. Cuando ganamos a Italia en semifinales miré al cielo, es algo instintivo, porque estaría muy orgulloso", relató. Su padre Jesús padeció una enfermedad pero nunca abandonó su pasión por ir en bicicleta. "Nos dio una lección de vida", comenta Chus. "Nuestro padre trabajó muy duro para tener una gran familia", explica.

Después del triunfo en la Euroliga y del fallecimiento de su padre, a David le llegó el cargo de seleccionador júnior, la dirección técnica de la Federació Catalana y ahora la Selección absoluta, a la que accedió en enero de 2017. Es amigo de muchos de sus jugadores, con los que compartió vestuario, y ha sido el técnico júnior de otros. "Para ser líder debes tener empatía. No debes tratar a todos de la misma manera, eso sería un error", proclama. Estudió psicología e hizo cursos de coaching. "Y seguiré formándome, si no, no avanzas". Ese es David, el ejemplo de que los pequeños también pueden ser gigantes. "Lo que vivimos en semifinales fue muy bonito, y estaba mi madre en la grada. Esta piscina les trae muchos recuerdos a la familia Martín, y ojalá que podamos lograr el oro y que mi hermano puedo dedicárselo a nuestro padre". David busca en el agua volver a mirar el cielo de las Picornell.