Jon Rahm arranca con firmeza y personalidad el British Open
El de Barrika arrancó con 69 golpes (-2) a tres golpes del líder Kevin Kisner (-5). Campillo hizo +1, Cabrera Bello, +3 y Sergio García terminó con +4.
Jon Rahm arrancó fuerte la primera jornada del British Open en Carnoustie, un campo en el que cada golfista puede jugar a su manera. Sólo hace falta ser creativo y efectivo. El vizcaíno prometió hacer uso de su driver, palo que muchos golfistas reservan en el links escocés, pero al que Rahm le sacó el máximo partido en los 18 hoyos iniciales de un campo seco, de hierba quemada por un sol inusual en las Islas Británicas, y cerró con -2, octavo a tres golpes del líder Kevin Kisner, un estadounidense que maneja bien hierros medios y putts, dos ingredientes claves en la cita.
La versión 1.0 de Rahm en este British, el segundo de su vida (tiene 23 años), es la de un jugador tranquilo, confiado en su juego y paciente ante las oportunidades que le brinda Carnoustie como los birdies que marcó en el 3, 5, 6 y 14. También supo reponerse a dos bogeys. "Estoy más cómodo pegando con el drive, aun sabiendo el riesgo de no entrar en calle. Un gran error en otros grandes fue haber planeado los golpes según me decían otros compañeros. Pensaba demasiado y cambiaba mi estrategia", contaba Rahm, que mostró un lenguaje corporal positivo durante sus 69 golpes. Es un golfista con personalidad propia. Y muy fuerte. En Carnoustie ha decidido no reprimir nada.
Rahm fue el mejor de los cuatro españoles que salieron del tee del 1 (finalmente Otaegui, primer reserva, no entró) y le siguió Jorge Campillo con +1, un extremeño de 32 años que viene jugando muy bien y no se achantó para nada en su debut en un grande. Más lejos estuvo Rafa Cabrera Bello que tuvo un arranque más dubitativo y firmó +3 en la jornada inicial. Y tampoco anduvo fino Sergio García que terminó su vuelta en +4 y le tocará remar. El de Borriol nunca ha fallado el corte en Masters, US Open y British Open en un mismo año.
Pudo ser el día de Tiger Woods que salió lanzado a comerse Carnoustie y llegó a -2, pero se topó con los búnkers, la gran defensa del campo que le frenó hasta dejarle en el par del campo. El Tigre sigue muy vivo y dio signos de que puede estar arriba. Ahora toca rubricarlos, igual que Rahm.